por Eliseo Sequeira, desde Montevideo
Creo que no hay ningún uruguayo que la crisis económica actual no lo retrotraiga a la sufrida por el país en el 2002. Estoy convencido que esta crisis (así como aquella) no tiene una sola causa, sino que empezó a gestarse en el 2008 con la ruptura de la burbuja económica, algún megafraude internacional (acaba de descubrirse otro), las muchas "avivadas" nacionales y el gasto fácil de los gobiernos, son sólo algunas de las que se me ocurren.
El denominador común que están teniendo esta crisis, y aquella que sufrimos, es que por una vía u otra, la mayor parte del costo se le hace pagar al usuario, y el sistema financiero, del cual el Estado también forma parte, pierde un mínimo, o incluso sale fortalecido.
Hace tres años, en una conferencia de prensa realizada en la Expo Prado, el Gerente General de uno de los mayores bancos privados del país (y entre los mayores del mundo), declaraba que el Uruguay tenía el mayor costo bancario de latinoamérica, y el cuarto mayor del mundo. ¿Habrá cambiado? La respuesta es muy importante pues hay muchas acciones que muestran una fuerte presión para bancarizar lo más que se pueda la economía.
El año pasado, nuestro columnista, el Dr. Julio Facal, escribía sobre los costos para los hoteles del cobro a través de tarjetas de crédito. Para el sector turístico en general superaban el 10%. Se habló mucho de aplicar la Ley de Defensa del Consumidor y de regular las comisiones a través de una Ley. Incluso el Dr. Facal junto al Diputado Daniel Peña, redactaron y presentaron un Proyecto de Ley al respecto ¿En qué se avanzó?
Ahora se habla de la facturación electrónica, lo cual implica una economía "on line". Empieza entonces a importar, y mucho, la forma de liquidación de los impuestos. Hasta ahora, las empresas deben pagar y pueden debitar al mes siguiente de la facturación. Pero las tarjetas en general facturan cuando pagan, lo cual suele ser a más de 90 días desde el momento en que el cliente hizo la compra. A ello se le debe sumar los adelantos de impuestos que se le cobra a los importadores, y los que se retienen en las cobranzas de tarjetas y en los pagos de organismos del Estado y Grandes Consumidores. Todos son costos financieros que se van sumando y hacen del dinero el insumo más caro. Y en algún lugar hay que recortar...
En el Plan Nacional de Turismo Sostenible 2009 - 2020 hay varias debilidades que hacen sospechar por dónde se recortó (sólo ennumero algunas):
- Dificultad en la protección y puesta en valor de los recursos patrimoniales.
- Baja calidad en la oferta de alojamiento en muchas de las localidades del interior.
- Escasa implementación de sistemas de calidad.
- Limitada profesionalización y emprendedurismo del sector.
- Baja calidad del empleo que condiciona la capacitación contínua y dificulta la retención del talento en el sector.Baja inversión del sector en Investigación+Desarrollo+Innovación.
El tiempo de empezar a reducir estos costos es hoy, antes de la próxima temporada. Y todo el sector tener claro que los ahorros que se hagan en los costos financieros, deben ser volcados en mejorar las instalaciones, la capacitación y el servicio. En estas acciones puede empezar a definirse la sostenibilidad del sector.
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