Las informaciones indican que no ha habido nada que se parezca a un boom turístico. Este viernes pasado las reservas hoteleras en la ciudad estaban al 81 por ciento de la oferta, con precios muy moderados debido precisamente a que no hay llenos. Hay visitantes, pero esto hay que contraponerlo con la pérdida de viajeros franceses e incluso europeos, que han optado por huir de la capital francesa en estos días. Las autoridades siguen mostrándose esperanzadas, pero los empresarios y las centrales de compras indican que las cosas siguen sin funcionar.
La compañía ferroviaria, SNCF, repite la misma historia, indicando que aún quedan por vender muchos billetes para el periodo de supuesta alta demanda. Y Air France, que debería haberse beneficiado más claramente del evento, anuncia unas pérdidas de hasta 180 millones porque las reservas han estado cayendo.
Francia ha invertido 7.500 millones en la organización de los Juegos Olímpicos, los primeros de la pospandemia. Los analistas financieros consideran que estos juegos pueden ser los primeros en los que las cuentas abiertamente no cuadren, pese a que no se han tenido que construir muchas instalaciones.
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