La norma permite a los alojamientos, hoteles o cualesquiera otros, la posibilidad de ofrecer precios y condiciones mejores que las que ofrecen a intermediarios electrónicos, independientemente de las condiciones que se prevean en los contratos privados. Como se sabe, Booking –también otras OTAs, pero esta es la que realmente domina el mercado– exige contractualmente a los hoteles que no ofrezcan precios mejores a ningún otro portal, agencia de viajes o intermediario, de forma que el cliente puede tener la certeza de que, comprando en Booking, siempre obtiene el mejor precio.
 
Una medida similar ya se introdujo en Francia y es conocida como la Ley Macron, porque el ahora inmediato presidente francés la propuso cuando ocupaba el ministerio de Economía con François Hollande.
 
El diputado que defendió la propuesta explica que “finalmente se eliminan de Italia las restricciones injustas impuestas por la OTAs que prohibían que los titulares de alojamientos pudieran hacer ofertas más bajas fuera del contrato con estas organizaciones. Esta exigencia contractual de las OTAs representan un límite a la competencia y afecta al precio final que se aplica a los turistas. Ahora los operadores pueden determinar libremente los términos y condiciones de sus servicios sin acuerdo de tarifa. Un requisito previo para la libertad empresarial y para dar a los clientes las mejores ofertas”.
 
Arlotti, que es de Rímini, una zona muy turística en la costa Adriática, añadió que “las empresas de alojamiento hoy pagan a los portales de reservas comisiones que pueden llegar hasta el 30 por ciento. Cuando un portal asegura a su cliente que ofrece el mejor precio, en realidad está diciendo que ha prohibido al hotel ofrecer un precio mejor en su propia página web”.

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