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Turismofobia: "Unos muchos y otros nada y eso no es casualidá..."
Viernes, 30 Junio 2017 12:40

Turismofobia: "Unos muchos y otros nada y eso no es casualidá..." www.elmundo.es

"...Si el maiz crece desparejo alguna razón habrá". Así es como comienza "La rastrojera", la polca criolla del montevideano Marcos Velásquez (1939-2010). Con tilde en la "a" y sin "de" para decir casualidad y sin tilde en la "i" para nombrar al maíz. Pero hay otra parte de la célebre canción que no tiene desperdicio: "La crisis en Uruguay/tiene dos explicaciones:/cuando no es por la sequía/es por las inundaciones.". No encontramos mejor inicio para este artículo en el que pretendemos analizar dos realidades antagónicas: el exceso de turismo en algunos destinos europeos y la incontrastable realidad del turismo uruguayo a pesar del discurso oficial: la cada vez más notoria estacionalidad.

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Mientras en Uruguay siquiera hay definida una estrategia de desestacionalización del turismo, en algunas partes del mundo existen destinos agobiados por el mismo, también con marcada

superabundancia en altas temporadas pero con persistencia durante todo el año.

La italiana Venecia es uno de esos casos salientes, pero donde el tema se ha agudizado últimamente es en tres lugares de España: las baleares Palma de Mallorca e Ibiza y sobremanera la catalana Barcelona, la gran metrópoli que recibe en promedio 30 millones de turistas al año (España recibió 75 millones en 2016).

Sin embargo, como pasa en casi todos los temas, todo depende del cristal con el que se mire el contexto. El periódico catalán La Vanguardia dice: "Para muchos, el problema no es el número de turistas que visita la ciudad, sino la gestión de esa llegada de turistas. De hecho, en el último informe del Ayuntamiento de Barcelona sobre percepción del turismo en Barcelona (2016), el 86,7% de los encuestados afirmó que el turismo es beneficioso para la ciudad, el 76,3% opinó que la convivencia con los turistas era buena o muy buena y el 78,6% aseguró que en su barrio no hay un exceso de alojamientos turísticos."

En referencia al universo del turismo español, informa 5 días de El País: "La llegada de turistas extranjeros a España tocó suelo en 2009 al descender hasta los 52 millones de viajeros. Desde ese ejercicio no paró de crecer hasta superar los 75 millones de viajeros el pasado ejercicio. En siete años se han ganado 23 millones de viajeros, lo que ha servido para justificar los entusiastas balances que se han hecho desde los gobiernos socialistas y populares de turno. Ese incremento de llegadas, sin embargo, no se ha repartido por igual entre todas las comunidades autónomas ni en todos los meses del año. Seis autonomías (Canarias, Baleares, Madrid, Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía) concentran el 91,5% de las llegadas y los cinco meses de temporada alta absorben el 50% de las entradas de turistas extranjeros ávidos de sol y playa."

Morir de éxito

El mismo informe, bajo el subtítulo: "Rentabilidad y calidad" dice: "Ese reparto desequilibrado no es nuevo y se lleva produciendo desde el inicio de la crisis. Lo que sí ha cambiado desde 2009 es que se han ido incorporando de media 3,2 millones de viajeros cada año y que todos ellos han elegido los destinos más turísticos para sus vacaciones. El crecimiento en los otros cuatro destinos más visitados del mundo ha sido mucho menor: Francia ha ganado 1,2 millones al año y China e Italia menos de un millón al año. La excepción es EE UU, que también ha ganado 3,2 millones al año, aunque sobre una superficie muy superior, lo que evita los problemas de saturación que se están empezando a producir en algunas ciudades como Barcelona o Madrid.

En ese escenario, las preguntas parecen evidentes. ¿Ha tocado techo el turismo extranjero en España? ¿Se puede o se debe seguir recibiendo tres millones de turistas más cada año? ¿Existe el riesgo de que el sector pueda morir de éxito? Juan Molas, presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos Turísticos (Cehat), considera que el récord ansiado de más turistas ya se ha batido con la meta de los 75 millones de viajeros de 2016 y ahora toca aspirar a otras. “El otro récord al que hay que aspirar es a recuperar rentabilidades, a aumentar la calidad de los alojamientos, a incrementar la oferta complementaria. El ciclo positivo no es eterno y en algunos destinos se puede volver a sufrir”, asegura.

Para Molas, las dos prioridades en las que se deben centrar todos los agentes implicados en el sector son la ruptura de la estacionalidad (la excesiva concentración de viajeros en los meses de

temporada alta ) y la búsqueda de nuevos mercados (el 60% de los turistas siguen procediendo de los países vecinos de la Unión Europea)."

¿Turismofobia o reivindicación?
La Vanguardia, bajo el título ¿Realmente hay turismofobia en Barcelona?, afirma que "Los barceloneses están mayoritariamente a favor del turismo pero reclaman una mejor gestión ante la

masificación. Los vecinos de las zonas más visitadas son los que más lo sufren. Una de ellas es el barrio de la Sagrada Familia, donde es habitual la subida y bajada constante de grandes grupos de cruceristas liderados por un guía, que inevitablemente bloquean el paso al transeúnte. En los meses estivales, de hecho, la imagen puede llegar a evocar las migraciones de ñus en el Serengueti. Aunque lo cierto es que las aglomeraciones no son las únicas quejas de los ciudadanos. Inmediatamente después vienen el incivismo, el turismo de borrachera, la suciedad y el ruido. Además, el 76,7% de los ciudadanos de Barcelona cree que el turismo hace subir los precios en la ciudad. “Y la peor consecuencia es la sustitución de la vivienda residencial por la vivienda de uso turístico y especulativo, así como la sustitución del comercio de proximidad por los negocios turísticos”, denuncia el vicepresidente segundo de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB), Joan Balañach, que demanda al consistorio barcelonés que anteponga los derechos básicos de los ciudadanos ante el fenómeno del turismo.


Mientras que el también catalán El Diario, sostiene: "Criticar el turismo como modelo económico hegemónico es reclamar una ciudad justa y equilibrada, es demandar unos barrios poblados, es exigir limitaciones en los precios de los alquileres, es denunciar la especulación en locales comerciales y licencias de actividades, es denunciar los mercados negros de pisos dedicados al turismo que expulsan las familias con rentas más bajas, es gritar que queremos vivienda pública y asequible, es conjurarse para conseguir unas calles y unas plazas que no estén saturadas por los visitantes, es un lamento por los vecinos y las vecinas que han despoblado nuestros barrios. Le dicen turismofobia pero no lo es: es reivindicación consciente del derecho a la ciudad."

Entonces

Confirmamos con este repaso que en todas partes se cuecen habas y que a pesar de las enormes diferencias registradas en el volumen de captación de turistas y generación de divisas, los problemas principales son comunes.

Se reclama ir a la desestacionalización y ampliar los mercados emisores tanto allá como acá.

Para lograrlo por estos barrios del mundo, sin dudas hay que comenzar a trabajar en serio, con rigor acádemico y aunque cueste admitirlo o suene paradójico, desde una base empírica, todo lo contrario a lo que se está haciendo en este momento, que es la aglomeración sin sentido de gente sin dudas voluntariosa pero muy alejada de la sabiduría en torno al tema.

Un plan estratégico de turismo moderno, debería contemplar el abordaje de las principales falencias que tiene nuestra actividad con una mirada integral, de la cual no pueden estar disociados los principales sectores que componen a la industria.

Un plan nacional de turismo pensado en la actual coyuntura no puede carecer de un fuerte compromiso con la reformulación de la política nacional de transporte. Y cuando decimos transporte no solamente nos referimos al aéreo, sino también al terrestre, fluvial y ferroviario.

No debería dejar de incluir el tratamiento a la tan discutida y postergada reglamentación del corredor inmobiliario.

Muchísimo menos debería ignorar una postura corporativa, integral, de cara al actual contexto de la actividad en relación a la inclusión financiera y todas sus derivaciones.

Sería de gran acierto y una demostración de humildad y altruísmo, promover la generación de una entidad supra, representativa del sector empresarial ante los gobiernos de turno, con peso real.

Es impostergable generar la herramienta o instrumento imprescindible para acceder a estadísticas creíbles, con rigor cinetífico, llámes observatorio, barómetro o como se le quiera denominar.

Todo esto y mucho más, es lo que necesita el turismo uruguayo para dar los pasos que debería dar, para desarrollarse y salir del estancamiento, de la siesta perenne en la que se insertó hace mucho tiempo, desde bastante antes del advenimiento del actual gobierno.

Ahora...quizás hasta el momento, tal vez, muchos lectores estarán deduciendo que toda esta reflexión estaría dirigida al lado estatal, al ministerio de turismo, pero nos apresuramos a decir que están equivocados.

El verdadero cambio que requiere la actividad debe provenir de la iniciativa de la actividad privada, donde aún quedan algunos cerebros pensantes valiosos con absoluta nitidez y claridad, pero...el tiempo pasa...y corre para todos, por lo tanto, activamos la alarma para sacudir la modorra, "antes que siga siendo tarde..."

Portal de América