por Ariel Badán Carreras, desde Córdoba
El tamaño de las reuniones en el segmento MICE puede variar desde un grupo pequeño hasta reuniones más grandes. El objetivo de las reuniones MICE es el encuentro de personas para abordar desafíos, discutir planes y establecer objetivos.
Existe una creencia muy arraigada de que un “Destino Sede” debe estar íntimamente condicionado con la dimensión del congreso, evento o reunión que ese destino pretenda captar.
Esto no sólo condiciona al destino, sino que este falso concepto llega al punto de aceptar y subordinar una candidatura a la falacia de que la mayoría de los eventos tienen una participación muy numerosa y necesariamente deben ser “mega eventos”.
Los “mega eventos” en realidad, que los podríamos ubicar en un rango a partir de 1.000 participantes y hasta 10.000 o más, son apenas un 12% aproximadamente del total de eventos que se llevan a cabo en el mundo.
El falso concepto expresado al principio de este artículo, de que un destino está condicionado por la dimensión de un evento, predispone a ese destino de manera negativa para encarar acciones de viabilidad que le permita ser sede de reuniones y congresos, y por lo tanto hace que ese destino pierda oportunidades reales de desarrollarse en la industria del turismo MICE, que se caracteriza por ser un elemento dinamizador del turismo.
Y decimos dinamizador en virtud de la desestacionalización, el impacto económico, la generación de empleo y el posicionamiento del destino, con el agregado que el turismo de reuniones no tiene dependencia de la estación del año. Los eventos profesionales pueden ser organizados en cualquier época.
Observamos que posibles destinos caen en el facilismo y muy a la ligera se predisponen negativamente afirmando no tener “infraestructura” suficiente para ser sedes y encarar políticas de captación de reuniones y eventos.
La creencia pues de que en el segmento MICE sólo existen “mega eventos”, tiene como consecuencia que muchas ciudades decidan encarar proyectos de Centros de Convenciones con dimensiones exageradas y fuera de toda lógica en relación al destino, por lo que esa inversión será muy difícil de recuperar en el mediano y quizá en el largo plazo.
La infraestructura va mucho más allá que contar con un Centro de Convenciones o salas y locaciones. Reiteramos, el concepto que lo que se debe valorar es la capacidad y calidad hotelera, una buena accesibilidad aérea y terrestre, además de todos los servicios que una ciudad debe ofrecer para ser elegida para sede de eventos.
Una característica importante del segmento M ICE es que la gran mayoría de las reuniones se llevan a cabo en hoteles, por lo tanto estos establecimientos lideran la preferencia en cuanto a locación. Luego siguen los centros de convenciones y en tercer lugar podemos ubicar a los edificios de universidades u otros emblemáticos del destino.
Puede haber variaciones según la región, por ejemplo en Latinoamérica la tendencia a utilizar hoteles es de casi el 70%, mientras que en el resto del mundo esta tendencia baja al 46%.
No siempre los centros de convenciones abarcan a todas las ciudades importantes por igual , por lo que también juega a favor de la hotelería el hecho que la reunión cuenta con todos los servicios en un mismo lugar, buena seguridad, profesionalidad del personal y tener a la mayoría de participantes alojados en un mismo lugar, con la ventaja logística y de costos que esto significa.
De acuerdo a lo constatado y registrado en los últimos 20 años, la mayoría de los eventos a nivel mundial no superan los 1.000 participantes. Por ello reiteramos que esto pone en mejor contexto y resalta la ventaja que significa para los destinos su desarrollo en políticas y acciones de ser elegidos destinos sede.
El 88% del mercado mundial de reuniones de asociaciones profesionales podemos ubicarlo con la participación de un piso de 50 participantes a 800 a 900 delegados como máximo en términos promedio.
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