Lo primero que destaca Don Diomar, es que las empresas son permisarias, y el dueño de las rutas es el Estado.

El Ministerio de Transporte es quien llama a licitación para las distintas rutas, fija las condiciones y los precios máximos a cobrar.

Por lo tanto, estamos en un sistema regulado.

Sin embargo, señala que aún así hay espacio para la competencia, y que ésta se da a través de la calidad del servicio, con transparencia y lealtad. De esta manera, el gran beneficiado es el usuario del transporte.

Cuando le señalamos el hecho de la aparición de Ega en la ruta 8, trecho Montevideo - Melo, se sonrió y explicó las reglas de juego, diciendo que el Ministerio tiene como regla que por lo menos dos empresas cubran cada trecho.

En éste en particular, la otra empresa (además de Nuñez) tuvo problemas para mantener las condiciones exigidas, por lo que el Ministerio llamó a licitación.

Por lógica, Nuñez no podía presentarse, y así fue que Ega se quedó como co-rutera.

Señala especialmente que no existe la costumbre de pedir líneas, sino que se espera que el Estado las ofrezca en licitación y esto es hecho luego de cuidadosos estudios, a efectos de no sobredimensionar la oferta, lo que redundaría a la larga en una pérdida de calidad y competitividad.

Con respecto a las tarifas, en los valores fijados se trabaja con paramétricas que tienen incluído un "beneficio razonable".

Ello implica no sólo el mantenimiento de los costos de funcionamiento, sino también el beneficio del empresario que va indisolublemente unido a la necesaria reinversión y esto es no poca cosa, puesto que las unidades que usa el transporte uruguayo cuestan entre U$S 150.000 y U$S 300.000.  

Los ómnibus que está trayendo Nuñez, con cuatro ejes, superan largamente los U$S 200.000 cada uno.  

No es fácil juntar esa cifra a través de la venta de pasajes, especialmente en un mercado como el nuestro, donde los vehículos particulares son cada vez más usados, pero el esfuerzo vale la pena, pues se gana en calidad y seguridad del servicio.

Así trabajado el sistema, con esa simbiosis público-privado que se ha ido construyendo durante años, el usuario uruguayo puede disfrutar de uno de los sistemas de transporte carretero de pasajeros más seguros y confortables de Latinoamérica.

Lo que no es poca cosa y constituye un valor agregado al Turismo en general y al Turismo interno en particular.

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