por Ramón de Isequilla, desde Madrid, Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo., @ramonpunta

Las estrofas dicen textualmente:
Aquí me pongo a cantar
Al compás de la vigüela
Que al hombre que lo desvela
Una pena estrordinaria,
Como la ave solitaria
Con el cantar se consuela.
Pido a los Santos del Cielo
Que ayuden mi pensamiento:
Les pido en este momento
Que voy a cantar mi historia
Me refresquen la memoria
Y aclaren mi entendimiento.
Vengan Santos milagrosos,
Vengan todos en mi ayuda,
Que la lengua se me añuda
Y se me turba la vista:

La Iglesia hoy nos recuerda el “día de Todos los Santos”, que son todos los fallecidos llevados a los altares o no, que han resucitado sin esperar al fin de los tiempos y ya se encuentran en presencia de Dios, distinguiendo los Santos de los difuntos, cuyo recuerdo es mañana 2 de noviembre. Por ello consideré que era un buen día para pedir ayuda a los Santos en la tarea de “cantar”, léase “reflexionar”, sobre nuestra realidad turística.

Tarea difícil por la ausencia de otras voces que se animen a hacer públicos sus íntimos pensamientos, en lugar de alquilar su pluma para reproducir gacetillas de prensa de entes públicos a cambio de un pequeño estipendio, pero es mi destino cantar, digo “reflexionar”, lo cual me llevó de vuelta a las siguientes estrofas del poema de José Hernández para aplacar mi ansiedad:

Pido a mi Dios que me asista
En una ocasión tan ruda.
Yo he visto muchos cantores
Con famas bien otenidas,
Y que después de alquiridas
No las quieren sustentar:
Parece que sin largar
Se cansaron en partidas.
Mas ande otro criollo pasa
Martín Fierro ha de pasar;
Nada lo hace recular
Ni las fantasmas lo espantan,
Y dende que todos cantan
Yo también quiero cantar.
Cantando me he de morir,
Cantando me han de enterrar,
Y cantando he de llegar
Al pié del Eterno Padre;
Dende el vientre de mi madre
Vine a este mundo a cantar.

En estos momentos de desazón generalizada, con anuncios apocalípticos sobre el políticamente correcto “calentamiento global”, de la inminente falta de energía eléctrica en Europa que produciría el gran apagón, invitándonos todos los medios de comunicación a pertrecharnos de vituallas para sobrevivir unos cuantos días de oscuridad, la Iglesia nos brinda otra enseñanza por medio el Evangelio de San Mateo: “Las Puertas del Infierno no prevalecerán contra la Iglesia”, busquemos en ella la paz de espíritu necesaria para salir al mundo a realizar nuestras tareas cotidianas con optimismo y esperanza, aunque ciertas actitudes de sus miembros, de las cuales no se escapa el Obispo de Roma, nos perturben, pero ellos no son “la Iglesia”, son simples pecadores como todos nosotros, y que su accionar no condiciona para nada la misión sagrada y triunfante de la Iglesia.

Culminadas mis reflexiones teológicas sobre el 1º de noviembre, entremos de lleno a “pensar el turismo” analizando la noticia sobre la circunstancia por la cual la Asamblea General de la OMT se celebrará en Madrid el 30 de noviembre, en lugar de hacerlo en Marruecos, como estaba programado desde hace dos años.

No bien surgió la noticia que Marruecos no estaba en condiciones de organizar un evento de la envergadura de una Asamblea General de la OMT, debido a las últimas restricciones de vuelos de los principales hubs europeos con destino a Marruecos, producto de la situación sanitaria, y que Madrid aceptó el desafío de ser anfitrión con menos de dos meses para prepararse , comenzaron una serie de acontecimientos, como una extraña visita a Riad de la ministra de turismo, que no sabemos si están conectados entre si o son simple casualidad, pero al menos llaman la atención.

Inmediatamente, los bautizados por los círculos turísticos europeos, como Jorgito el Teutón y la Malinche, salieron como hienas furiosas a volver a atacar a Madrid y a la OMT poniendo en la diana a su secretario general y resucitando a Kenia como posible sede, un candidato derrotado por amplio margen en la votación celebrada en San Petersburgo, donde los dos favoritos eran Marruecos y Filipinas, triunfando el primero en forma abrumadora con 77 votos sobre 107, enturbiando de esta forma la elección de la capital del Reino de España.

Pero “El turismo no paga traidores”, mantuvimos la sede de la OMT pese a las oscuras maniobras, negadas una y otra vez y reconocidas tardíamente por el gobierno, y también seremos la sede de la 24ª Asamblea General de la OMT, consolidando Madrid su liderazgo internacional en grandes eventos, no pudiendo evitar el recuerdo de los grandes fastos de 1992, cuando se cumplieron los quinientos años de la heroica gesta americana, la inolvidable Feria Universal de Sevilla y las olimpíadas en una Barcelona “abierta, generosa, española y universal”.   

Manteniendo la sede pese a todos los intentos de mudarla, y siendo anfitrión de la 24ª Asamblea General, cuando nada hacía pensar que ocurriera, podemos decir que “Madrid y la OMT, son Amigos para Siempre”, parafraseando la canción de Los Manolos, que nos emociona cada vez que recordamos aquel inolvidable 1992, al igual que el himno “Barcelona”, inmortalizado por Freddie Mercury y Monserrat Caballé.

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