El precio del petróleo y la suba de  tarifas; los agobiantes controles de  seguridad en los aeropuertos y  las cenizas volcánicas, hacen que viajar en avión sea cada día ménos práctico, confiable y placentero. Entramos en la era de mirar de manera más amigable para el lado de los trenes de alta velocidad, ferrys rápidos, construcción de puentes y facilitación de trámites aduaneros y migratorios en los pasos de frontera terrestres y fluviales.

No sabemos (ni queremos saber) si es verdad que los negros vaticinios acerca del Apocalipsis, se cumplirán próximamente, pero de alguna manera, la decadencia que podría precederlo, ha llegado hace bastante tiempo y está instalada definitivamente. No se asusten no vamos a referirnos a la inseguridad, al narcotráfico ni a la promiscuidad sexual, el tema que nos ocupa es la anarquía informativa y no enfocada solamente a la que brindan los medios de comunicación.

Hay pocas ciudades en el mundo que ofrezcan tanta variedad de características como la capital argentina para, escribir un artículo de turismo. En esta serie que hoy iniciamos y titulamos Sensaciones, pretendemos compartir con el lector lo que nos pasa antes, durante y después, de una visita a determinados destinos turísticos y empezar con la capital argentina. Es muy grato, desde algún punto de vista más fácil, pero con el asumido riesgo que aunque escribamos cien páginas, siempre "algo", nos va a faltar, por eso ya advertimos, lo que sigue es muy antojadizo.

Si pudiésemos observar en perspectiva el contexto actual del turismo, no dudaríamos en diagnosticar que se trata de una actividad, muchísimo más nueva de lo que suponemos, aún los especialistas. Una muestra contundente de ello, es lo que pasa con los ministerios del ramo. Descartando a Guyana y Surinam y las denominadas dependencias (Guayana Francesa, Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur), tomando como base los 10 países que nos enseñaron en Primaria, menos de la mitad, solamente cuatro, cuentan con organismos denominados Ministerio de Turismo, en el resto hay secretarías, viceministerios y carteras compartidas..

Tratamos de respetar a nuestros lectores a diario, por eso, aunque a veces nos cueste disgustos muy grandes,, por ejercer a pleno nuestra independencia editorial y terminemos atentando contra nuestra propia economía al desalentar a los avisadores a los que puede no convenirles nuestra opinión, al parecer, seguimos manejando a contramano por la autopista del turismo.