por Ramón de Isequilla, desde Madrid, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., @ramonpunta
De inmediato, la invasión fue repudiada por casi todos los países y organismos multilaterales provocando una ola de retiro de empresas internacionales del territorio del agresor, y toda clase de sanciones a su sistema financiero.
En la actividad turística las consecuencias han sido entre otras, interrupción de los vuelos desde la Federación Rusa al resto del mundo, desvío de los vuelos que unen Europa con Asia para evitar sobrevolar la zona de guerra, corte del servicio de las tarjetas de crédito Visa y Master Card en Rusia, medidas que sumadas al aumento de los combustibles, hacen imposible el turismo en gran parte del planeta, con la consiguiente catarata de cancelaciones de viajes para los próximos meses por razones económicas y por temor a la guerra, comprobando una vez más que el turismo es la primera víctima.
El Secretario General de la Organización Mundial del Turismo (OMT-UNWTO) Zurab Pololikashvili, fijó clara y contundentemente su posición, de oponerse a la invasión, iniciando el complejo proceso de pedido de suspensión como miembro pleno de la OMT a la Federación Rusa, de acuerdo a sus estatutos y reglamentos.
Ante la solicitud de cinco miembros, convocó un Consejo Ejecutivo Extraordinario, que decidió con el 72% de los votos convocar una Asamblea General Extraordinaria, que decida por una mayoría de dos tercios la suspensión de la Federación Rusa.
Esta actitud tuvo una abrumadora respuesta favorable, ya que la condena a la invasión de Ucrania por parte de la Federación Rusa es repudiada casi unánimemente, con algunas excepciones, la de los países que comparten la ideología y los métodos actuales de la Federación Rusa y la de algunos periodistas que intentan deslegitimar el proceso de suspensión de la membresía de Rusia por la nacionalidad del Secretario General, acusándolo de tener razones personales, como si poder condenar una invasión a un país requiriera una ciudadanía determinada.
Ignoramos cómo terminará el proceso interno de la OMT respecto a la conducta de Rusia, violatorio de sus principios básicos estipulados en el artículo 3 de sus Estatutos, que establece “la promoción y desarrollo del turismo con vistas a contribuir al desarrollo económico, la comprensión internacional, la paz, la prosperidad y el respeto universal, y la observancia de los derechos humanos”, pero hay una realidad contundente, que es la consolidación del liderazgo del Secretario General de la OMT, Zurab Pololikashvili, en la conducción internacional del turismo.
En menos de cien días, obtiene dos importantes triunfos, su ratificación por amplia mayoría como secretario general por otros cuatro años en la 24ª Asamblea General y lograr que el Consejo Ejecutivo convoque a una Asamblea General Extraordinaria para tratar la membresía de Rusia en la OMT, ya que, según sus propias palabras: “La guerra nunca es la solución, ni ahora, ¡ni nunca! Sin embargo, es evidente que no todo el mundo comulga con este ideal”, “Por ese motivo, la OMT debe hablar alto y claro, y así lo hago como su portavoz: si eres Miembro de la Organización te comprometes con nuestras reglas y debes abrazar nuestros valores. Por eso, los Miembros que vayan en contra de nuestros objetivos, habrán de atenerse a las consecuencias”.
Sería una buena noticia para el mundo en general y el turismo en especial, que no fuera necesaria la asamblea general extraordinaria, porque la Federación Rusa hubiera declinado su actitud y suspendido la invasión a Ucrania, volviendo a las condiciones necesarias para reiniciar la recuperación del turismo post pandemia interrumpida el 24 de febrero, pues como siempre “El Turismo alza su voz en favor de la Paz”.
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