Carnaval en La Pedrera 2018: más chico, pero mejor
Miércoles, 14 Febrero 2018 00:17

Carnaval en La Pedrera 2018: más chico, pero mejor

Unas 7 mil personas le dieron vida a una nueva jornada de carnaval en La Pedrera. Varias cosas mejoraron respecto a la última edición, y quedó la impresión que esta vez el clima y el ambiente fueron de fiesta y alegría. Se notó, por primera vez, aunque con algunos claroscuros, la decisión de las autoridades de aplicar lo que habían anunciado. No era fácil. Pero tampoco era tan difícil.

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por Adriana Pugliese, La Paloma Hoy

 

Pasó otra edición del carnaval en La Pedrera. Pero, esta fue distinta. Hubo cerca de 7 mil personas. Un público conformado en su mayoría por familias, que con el correr de las horas les fueron dejando el lugar a los jóvenes. Muchas familias argentinas y montevideanas que llegaron o estaban ya de vacaciones en el balneario, aprovecharon su momento comenzando la guerra de agua que se propagó después del mediodía por la Avenida Principal. En general, se vivió un ambiente pacífico y festivo, aunque hubo algunos momentos amargos, como peleas o hurtos en la calle principal, ante los cuáles la policía intervino en forma inmediata.

 

En este sentido, hay que señalar que fue evidente la presencia y la actividad de la policía, tanto mediante patrullajes como en los momentos que tuvo que intervenir debido a hechos de relativa gravedad. Esos patrullajes fueron intensos, tanto en móviles como a pie, por las calles laterales y transversales. Incluso con personal de civil dentro de la calle Principal que generaron las mayores detenciones. Esta mañana, la policía informó que realizó cerca de 10 detenciones durante el carnaval debido sobre todo a intentos de hurto.

 

La venta ambulante, fue menor que en la pasada edición y estuvo más controlada.

 

A pesar del anuncio sobre la extensión del vallado, el mismo fue otra vez insuficiente. Desde el tanque de OSE hacia la entrada de La Pedrera contaron con cerco de protección apenas 3 locales comerciales y una sola casa.

 

Los baños químicos fueron mejor distribuidos. Con un criterio tal vez más racional, se lo podía encontrar a lo largo de toda la avenida, entre la rambla y la ruta 10.

 

No se formaron tumultos ni hubo aglomeraciones, ya que la cantidad de público, similar al de un fin de semana de enero, provocó que se pudiera andar cómodamente durante todo el carnaval.

 

La jornada había comenzado con una guerra de agua que fue una auténtica fiesta en la que participaban personas de todas las edades y, en ese marco, no se generaron incidentes ni peleas y el Carnaval de Los Niños la tarde noche previa reunió a cerca de 800 personas en un  hermoso festejo.

 

Operativo en serio

 

Para muchos, el operativo policial del año pasado había sido una especie de puesta en escena. Vecinos reclamaron que la policía no había intervenido cuando se produjeron peleas en plena calle principal, y lo mismo ocurría con las inspecciones municipales, que desaparecían al aproximarse la noche y brotaban los puestos ilegales y las barras de alcohol. Algo parecido a lo que ocurrió con la venta ambulante los primeros días de enero de esta misma temporada…

 

Luego de un hecho de gravedad sufrido por una comerciante y vecina de La Pedrera el sábado de noche, sobre el que oportunamente informamos, las tareas de prevención e intervención funcionaron de manera decisiva.

 

Lo que dijeron los responsables

 

El encargado del operativo, Fausto de León, explicó a La Paloma Hoy que a las 8:10 comenzaron las tareas de limpieza: “A simple vista podemos decir que se generó menos residuos que en años anteriores, 50 o 60% menos calculamos comparado con años anteriores, esto solo es un dato, no quiere decir si hubo menos o más gente festejando la noche de ayer, pero indica que menos afluencia de público tuvimos”, aunque, De León declaró que no era lo que se esperaba: “si ustedes ven el dispositivo de emergencia que teníamos previsto desde el comité de emergencia, salvo algunos cambios, está generado para la misma cantidad de gente que hubo el año pasado, en torno de las 15 mil personas”, afirmó el jerarca, aunque al año pasado, ciertamente, la cifra de asistentes rondó las 10 mil personas.

 

Sin problemas

 

Este año, los comerciantes tuvieron que implementar otras formas de trabajo “nunca habíamos trabajado con gente adentro del local porque no era seguro, este año como se dispusieron otras cosas contratamos personal de seguridad y la gente entró sin problemas”, explicó un comerciante a La Paloma Hoy mientras barría la vereda del bar. El mismo comerciante contó que como hacía muchos años no pasaba “trabajamos como restaurante en el turno noche y tuvimos gente esperando afuera para comer”.

 

A las 7 de la mañana los locales estaban vacíos y sin música, la gente había empezado el éxodo pasadas las 6, cuando el sol ya salía por el Desplayado. Los comerciantes pasaron de atender sus locales a barrer la vereda y limpiar lo que quedaba luego del paso de cerca de 7 mil personas. Solo dos locales permanecían abiertos, uno que aún ofrecía cerveza fría en vasos de plástico y otro que mantenía la música fuerte, que más que acercar, parecía ahuyentar a los pocos rezagados que habían quedado luego del paso de la policía.

 

Vecinos, comerciantes y autoridades coincidieron, al ser consultados, en afirmar que el carnaval fue mucho más tranquilo que otros años y que, pese a que hubo menos gente, se trabajó mejor.

 

El operativo de limpieza fue, como ya es costumbre, muy rápido y eficaz.

 

Las causas del éxito

 

Un viejo enunciado futbolístico reza que el éxito no necesita explicación. Yo no creo eso. Cuando algo sale bien, o mejor de lo que salía, hay que saber qué pasó para seguir mejorando.

 

Es cierto que no era ni fue fácil. Pero tampoco era tan difícil. En el mundo se realizan eventos populares que surgieron con la autoconvocatoria y de manera espontánea, mucho más complejos que el Carnaval en La Pedrera, y con una asistencia varias veces mayor, y se desarrollan sin complicaciones.

 

Se trataba de hacer lo que se anunciaba. Todo consistía en llevar a la práctica lo que se decía ante los medios. La clave era acortar la distancia entre el decir y el hacer. Dejar de afirmar con esa frase risible que el problema era hacer convivir distintas formas de diversión y entender, de una vez por todas, que mucha gente venía a delinquir y nadie hacía nada y se justificaba el caos. Se trataba de hacer cumplir la normativa. Una voluntad que faltó en las ediciones anteriores.

 

¿La fecha ayudó porque el público de la primera quincena de febrero es más familiar y eso conformó una base pacífica más amplia? (El año pasado fue a fines de febrero) ¿El descenso del número de asistentes, al no formarse tumultos ni aglomeraciones, colaboró con que no hubiera tantos arrebatos y situaciones de violencia que fueran aprovechadas por delincuentes? ¿Las presiones y manifestaciones públicas de los vecinos hicieron ver a las autoridades que esto como se venía llevando adelante no daba para más? ¿Las reuniones, los intercambios, las idas y vueltas también ayudaron? ¿Las autoridades entendieron por fin que la pasividad y la inacción ante este evento era la peor receta?

 

Todo esto, seguramente, contribuyó de alguna manera.

 

Ni prohibición ni zona liberada

 

Lo que está claro es que no hubo un progresivo avance basado en la experiencia que permitió ir mejorando año a año el operativo. No se fueron corrigiendo errores de a poco, ya que el último operativo de carnaval fue, quizá, el peor de todos. Esta vez hubo un salto de calidad. Y ese salto se hizo evidente porque ahora sí, lo que se notó fue la decisión. Esta vez sí, parece que las autoridades decidieron terminar con algunos problemas que se volvían crónicos y que dañaban fuertemente a La Pedrera durante carnaval.

 

Quizás, a partir de ahora, se encaren de otra manera los problemas que sufren La Pedrera y La Paloma durante la primera quincena de enero. Porque no se trataba de suspender o prohibir el carnaval como afirmamos tantas veces desde aquí, ni se trababa de dejar la zona liberada. Hacer cumplir las normativas es defender los derechos y libertades de cada uno para que todos puedan disfrutar, trabajar o simplemente compartir el momento, respetando a los demás.

 

Portal de América

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