Quien vea a Brisbane hoy y la haya conocido hace un par de décadas no podría reconocerla. Es como si Sydney se hubiera desplazado unos mil kilómetros más al norte y se reinventara a orillas de un río, bajo una latitud tropical.
La capital de Queensland, el estado que ocupa la parte nororiental del continente australiano, apostó al futuro y puso todas sus fichas sobre la mesa. Ya es la tercera ciudad del país y uno de sus principales centros financieros, industriales y comerciales. Las orillas del río Brisbane cotizan muy alto, tanto en sentido propio como figurado: las torres ganan en metros y los proyectos valen cada vez más. La skyline de la ciudad se va modificando rápidamente: la selva de cemento y acero cuenta ya con unos 30 rascacielos de más de 120 metros, que llegan a 258 para el edificio más alto, el 1 William Street. A sus pies, las calles del viejo centro histórico conservan algunas edificaciones británicas de ladrillos junto a las modernas de sedes corporativas de empresas australianas y asiáticas, o bancos multinacionales.
Portal de América - Fuente: Buenos Viajes