"Lo único que he visto desde que llegué son banderas, violencia y gente protestando", se quejó otro viajero frustrado.
La ciudad está sin transporte público y buena parte de sus principales accesos están tomados por piquetes que defienden la independencia.
Cerca del mediodía, movilizarse era un virtual galimatías. "Tengan en cuenta que hay una huelga y que el día será difícil", avisaban carteles en varios hoteles. En la zona céntrica no fueron pocos los que tenían la puerta cerrada para evitar eventuales desmanes.
"No les aconsejo que vayan por el centro", fue la recomendación que escucharon en su hotel un grupo de turistas que acababa de llegar a la ciudad, esquivando justo el comienzo de la huelga.
Tanto la Plaza Cataluña, el corazón de la ciudad, como la Plaza Sant Jaume y el paseo de Las Ramblas son incesantemente recorridos por jóvenes embanderados con la "estelada", la bandera que simboliza la independencia.
Bajo un cielo -por momentos- encapotado llega el ruido de helicópteros que sobrevuelan la ciudad. El ruido genera inmediatos silbidos.
Alentada por el gobierno del independentista Carles Puigdemont, la huelga afectó también el servicio de trenes de larga distancia y los cuatro aeropuertos de Cataluña: El Prat, Girona, Costa Brava y Sabadell.
Pero ni siquiera el contar con vehículo propio garantiza por estas horas la actividad turística. "No se preocupen. Reprogramaremos", prometía la guía a cargo de un grupo de enojados turistas que pensaba llegar a la localidad de Sant Feliu de Guixols, en la Costa Brava.
La noticia, en el momento de partir, era que la ruta estaba cortada por piquetes. Móvil en mano y sonrisa nerviosa, la joven negociaba con sus jefes el nuevo destino de los indignados viajeros.
"Lo que más me llevo de aquí son fotos de banderas, de manifestaciones y de gente enojada", comentó, sarcástico, uno de ellos, entre las risas nerviosas de los que esperaban para subir al autobús.
Portal de América - Fuente: La Nación