Levantar la prohibición de viajar a Cuba muestra respeto por la democracia estadounidense
Lunes, 15 Marzo 2010 07:52

"Sólo en Miami está Cuba tan lejos.''En ningún otro tema son las palabras de la canción de Bette Midler más verdaderas en la cuestión de los viajes a Cuba. Las 90 millas entre Florida y Cuba son la distancia más larga entre dos puntos, tanto a nivel psicológico y objetivo.
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Esta cuestión merece un análisis veraz y desapasionado de los hechos. Los partidarios de la prohibición de viajes sostienen que no hay ninguna ley que prohíbe viajar a Cuba, y que, de hecho, el turismo sólo a Cuba actualmente está prohibido por la ley de Estado Unidos. La verdad es que un ciudadano o un residente legal de EE.UU. no pueden comprar un billete para viajar a Cuba a no ser que esté autorizado por el gobierno. Y cualquiera que viaje a Cuba, incluso con una licencia, se arriesga a una multa e incluso penas de cárcel por violar la ley.
 
Muchos estadounidenses han sido multados por viajar a Cuba para visitar las iglesias, observar aves, pescar, pasear en bicicleta, visitar lugares históricos o arrojar de las cenizas de sus padres.
 
Hay un esfuerzo concertado para hacernos creer que el turismo es la principal fuente de ingresos para el gobierno cubano. Sin embargo, la principal fuente de ingresos de Cuba son los subsidios de petróleo de Venezuela.
 
Es más, expertos del Fondo Monetario Internacional estiman que en el Caribe, incluida Cuba, sólo el 15 por ciento de los ingresos procedentes del turismo permanecen en el país. El resto va a las cadenas hoteleras, aerolíneas, agencias de viajes, operadores turísticos, cruceros, etc. De este modo, el ingreso real del turismo por lo general ocupa el tercer o cuarto después de las remesas y las exportaciones.
 
No hay ningún argumento en contra de permitir que ciudadanos de EE.UU. viajen a Corea del Norte, Irán, Sudán y Siria, mientras que no se permite viajar a Cuba.
 
Hay, sin embargo, un argumento válido y apremiante y es que a los ciudadanos de EE.UU. no se les debería negar un derecho fundamental con el fin de perseguir objetivos de política exterior que no estén relacionados con los intereses nacionales.
 
Una política que se ha seguido y defendido vigorosamente, pero no ha logrado alcanzar su objetivo en 50 años es el epítome del fracaso. Mauricio Claver-Carone, el cabildero del grupo de presión de Estados Unidos-Cuba PAC, sostuvo en una reciente columna en The Miami Herald que no hay ninguna alternativa viable que se pueda demostrar que sea éxitosa. Pero de acuerdo con esa lógica, si un paciente muere durante una operación, la muerte no sería un fracaso porque no hay ninguna prueba de la probabilidad de éxito de un tratamiento alternativo.
 
Los partidarios de suprimir la prohibición de viajar a Cuba son honestos al afirmar que no hay garantías de que el permitir viajes a Cuba sin restricciones lleve la democracia a Cuba. Si bien esto puede ser cierto, eso no es un argumento válido para no intentar una alternativa a una política que fracasó.
 
Lo que también es cierto, y debe ser lo más importante, es que el levantamiento de las sanciones mostraría respeto por la democracia en Estados Unidos.
 
Éstos son los hechos que deben considerarse cuando se habla de viajes a Cuba:
 
(1) Levantar la prohibición de viajar causaría que un millón a 3,5 millones de estadounidenses viajen a Cuba el primer año. Si tan solo dos millones consumen  el sur de Florida como su punto de salida, habrá un adicional de 20.000 vuelos, apoyando el trabajo de un número considerable de residentes de Florida tales como pilotos, azafatas, personal de tierra, maleteros, agentes de viajes, etc.
 
(2) Las ganancias por las tasas de aeroportuarias serán considerables.
 
(3) Habrá un gran impulso en la industria de cruceros.
 
(4) Las ventas agrícolas de la Florida a Cuba se podría duplicar como resultado.
 
El levantamiento de la prohibición de viajar a Cuba es una cuestión importante que debe discutirse con hechos reales, utilizando la lógica y la razón, no sólo la ideología.
 
Es hora de que la política de EE.UU. hacia Cuba no se oriente hacia el cambio de régimen, sino para ayudar al pueblo cubano y la defensa de los derechos y libertades de todos los estadounidenses.
 
No se debe predicar la democracia mientras se apoyan principios antidemocráticos.

fuente: Elena Freyre/ miamiherald.com
traducción: www.portaldeamerica.com

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