La República Argentina continúa con su reclamo contra el gobierno inglés ante instituciones internacionales como las NACIONES UNIDAS, ORGANIZACIÓN DE ESTADOS AMÉRICANOS, UNASUR y mediante una pertinaz acción diplomática, que no por ello, deja de parecer errática e incoherente.
Los observadores más de una vez han pensado que la intensidad del reclamo argentino está más ligado a razones de política partidaria interna que a objetivos nacionales o de Estado.
La guerra de 1982 obedeció al deseo de las Fuerzas Armadas Argentinas de consolidarse en el ejercicio del poder, cuya legitimidad de ejercicio, habían perdido por la falta de idoneidad para gobernar.
Al fracasar en la guerra, no solo tuvieron que dejar el gobierno sino que ingresaron en una crisis de identidad que aún hoy persiste.
Los gobiernos democráticos argentinos no han tenido coherencia en el fundamento de los reclamos de la República para recuperar la perdida soberanía de las islas y las políticas de Estado se limitan a reaccionar tardíamente cada vez que el gobierno inglés ejecuta algún acción que se considera lesiva a lo que vaga o difusamente llaman “nuestros intereses nacionales”.
Lo cierto es que la “cuestión Malvinas” es un tema latinoamericano.
El turismo, que para la Real Academia Española es la actividad o hecho de viajar por placer, podría ser en este momento un medio de acción política para iniciar de una vez por todas un intento serio para acercar a las Islas Malvinas y a su gente con Argentina y Latinoamérica.
Es difícil y tal vez ilusorio pensar que en las circunstancias actuales, Reino Unido y Argentina puedan siquiera poner en discusión los derechos sobre las Falkland Islands para unos, e Islas Malvinas para los otros.
Más difícil aún, por el rechazo de los “kelpers” hacia todo lo que tiene color argentino.
El único medio pacífico que resultaría conveniente hasta para los propios “kelpers” y que además, ninguna nación de “buena voluntad” podría oponerse es la de facilitar el turismo entre las islas y el continente latinoamericano incluso invirtiendo en ellas para ofrecer una hoteleria y servicios a la “altura del tiempo”.
Los Kelpers deben vivir la experiencia de que el reclamo argentino no es agresivo sino amistoso y que es natural y conveniente para ellos tener vinculación con toda Latinoamérica.
Ese debería ser el primer paso.
Obvio, los resultados se verán en el tiempo futuro, quizás ni siquiera en el mediato pero los propios argentinos deberán asumir que la soberanía no se impone sino que se conquista mediante la amistad. El turismo, es amistad ya que no se conoce caso alguno de turismo inamistoso.
Lo inmediato seria abrir los puertos y aeropuertos sin esperar reciprocidad para que los “kelpers” puedan viajar sin restricción alguna a Argentina y cualquier país de la región.
Con ese gesto, por primera vez se estaría dando un paso adelante.
Las acciones argentinas y latinoamericanas no deben ir dirigidas contra la población ni sus intereses ya que ello, lo único que conseguirá será abroquelarlos mas al Reino Unido y seguir considerándonos “adversarios” o “enemigos”.
Si los “kelpers” logran prosperar debemos demostrar no solo nuestra alegría continental sino que para mantener su prosperidad y desarrollo, Argentina y Latinoamérica, serán una necesaria garantía y no un molesto contrapeso.
El turismo es una actividad muy seria para dejarla solamente en manos de los políticos, por ello, todos los que estamos de una u otra forma en esta apasionante actividad debemos una respuesta y las acciones consecuentes.
Leer Sobre el Editorial Falkland Islands y el Turismo por Luis Alejandro Rizzi
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