En 2017, cerraron 358 agencias de viajes y sólo abrieron 32 (la falta de aperturas es, probablemente, el dato más desolador de los dos), con un balance negativo de 326 agencias menos. En otros sectores las cosas van mal, aunque no tanto: los bancos cerraron 201 agencias, mientras que las inmobiliarias también perdieron al cerrar 102 negocios. El clima general es negativo también para las tiendas de ropa: 713 cierres, 399 aperturas.

Estas cifras, explican los expertos, pueden ser engañosas. De hecho, son engañosas. Cierto es que las agencias físicas cierran, pero también es verdad que la mayor parte de los cierres afectan  a las grandes cadenas (fundamentalmente Thomas Cook, aunque no exclusivamente), mientras que algunas redes de agencias independientes están padeciendo problemas menos graves. (¿Pueden las agencias de viajes tener un futuro esplendoroso?)

Pero, falta contar otro dato: el fortísimo auge de los autónomos de los viajes, generalmente ex-agentes de oficinas reales que crean su propia cartera y que trabajan desde sus casas, online, visitando a los clientes pero sin oficinas físicas. Este negocio en Gran Bretaña está marcando el camino para el futuro de los agentes de viajes, según explican los expertos. Sólo una organización de estos agentes por libre explica que el año pasado unas 300 personas se dieron de alta a través de su empresa, que no es la única que opera en el mercado. Estas organizaciones ofrecen infraestructura online, mientras que los agentes operan con los productos que creen que son más útiles para el cliente.

Y, no nos engañemos, por supuesto una parte importante de los clientes se han marchado a las OTAs, que han adquirido una presencia central en el mercado.

Portal de América - Fuente: preferente.com