por Cecilia Molina, desde Río de Janeiro
Desde el año pasado, el turismo viene viviendo uno de los momentos más desafiadores, pensando globalmente quizás sea la peor crisis que el sector haya pasado históricamente. Esto se debe a que estamos frente a un virus letal que consiguió esparcirse rápidamente en el mundo entero, poniendo en jaque hasta las economías más desarrolladas.
Ya tenemos la bendita vacuna, la cual fue desarrollada en tiempo récord, algo sin precedentes. Lo que nos muestra que siempre hay una luz al final del túnel.
Esto trae una imagen de lo que puede ocurrir en los próximos meses hasta que cada país llegue a la famosa inmunidad grupal o de rebaño, la cual se logra al alcanzar el 60/70% de la población adquiriendo inmunidad ante el Covid, y de esta forma volver una vida "normal".
Inicialmente, en Brasil, como en el resto de los países vecinos, la actividad turística está volcada casi exclusivamente a los viajes nacionales. No se puede tan rápidamente pensar en un turismo internacional, pues la mayoría de los países de Europa pondrán restricciones para la entrada y salida de turistas hasta no contar con el famoso y tan deseado "pasaporte verde".
Se sabe que en Brasil el turismo es una de las cinco actividades económicas que generan más renta para la economía en condiciones normales. Conocemos el gran potencial que posee, al tener tan vasta extensión e innumerables paisajes y de los más variados.
Este es el momento de crear nuevos circuitos locales, mejorar la infraestructura, las conexiones, preparar al sector hotelero y de restauración para cumplir con todos los protocolos para contener el virus, de manera que el turismo no sea la causa de la expansión de la enfermedad.
Brasil tiene gran potencial a nivel internacional. Muchos extranjeros buscan este país como destino debido a su inmensa diversidad. Pero no basta con saber del potencial y no hacer nada al respecto. Hoy más que nunca el sector está necesitando el apoyo del Gobierno y del trabajo conjunto con el sector privado para superar esta crisis.
Contamos con la tecnología como aliado, la posibilidad de mostrar para afuera lo que este país tiene para ofrecer. Estamos viviendo en medio de la pandemia el auge del trabajo remoto o teletrabajo. Muchas agencias de viajes se adaptaron y permitieron que sus funcionarios desempeñen sus actividades desde sus propios hogares.
Esto demuestra que el turismo se adapta, que a pesar de la crisis, el punto está en conseguir ver las oportunidades en medio del huracán y sacar ventaja.
Sabemos de sus bellezas naturales, todavía existen centenas de lugares que el propio brasilero puede explorar, cada región tiene un sin fin de posibilidades. La crisis debido a la pandemia nos llevó a mirar para dentro y observar qué más tenemos para ofrecer, pero de adentro para adentro, y cuando podamos abrirnos al mundo ya estar preparados para esa explosión que será el turismo.
Cada vez son más las personas que buscan el contacto con la naturaleza y cada vez más practicando algún deporte, ya sea andando en bicicleta, haciendo trekking, escalada, paseos marítimos. Es decir, son infinitas las posibilidades, existen para todos los gustos y niveles de exigencias.
Es cuestión de tener paciencia y anticiparse, prepararse para el futuro que está a llegando.
El año 2020 nos dejó una gran lección, este año a pesar que desafiador, no será más difícil que el que ya pasó.
El sector cree que para la segunda mitad del año se verá una recuperación, que deberá fortalecerse gradualmente en el correr del 2022. La demanda deprimida de viajes ganará cada vez más cuerpo y acompañará de un movimiento de extremo conocimiento de las necesidades del cliente. El turismo continúa moldeando a esta nueva realidad,
Los próximos años, con seguridad serán años de recoger frutos de todas las semillas que vienen siendo plantadas desde el 2020. Mucho hay por hacer, será una larga jornada pero llena de aprendizajes y nuevas formas de gestionar los viajes y la forma como viajamos.
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