por Ariel Badán Carreras, desde Córdoba, Argentina

Sinceramente, creo que la humanidad recorre un camino complicado y con limitadas soluciones que brinden a todos los habitantes del planeta una esperanza de cambio inmediata.

Estamos asistiendo en palco preferencial a las consecuencias de todas esas acciones que destrozan la naturaleza segundo a segundo, pero no es imposible revertir en parte el daño causado.

La temperatura media global de la superficie terrestre ha aumentado casi 1 grado desde mitades del siglo pasado a causa del exceso de gases de efecto invernadero, lo que está perjudicando tanto a nuestros ecosistemas como a nuestros modos de vida. La pérdida de masas de hielo en los polos, la subida del nivel del mar y en general el calentamiento de la atmósfera y de los océanos de nuestro planeta, son señales irrefutables para pasar a la acción.

Hoy es noticia las altas temperaturas en países que jamás habían pasado por un clima cálido, y lluvias intensas e inundaciones que no dan tregua y arrasan poblaciones enteras.

El mar de Mármara en Turquía se ve infectado de medusas (aguas vivas) venenosas, y el Báltico, el mar más joven del planeta y uno de los ecosistemas más sensibles, agoniza por décadas de contaminación química, sobrepesca y cambio climático.

Nada escapa a que es una obligación adecuar que cada una de las actividades de los seres humanos, ya sea comercial, empresarial, industrial, deportiva y de la vida diaria misma, tenga un sentido sustentable y con el objetivo de “apaciguar el planeta”.

La expansión y la diversificación del turismo durante las dos últimas décadas, le confirió una importancia cada vez mayor a esta industria porque contribuye al desarrollo económico de países y regiones de todo el mundo.

Sin embargo, por los problemas de degradación ambiental, el turismo comenzó a ser cuestionado por los impactos negativos que puede causar en los destinos.

En efecto, comenzó a considerarse que el turismo si bien aporta beneficios y ventajas, el concepto que también puede causar daños en las regiones receptoras, con consecuencias socioculturales y ambientales adversas se ha instalado en muchas comunidades.

Lo importante de todo esto, es que desde hace algunos años se ha pasado a la acción por parte de los actores de la industria turística en todas sus formas, e incluso han surgido productos como el turismo ecológico y el ecoturismo.

Uno de los grandes desafíos en la actualidad para los gobiernos, instituciones privadas, investigadores y planificadores y proveedores de servicios de la industria turística, es cómo promover el desarrollo evitando los impactos propios de la actividad.

Con satisfacción podemos ver que el concepto de sustentabilidad ya se ha incorporado a la actividad turística y también se va incorporando en la conciencia “verde” del turista.

El reconocimiento de todos los actores sociales (turistas, población local, gestores públicos e iniciativa privada) de que el turismo provoca impactos ambientales y socioculturales negativos en las regiones receptoras, es muy positivo para generar acciones de preservar y amigar el medioambiente y la actividad.

Entre los conceptos y recomendaciones para que se avance en prácticas que ayuden a mejorar el estado de la problemática ambiental y climática que estamos viviendo, podemos valorar:
- Es de suma importancia que el turismo sustentable estimule la comprensión de los impactos del turismo en los ambientes naturales, cultural y humano.
- Asegure una distribución justa de costos y beneficios y estimular a la industria doméstica lucrativa en hoteles u otros tipos de alojamiento, restaurantes y otros servicios de alimentación, sistemas de transporte, artesanado y servicios de guías locales.
- Alentar el uso productivo de tierras consideradas marginales para la agricultura, permitiendo que vastas regiones permanezcan cubiertas de vegetación natural.

Son muchísimos más los conceptos que podríamos detallar en esta columna, pero la idea general seria que el desarrollo sustentable del turismo, represente una relación entre las necesidades presentes y futuras en lo económico, y una perspectiva a largo plazo donde ese crecimiento no sea un fin en sí mismo. Es un desarrollo que debe basarse en un uso turístico que no exceda la capacidad de soporte de una región en términos ambientales y sociales.

La sustentabilidad en el turismo es una tendencia que está creciendo muy especialmente en el segmento del turismo MICE.

Los hoteles llamados de categoría “Ecoetiqueta Más Verde”,   son demandados por el mercado y cada vez más se exigen eventos sustentables;  si el cliente no lo pide el hotel lo ofrece como una propuesta de valor diferencial.

Existen plataformas en las redes que apoyan y acompañan como herramientas digitales, a los organizadores profesionales de eventos y congresos, un apoyo logístico, información y recursos para llevar a cabo su actividad.

Portal de América