por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Ya hemos dicho más de una vez que el estado argentino está imposibilitado para financiar el parate, consecuencia de la cuarentena que es muy probable se extienda hasta el próximo 23 y muchos suponen que será hasta por lo menos los primeros diez días de mayo, con lo cual con alguna excepción, el país estará cerrado por el plazo de casi dos meses.
Luis Rappoport escribía en el diario Clarín el 9 de abril, “…Provocar inflación y aumentar el gasto es fácil, salir de ambos es difícil. La situación actual es resultado de esas decisiones deliberadas. Por eso no tenemos margen fiscal ni moneda. Y no podemos gastar lo suficiente para enfrentar la pandemia”.
Se podrá argüir que la “cuarentena” ha sido el remedio más a mano que encontraron los gobiernos para iniciar el tratamiento necesario para frenar la epidemia del Covid 19, y además como medida de prevención, por lo que también hay que asumir su costo, que será muy alto y en un país como la Argentina implicará un claro descenso en nuestro nivel de vida ya que deberemos asumir que no somos ricos, estamos más bien más cerca de la pobreza, lo expresan nuestros principales indicadores.
En simultáneo se realizan los estudios para encontrar la mejor terapia y en su caso la vacuna, pero esta parte llevará su tiempo y las consecuencia ya se habrán producido. Hay especialistas que dicen que el virus permanecerá entre nosotros por largo tiempo y encontrar la vacuna adecuada sería el único medio para erradicarlo.
No cabe duda que hay países que pueden ayudar a sus líneas aéreas nacionales, EEUU ya ha destinado u$s 50.000 millones al efecto, que es una suma mínima y solo cubriría unos dos o tres meses.
Los países europeos también se aprestan a conceder ayudas bajo diferentes formas, y a la vez las líneas aéreas están comenzando a adecuarse a esta nueva realidad cuyo primer síntoma será una baja importante del tráfico de pasajeros y carga, por un lapso que los más optimistas ubican a fines del año próximo. No se trata solo de ayudar.
Es obvio que habrá despidos directos en las líneas aéreas, también indirectos en todo lo relacionado con la actividad.
Esta consecuencia es inevitable. Es probable que a los gobiernos les resulte más eficiente ofrecer seguros de desempleo, que subsidiar o conceder créditos blandos a las empresas, dado que los despidos igual se producirán.
En este tema tenemos que tener la cabeza muy fría y examinar como ha sido el “management” del transporte aéreo en los últimos años, y creo que tendríamos muchos elementos para formular una crítica negativa.
Por otra parte debemos tener presente que los directivos de las líneas aéreas tampoco se privaron de fijarse remuneraciones extremadamente generosas, sustentadas en un hábil uso de los flujos financieros.
Se mantuvo, diría hasta dolosamente, exceso de oferta. Se recurrió a políticas financieras que permitían ofrecer “beneficios” también financieros, pero que sistemáticamente dañaban la economía de las empresas.
Esta crisis se veía venir, lo hemos expuesto más de una vez, lo qué no podíamos determinar era el momento ni la causa que pondría la cosa al desnudo, pero de todos modos ya varias quiebras la preanunciaban.
En el caso de la Argentina, cuando se lanzó por parte del Ministerio de Transporte a principios de 2016 la irresponsable “revolución de los aviones”, me consta que hubo una negativa total parta escuchar críticas, no sólo por parte de los funcionarios del área. Recordemos que la ANAC estuvo dirigida por un experto en equipos para diálisis, parece que el hombre para ello era bueno...pero ignorante total en materia de transporte aéreo. Vaya Dios a saber porque recaló en ese destino...
Cuando me consultaban sobre la “revolución de los aviones”, me llenaban de estudios hechos en el exterior en los que se relacionaban habitantes con la gente que volaba, y por lo tanto se deducía que había un potencial enorme para crear nuevas empresas ya que se consideraba que faltaba oferta.
Por ejemplo, me decían que Chile en esa época tenia 15 millones de habitantes y los quince volaban, sin aclarar que muy probablemente los pasajeros reales fueron mucho menos con un alto porcentaje de recurrencia. Pero lo seguían repitiendo como loros.
A más de uno cuando me venía con esos argumentos les abría las estadísticas del INDEC sobre los ingresos que percibía la población, y se llegaba a la conclusión que nuestro mercado para el transporte Aéreo era de alrededor de 4 millones de personas en 2016, contando con capacidad para volar sólo los deciles 8, 9 y 10, menos de un tercio de personas con ingresos, y un porcentaje de la economía negra difícil de estimar, pero que seria no mas de un 5% de los pasajeros registrados. Ese mercado tenía una recurrencia de 3,5 (perdón Juan Carlos de Pablo por el decimal).
De modo no oficial, algunas líneas aéreas nos decían que era baja la proporción de pasajeros que pedían la devolución del IVA del 10,5% que grava el cabotaje, en muchos casos sería por desidia y en otros precisamente por no estar registrado.
Personalmente creo que algunos transportadores actuales deben pagar su mala praxis, ya que había elementos objetivos que indicaban que la demanda local estaba suficientemente atendida por las empresas preexistentes, en verdad Aerolíneas Argentinas, Latam y Andes, que además tenían capacidad para absorber el crecimiento vegetativo. Sólo Latam parecería que la veía venir y hace años que comenzó a reducir su operación en el cabotaje eliminando escalas de bajo volumen de ventas.
Por otra parte, me cansé de decir que el país no ofrecía condiciones suficientes de estabilidad económica para una actividad como la del transporte aéreo, en el que la baja tarifaria había llegado a un extremo insoportable, me refiero al transporte mundial. Lo lamentable fue que Aerolíneas Argentinas no haya aprovechado ese dominio que tenia del mercado local para incrementar su productividad, optando por solicitar mayores subsidios, lo que garantizaba una política salarial para todos, incluidos directivos, ajena a la realidad del mercado y a los resultados de la explotación.
Se optó por hacer demagogia gremial creando una burbuja de supuesta eficacia, en vez de trazar una política para incorporar al personal a la dirección de las empresas del grupo, que ahora queda en una situación complicada ya que razonablemente el gobierno no tendría recursos para financiarla, por lo menos en su estructura actual.
Algunos cálculos dirían que necesitaría dos millones de dólares por día hasta fin de año, eso con suerte y viento de cola. Sabemos que el viento será de frente y con mucha fuerza…Al tipo de cambio de hoy el grupo necesitaría como mínimo un aporte de $ 35.640.000.000,00 o u$s 550 millones.
La suma parece imposible para el gobierno, cuando se prevé que cerrarán mini pymes que conforma una fuente de trabajo para 190.000 personas. Hay un 54% de Pymes que están "no operativas" y ya un 25% avisaron que no podrán pagar los salarios de abril ni siquiera con ayuda del gobierno. A esa situación se suman provincias y municipios.
Volviendo a la cuestión de la ayuda pedida por IATA, personalmente estoy convencido que el gobierno no puede ahora auxiliar a empresas que lucían como inviables desde el vamos. Dos empresas pertenecen a fondos financieros que deberán admitir que la apuesta les salió mal, resultado totalmente previsible. Tienen estas empresas las espaldas para seguir invirtiendo, cosa poco probable dada el rumbo que el gobierno parece darle a la economía, y en su caso para financiar su retirada. Seria agraviante para el 40% de pobres e indigentes, que el estado les conceda algún tipo de ayuda.
Distinta es la situación de Andes, que habida cuenta de la composición de su flota resulta difícil ver su futuro con optimismo, pero el estado tiene la obligación de imaginar una salida ya que le generó una competencia ilegitima que vulneraba la legislación vigente.
Nos queda Aerolíneas Argentinas, y de una buena vez el gobierno deberá ponerse serio y negociar con su personal un nuevo esquema de gestión y de participación en la dirección y de readecuación salarial, seguramente hacia la baja en los próximos años hasta que la actividad recupere un nivel aceptable de ocupación y rentabilidad.
IATA respecto a la Argentina demuestra desconocer la situación económica, por lo que su pedido luce como inoportuno y me hace dudar de la información que posee de cada mercado.
En el caso no se diferencia de nuestro gremialismo tradicional.
Portal de América






Comentarios
Lo que está haciendo, en todo el mundo y con el mismo discurso, es pedir plata para sus afiliados.
Lo mismo que los sindicatos de trabajadores.