Son muchos los turistas que, en vez de aventura y emoción, simplemente buscan unos días de tranquilidad y relajación. Explorar las culturas desconocidas al ritmo propio, mirar paisajes impresionantes y tomar una buena bebida: a veces no hace falta nada más. El turismo fluvial busca brindar este tipo de experiencia, una manera de conocer el mundo algo más privada y menos concurrida.
Los cruceros fluviales son más pequeños y bajos, permitiéndoles pasar por los ríos y vías fluviales. Los viajes en estas embarcaciones resultan más económicos, y al albergar menos pasajeros se obtiene una experiencia más íntima. Todo esto resulta en un turismo más calmado, orientado a descubrir perspectivas distintas y no tan conocidas de las ciudades que se visiten.
La experiencia difiere en su totalidad a la vivida en un viaje en crucero tradicional. Los destinos inmediatamente toman una magia distinta al conocerlos pasando bajo puentes, acercándose a las orillas de los ríos y desembarcando en los puertos para experimentar las culturas y gastronomía tradicionales. Todo en grupos pequeños, en calma y sin tanto ajetreo.
Bellos paisajes desde una perspectiva diferente
El turismo fluvial permite explorar algunas de las zonas más hermosas del planeta, y un claro ejemplo es el Canal du Midi. Es el canal más conocido de Francia, y no sin razón: su amplia belleza lo ha convertido en Patrimonio de la Humanidad según la UNESCO. Es una maravilla de la ingeniería y la historia, pues cuenta con diversos destinos arquitectónicos y con paisajes naturales muy pintorescos.
Los viñedos de Tokaj, por su parte, representan otra oportunidad imperdible para los que quieren iniciarse en el turismo fluvial. Estos viñedos, ubicados en Hungría, albergan el vino más delicioso de Europa, el llamado Tokaji Aszú (conocido como “el vino de los reyes, y el rey de los vinos”). Además de esta deliciosa bebida se puede conocer la riqueza cultural y natural de la región, todo en crucero fluvial.
Los que buscan una experiencia más alejada del tráfico comercial pueden explorar el río más largo de las Islas Británicas: el río Shannon. Ubicado en Irlanda, el viaje ofrece una experiencia que invita a reducir la velocidad para apreciar los castillos, las aldeas y los amplios paisajes verdes. Los pueblos son muy pintorescos, además de contar con muy buena comida y bebida.
Otros destinos que ofrecen buenos ríos para turismo fluvial son el Valle del Saona, el Lago Tisza, Mecklenburg o Erne. Cada uno cuenta con diversos atractivos turísticos, sí, pero la experiencia se multiplica al explorarlos en un crucero fluvial: es una manera de conocer Europa con un ritmo más lento, absorbiendo cada detalle y llevándose un recuerdo cautivador de cada lugar visitado.
Ventajas del turismo fluvial
El turismo fluvial ha marcado una tendencia de crecimiento en la industria turística en general, y parte de ello se debe a su concepción diferente del turismo. El espacio reducido y el pequeño número de pasajeros prestan un ambiente más íntimo, y la navegación tranquila sobre el río fomenta un estado de calma y relajación. Un gran contraste frente a los numerosos tours por una agitada ciudad.
Los viajes en crucero fluvial son más cortos a comparación de los viajes marítimos tradicionales, y la embarcación siempre se mantendrá cerca de las orillas. Esto no solo evita que surja monotonía luego de estar tanto tiempo sin ver tierra, sino que incluso previene los mareos e incomodidades. Es la opción ideal para los que buscan una excursión rápida, pero apasionante.
Sin embargo, la principal ventaja del turismo fluvial es la capacidad de observar los paisajes desde un ángulo único. Las vistas panorámicas sumergen a los turistas en la belleza natural, así como en lo pintoresco de los pueblos y lugares históricos. Son paisajes imposibles de admirar desde otra perspectiva, y que han enamorado a muchos viajeros del turismo fluvial.