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Jorge Pérez: los condos en Miami los compran los extranjeros
Miércoles, 11 Julio 2018 20:08

Jorge Pérez: los condos en Miami los compran los extranjeros

La obra más reciente del urbanizador Jorge M. Pérez, el edificio SLS Lux Brickell, es en el aspecto estético un resumen de Miami. Un mural de 40,000 pies cuadrados del artista argentino Fabián Burgos en la fachada y la escultura de Fernando Botero, Torso de hombre, en la esquina que mira a South Miami Avenue, remiten a esos días de diciembre en que la ciudad se convierte en la sede del arte mundial durante Art Basel.

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En el interior, los diseños de la firma Yabu Pushelberg tienen unos tonos de verde y azul muy específicos que evocan a La Habana de los años 1940 y 1950, y que a su vez recuerdan esa parte de Miami que el mundo identifica con los cubanos.

 

La torre de 57 pisos, una combinación de hotel y apartamentos con instalaciones y servicios de lujo, es también un reflejo de la estrategia utilizada por Pérez y su compañía, Related Group, para mantener el éxito en las ventas de condominios en el fluctante mercado de Miami.

 

"Este es un mercado en el que casi no hay financiamiento, la gente nos da el 50 por ciento del valor del apartamento, y cuando pasa eso, las posibilidades de que no cierren en la compra del edificio, es muy rara", dice Pérez.

 

Todas las unidades de SLS Lux se vendieron a compradores –en muchos casos celebridades– que prefieren la privacidad de unos elevadores que se abren en su propio apartamento o la opción de hacer fiestas más íntimas en el salón de billar del piso 47, donde el urbanizador ofrece esta entrevista a el Nuevo Herald.

 

"Hemos cerrado miles de unidades en los últimos años y no hemos tenido una persona que no haya podido comprar", afirma Pérez, que desde la fundación de Related Group en 1979 ha podido apreciar las altas y bajas del mercado de Miami.


Jorge Pérez, presidente y director ejecutivo de Related Group, junto a su nuevo proyecto, SLS Lux Brickell, un edificio de 57 pisos con apartamentos y suites de hotel de lujo. A la izq., se ve parte del mural del artista argentino Fabián Burgos.

 

Después de la crisis inmobiliaria que afectó a Estados Unidos en el 2008, se predijo que el mercado local demoraría 10 años en recuperarse, recordó. "A los tres años empezó a repuntar y tuvimos una gran racha de grandes ventas, principalmente internacionales".

 

Ahora se venden menos apartamentos, pero al mismo tiempo los urbanizadores de condominios se han dado cuenta y están construyendo menos, reconoce Pérez, resaltando que en su negocio lo fundamental es esperar las oportunidades, y que para cuando llegue ese momento, cuentan con muy "buenas tierras".

 

El urbanizador, de 68 años, explicó que el actual mercado de condominios de Miami, que depende de los compradores internacionales, no ha podido beneficiarse del bajo desempleo y de otros marcadores sobre el buen estado de la economía estadounidense.

 

Por otra parte, el alza del dólar ha desalentado en parte a los compradores internacionales, que ahora deben invertir más para adquirir un condominio. También la falta de empleos bien pagados es uno de los obstáculos para que Miami se afiance como destino de interés para compradores de todo el país. "Miami es la ciudad de Estados Unidos que tiene mayor discrepancia entre ingresos y renta. Por eso, el 80 por ciento de estos condominios los están comprando los extranjeros", confirma.

 

El urbanizador opina que para que los profesionales locales puedan afrontar los altos costos de los apartamentos en el downtown, es preciso la creación de empleos con salarios altos.

 

"En esa parte no hemos hecho una gran labor porque con el clima de Miami, con los impuestos tan bajos que tenemos, deberíamos lograr que vinieran muchas compañías nacionales e internacionales a poner su sede aquí", dijo aludiendo a las limitaciones en las políticas de los gobiernos locales.

 

Otro reto que enfrenta Miami es el peligro de las inundaciones, como una de las secuelas del cambio climático.

 

Pérez explicó que Related Group está construyendo los apartamentos, especialmente los que están junto al mar, a 10 o 15 pies por encima de lo que exigen los códigos del Condado, que indican que la altura mínima debe ser de 10 pies. De ese modo, los espacios habitables quedarían probablemente por encima del nivel que puedan alcanzar las inundaciones.

 

"El problema del medio ambiente tiene que controlarse con acciones mundiales, por eso fue muy triste para mí que Estados Unidos abandonara el Acuerdo de París sobre el cambio climático", enfatizó.

 

Un compromiso para toda la vida

 

Pérez, nacido en Argentina de padres cubanos, pasó su adolescencia en Colombia y en 1968 llegó a Miami para estudiar en lo que fue el Miami Dade Junior College. Luego se graduó de licenciatura en Arte y Ciencias en Long Island University y completó una maestría en economía y planificación urbana en la Universidad de Michigan.

 

"Si alguien me hubiera preguntado en la Universidad si iba a ser un hombre de negocios, me hubiera muerto de risa", recuerda Pérez, que quería "hacer algo que beneficiara a la sociedad o ser profesor" porque sus intereses se inclinaban hacia la historia, la filosofía y el arte.

 

Más tarde, un empleo con el gobierno, como planificador, le permitió trabajar en los barrios pobres de Miami. Una encomienda para ofrecer asesoría a companías privadas sobre lugares de construcción lo llevó a incursionar en el negocio de la construcción.

 

"Comencé a construir viviendas públicas porque al mismo tiempo quería hacer algo que tuviera un propósito social. Fue algo magnífico porque estaba ganando dinero y ayudando a la gente", explica Pérez, cuya compañía llegó a ocupar el primer lugar entre las constructoras de viviendas públicas.

 

El interés en trabajar con grandes diseñadores y arquitectos lo condujo a dedicarse a los proyectos urbanísticos por los que hoy se conoce a Related Group y con los que ha ganado una fortuna personal de $3, 000 millones.

 

Parte de estos recursos los ha destinado a ampliar su colección de arte, que hoy tiene más de 1,000 piezas, y que legará en su totalidad al Perez Art Museum (PAMM).

 

El museo que lleva su nombre, y para el que ha donado $40 millones, cuenta ya con 400 piezas de su colección.

 

En la Universidad, "cuando tenía dos pesos juntos iba a comprar una litografía de Miró o de Marino Marini", recuerda sobre la pasión por el arte que le inculcó su mamá, cuando de pequeño lo llevaba "gritando" a los museos porque él lo que quería era practicar deportes.

 

La ampliación de la colección y su ayuda al museo es "un compromiso para toda la vida". En este momento compra arte contemporánea africano, además del arte latinoamericano y en especial el cubano, que siempre ha sido el centro de su interés.

 

"Africa en muchos sentidos se parece a nuestra historia latinoamericana de explotación, de conquista, una diáspora donde la gente viaja y pierde todo", apunta.

 

En el 2012, Pérez firmó The Giving Pledge, un compromiso público de las personas más ricas del mundo para donar gran parte de su fortuna para obras filantrópicas. Esta iniciativa fue inicialmente impulsada en el 2010 por Bill y Melinda Gates y Warren Buffett.

 

"En el futuro, quisiera que pensaran en mí como alguien que trató de mejorar la sociedad, más que en alguien que construyó tantos edificios", dice el empresario, que con la fundación de su familia, Perez Family Foundation, acaba de crear una beca con Florida International University (FIU) a beneficio de estudiantes con "mucho futuro" que no puedan costearse los estudios.

 

EEUU-Cuba, relación en suspenso

 

Pérez fue uno de los hombres de negocio cubanoamericanos que acompañó en marzo del 2016 al ex presidente Barack Obama en su histórico viaje a Cuba.

 

La confianza de Pérez en que los sistemas comunistas caen cuando los mercados se abren al capital generó unas expectativas ahora lejanas, debido a que no existen señales de que las relaciones entre Cuba y Estados Unidos vayan a mejorar a corto plazo.

 

El distanciamiento que se produjo tras la llegada a la Casa Blanca del presidente Donald Trump ha puesto en pausa las esperanzas de personas como Pérez. "Estoy completamente consciente de que Cuba es una dictadura, pero resulta una hipocresía que el presidente Trump se esté dando besos con el dictador probablamente peor del mundo, el de Corea del Norte, un país que está lejísimo de aquí, y que de lo de Cuba no se pueda ni hablar", dijo.


Pérez no obstante reconoce que antes de que Trump llegara a la presidencia, Cuba empezó a poner obstáculos a posibles relaciones comerciales con Estados Unidos.

"Se dieron cuenta que si abrían demasiado, había chance de que el gobierno se cayera, y no fueron tan receptivos a las inversiones norteamericanas", precisa.

 

Con Trump en el cargo, Estados Unidos se va mucho más a la derecha y se vuelve intransigente en todo lo relacionado con Cuba, señala Pérez, quien en el 2008 eligió a Trump como prologuista de su libro Powerhouse Principles: The Ultimate Blueprint for Real Estate Success in an Ever-Changing Market.

 

"Yo hubiera querido que se hubieran abierto las relaciones, especialmente el intercambio social y económico. Creo que eso hubiera producido el cambio mucho más rápido que el actual embargo y que los gobiernos no estén hablando entre sí", concluyó.

 

Portal de América - Fuente: El Nuevo Herald