Sin embargo, este lunes ha habido hubo una novedad largamente esperada: el Gobierno británico ha dicho que, incluso aunque no hubiera acuerdo, Gran Bretaña seguirá permitiendo que las compañías aéreas europeas vuelen a su país sin problemas como hasta ahora y que espera que los europeos hagan lo mismo con sus aerolíneas. El documento se publicó el lunes y comprometen a los británicos a seguir siendo miembros voluntariamente de la agencia europea de seguridad (EASA).
La perspectiva era que el 29 de marzo de 2019, en el caso de que no hubiera un acuerdo total, y el asunto irlandés parece dificultar esta solución, todos los aviones tuvieran que aterrizar porque automáticamente la legislación europea deja de estar en vigor en Gran Bretaña y, al revés, Europa no reconocería como parte de su ámbito a los aviones británicos.
La posibilidad de una crisis total entre Europa y el Reino Unido se venía viendo como una posibilidad, pero los desacuerdos de la pasada cumbre de Salzburgo apuntan a que es una opción más verosímil que lo inicialmente pensado.
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