El gobierno italiano luego de proponerle a los sindicatos que apoyaría con 900 millones de euros a cambio del despido de dos mil funcionarios y la rebaja salarial del 30% a los pilotos recibió un no rotundo del sindicato de Alitalia. Volvió a la carga con la propuesta de mil despidos y la reducción salarial del 8%, la que sometida al pronunciamiento generó una concurrencia a votar del 87% y registró una más resonante negativa en el orden del 80%. Luego de esos dos reveses, todos especulaban con el inminente cierre de la compañía, sin embargo el Gobierno italiano ha nombrado este martes tres administradores que deberán elaborar un plan que salve de la quiebra a Alitalia y ha concedido a la compañía un préstamo de 600 millones de euros para asegurar su operatividad en los próximos seis meses y seguramente ya se habrán puesto todos a rezar para que Lufthansa se haga cargo del paquete accionario.
Mientras que en España, en el catalán La Vanguardia se lee que "...a causa de los incesantes y fabulosos subsidios, muchos denuncian que el tren AVE es uno de los ejemplos más elocuentes de despilfarro de recursos públicos, algo propio de “nuevos ricos” que, además, ha sido sembrado de semillas de corrupción, en línea con el mensaje de los gobiernos que se han sucedido desde 1992, ya sean socialistas o populares, unos consideran que el AVE ha contribuido a la modernización y a la vertebración territorial del país, ha dotado al ferrocarril de unos niveles de calidad antes desconocidos –los usuarios lo puntúan con un notable alto– y ha impulsado una industria española, la ferroviaria, que ha logrado importantes contratos en el extranjero. Renfe estima que los servicios de alta velocidad han ahorrado a la sociedad 4.286 millones en impactos relacionados con el cambio climático, la contaminación y los accidentes. El ministro De la Serna ha destacado esta semana que “los datos son extraordinarios, en las ciudades donde se implanta el AVE, por cada euro invertido hay un retorno del doble también en términos de PIB, de creación de empleo y de crecimiento económico, de volumen de negocio”.
Si bien el caso italiano resulta el ´tipico salto al vacío" político de arreglar con dinero lo que no se supo o no se sabe hacer funcionar con gestión y ceder ante las demandas sindicales para no caer en escándalos aún mayores si se llegasen a abrir todos los cajones de los escritorios burocráticos, no hay que dejar de mencionar que en los últimos veinte años fueron varios los emprendimientos privados en la aviación comercial italiana que fracasaron. El caso español habla de una firme política de Estado que ha trascendido izquierdas y derechas durante un cuarto de siglo, convencidos de la valía del tren de alta velocidad.
Tómese en cuenta que estamos hablando de Italia y de España, dos de los países europeos con mayores atractivos turísticos y culturales. Dos territorios "a mano" del resto del viejo continente y verdaderas puertas de entrada del tráfico de pasajeros y de carga de ultramar.
Pues bien, a pesar de todos los pesares, tanto Italia como España gastan ¿o invierten?, en Alitalia y en el AVE, cifras irreales, si las comparásemos con los 20 millones de dólares que podría haber llegado a perder Pluna en el 2012 si Lorenzo, Pintado y Mujica no hubiesen cometido la gran herejía del 5 de julio de 2012.
El agua y el aceite
Los políticos a escala internacional se han encargado de dar el mensaje que son analfabetos del aire. Los políticos y la aviación comercial, son el agua y el aceite.
Las aerolíneas DE bandera ya fueron. Existen empresas aéreas en todo el mundo y las mismas deben tener un registro en algún país; todos los países tienen bandera por eso los aviones responden a una, aunque no todos los países deban generarse su propia conectividad ni crear fieles de la balanza de los precios del mercado aéreo.
Olvidemos entonces las banderas.
Hablemos simplemente de aerolíneas comerciales (legacy, low cost, híbridas) o de aerolíneas de referencia y si a alguien no le queda claro, puede consultar haciendo CLICK AQUÍ.
* María Julia Muñoz, actual ministra de EDucación uruguaya recientemente interpelada en el Parlamento por el senador Mieres, del minoritario Partido Independiente por el fracaso del sistema educativo, declaró que le resultaba paradójico que un senador con el 3% de los votos se permita cuestionar al presidente y a la ministra de educación.
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