Mónaco: la aviación de un estado minúsculo
Martes, 16 Mayo 2017 17:06

Mónaco: la aviación de un estado minúsculo

Compartimos un excelente artículo de Javier Ortega Figueiral de su Blog LAS GAFAS DEL VIAJERO en www.lavanguardia.com acerca del Principado de Mónaco en el que queda muy claramente demostrado que cuando se piensa un destino y se gestiona en consecuencia, no importa el tamaño del territorio en el que se encuentra. Vamos al excelente contenido:

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En Mónaco todo está concentrado. No hay otra, pues es un estado de tan solo dos kilómetros cuadrados y estos están muy bien aprovechados. A pesar de esa densidad y optimización del espacio, el país de los Grimaldi, los grandes eventos marítimos, los hoteles y el celebérrimo Casino diseñado por Garnier, nunca ha podido tener algo dentro de su territorio: un aeropuerto, pues la orografía y falta de terreno han hecho literalmente imposible diseñar una pista para aviones allí.

Aun así y aunque parezca mentira, Mónaco tiene un departamento propio de aviación civil, dirigido por Bruno Lassagne, también un registro local de aeronaves con el código 3A-, además de diez controladores aéreos y dos helisuperficies: una, dedicada a las emergencias sanitarias, está en el centro hospitalario Princesse Grace y otra se instaló junto al Sporting Monte-Carlo. También hay un aeroclub, dos compañías aéreas y un helipuerto comercial con un tráfico tan intenso que haría palidecer a muchos aeropuertos convencionales.


El helipuerto de Mónaco en plena actividad desde una de sus plataformas móviles. (PM)

Los helicópteros llegaron al Principado hace 41 años con la creación de la sociedad Heli Monaco, que empezó su actividad del modo más simple posible: comprando un Enstrom F.28 en el que viajaban dos personas: un pasajero y su piloto lado a lado. Con esta pequeña aeronave se inició el puente aéreo entre Mónaco y el aeropuerto de Niza-Côte d’Azur en tan solo 10 minutos, un trayecto que por carretera podía dilatarse algo más de una hora.

El experimento fue un éxito. Los ciudadanos y visitantes de Mónaco empezaron a apreciar la nueva oferta aérea y al cabo de dos años de vuelos sin cesar, llegó el primer aparato de turbina y capacidad para cuatro pasajeros: el Bell 206 JetRanger, tan fiable y vendido que en su tiempo fue a los helicópteros lo que el Volkswagen Golf a los coches. Hasta 1980, los aparatos aterrizaban y despegaban desde un pequeño descampado. Los más de 15.000 pasajeros anuales convencieron al Príncipe Rainiero III, pues dio la bendición al servicio aéreo y autorizó la construcción de un helipuerto nacional sobre el mar, entre los puertos de Cap d’Ail y Fontvieille.

Desde entonces, los pasajeros no dejaron de crecer y la flota de Heli Air Monaco se fue ampliando con aparatos de mayor capacidad y más modernos, fabricados por Eurocopter (ahora llamada Airbus Helicopters) con los que actualmente transporta una media de 100.000 pasajeros anuales solo en la línea regular Niza-Mónaco, con unos 26 vuelos diarios por sentido, saltos breves de unos siete minutos a un precio entre 120 y 135 euros el trayecto por persona más tasas.


Un Airbus Helicopters H155 de Monacair, en pleno vuelo sobre el Mediterráneo.

Desde el helipuerto del Principado también se ofrecen viajes a la carta que permiten llegar a cualquier destino de la Costa Azul o varias estaciones de esquí de los Alpes en 45 minutos. También a Ginebra, a donde se llega en algo más de una hora, a la Costa Esmeralda de Cerdeña en hora y media e incluso se aterriza en Roma-Urbe en menos de dos horas de vuelo. Además de Heli Air Monaco, estos servicios los opera también la otra compañía aérea del país: Monacair, fundada a finales de los años 80 por la familia Casiraghi y creada para ofrecer servicios chárter a clientes VIP y desde 2015 también ha ampliado sus servicios a los vuelos regulares, aunque con menos frecuencias que la otra aerolínea nacional.

En 1999 Monacair fue nombrada “Transportista oficial de Su Alteza Serenísima”, el príncipe Albert Alexandre Louis Pierre Grimaldi. También vuelan con ella algunos dignatarios en viaje oficial y todo tipo de celebridades o personajes anónimos en aparatos que por su configuración interior son lo más parecido a un Mercedes o BMW de alta gama que vuela.

Dentro del principado, todos los servicios aéreos tienen también incluido el transporte terrestre desde o hacia los hoteles y domicilios de los pasajeros, salvo una semana al año: la de la celebración del Gran Premio de Mónaco de F-1 (este año se celebrará dentro de unos dias: del 25 al 28 de mayo), ya que zonas enteras del país quedan cerradas durante horas al tráfico de vehículos convencionales. Durante el fin de semana de entrenamientos oficiales y la carrera, el tráfico aéreo monegasco, tanto de compañías locales como de operadores internacionales se multiplica, así como los precios de los billetes, que casi se triplican por la fuerte demanda de unos pasajeros que quieren enlazar con sus vuelos en el aeropuerto de Niza en solo siete minutos, evitando las colas en las famosas corniches, carreteras trazadas en paralelo a la costa. Así, uno de los estados más pequeños del mundo, ha desarrollado gracias a los helicópteros, un transporte aéreo de alta calidad más que adecuado para sus necesidades y la de sus visitantes.

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3A-MGA, el Dassault Falcon 7X de Alberto Grimaldi, fotografiado en el aeropuerto de Cardiff (Ian Grinter)

En el registro de aeronaves del Principado de Mónaco no están solamente inscritos los helicópteros de Monacair, Heli Air Monaco o el Aeroclub; también hay aviones de ala fija que nunca podrán aterrizar en el territorio donde están matriculados (algo similar a lo que sucede con los veleros y lanchas que lucen la bandera andorrana y tienen su base en diferentes puertos deportivos de Cataluña o Baleares). La práctica totalidad de estas aeronaves son jets ejecutivos fabricados por Cessna o Dassault, siendo el más conocido de todos el Dassault Falcon 7X que Alberto II recibió en el aeropuerto de Niza en marzo de 2013, un acto que el jefe de estado hizo coincidir con la inauguración de un hangar de uso exclusivo para su avión personal, un trimotor de última generación por el que pagó 37 millones de euros.

 

Portal de América

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