El Parque del Retiro, totalmente rehabilitado después de los destrozos de Filomena, la nevada más grande en los últimos 117 años, estrenaba su nuevo acceso desde la Puerta de Alcalá, y salvo las máscaras, nadie se podría percatar que estamos en medio de la crisis sanitaria más grande de nuestras vidas.

El gobierno de la Comunidad de Madrid, contrario sensu al gobierno nacional, al de casi la totalidad de las otras comunidades autónomas, y al resto de las capitales europeas, entendió que se debía convivir de una manera inteligente pero segura con el virus, sin caer en la solución fácil de cerrar todo hasta que pasara la pandemia.    

El gobierno nacional con su ideología comunista promovió todo lo que pudo y violentó las circunstancias para que permaneciera cerrada toda la hostelería, diciendo que lo compensaba con subsidios que nunca llegaron a sus destinatarios, en lugar de dejarlos trabajar con las mayores seguridades sanitarias y que generaran su propio sustento, por ello los hosteleros madrileños adoran a su presidenta y los del resto de las comunidades lamentan no tener un gobierno como el de Madrid.

Los madrileños representados por su gobierno no quieren subsidios, sólo quieren que los dejen trabajar. El sábado en la previa del inicio de la campaña electoral para las elecciones de la comunidad de Madrid, la candidata y actual presidenta, dejó un mensaje claro: Madrid es la ciudad de la libertad, donde ningún gobierno le debe indicar a los ciudadanos que deben hacer, una ciudad cara para vivir, con muchas complicaciones, pero en la cual se dieron cita personas de todo el mundo que lo único que desean es vivir en paz y libertad, y luego de una agotadora jornada de labor tener la oportunidad de ir con su familia y amigos a sus maravillosas terrazas a tomar una cerveza y festejar lo felices que son de poder vivir en esta ciudad, hecho hoy envidiado por toda Europa.

Cuando se den las condiciones de recuperar el turismo nacional y sobre todo el internacional, los actores turísticos de Madrid serán los más preparados y esperarán como siempre con los brazos abiertos a todos los que de cualquier lugar del mundo quieran visitar su extraordinaria oferta turística.

Pero para llegar a ello, los madrileños deberán elegir con su voto el 4 de mayo si quieren que su ciudad siga siendo “una fiesta” o se convierta en un producto oscuro bajo un régimen comunista, que al igual que lo vemos en Cuba, sólo la podrán disfrutar los turistas a los cuales deberán servir gentilmente a cambio de una “cartilla de racionamiento”, quebrando sus negocios, viviendo de subsidios, sin poder elegir libremente asistencia sanitaria y colegio para sus hijos, sintiendo perseguida su libertad religiosa, derrumbándose la inversión extranjera, en una vuelta a los oscuros tiempos de los años treinta, o sea deberán elegir entre “comunismo o LIBERTAD”.

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