Como va dicho, hasta el momento no hay afectados reales. Los pasajeros que tenían que viajar han viajado.
Existen gestiones tendientes a encontrar la solución para todos los pasajeros afectados, aunque es muy difícil que ello se pueda concretar en su totalidad.
De ninguna manera queremos eximir de responsabilidad a Vidigh ya que este negocio es muy simple, los servicios cobrados deben ser brindados y cuando ello no sucede se defrauda al cliente. Esa es la fría letra de la ley y contra ello, no hay argumentos.
Detrás de cada dólar entregado por un cliente hay mucha esperanza, hay mucho trabajo, hay mucha ilusión y el incumplimiento, por inesperado, genera un daño muy importante.
Pero hay situaciones y situaciones, hay agravantes y atenuantes.
Volare, que estamos seguros no es una isla en Uruguay, ni en la región ni en el mundo (y que nadie se llame a sorpresa y menos, que se muestre sorprendido o indignado ¿ok?) es parte de un sistema que al menos en Uruguay es un secreto a voces que está seriamente comprometido con su futuro.
Es común en una charla de amigos del sector la pregunta ¿Cómo es posible que haya tantas agencias de viajes abiertas?.
Tampoco es secreto para nadie que hay cuatro o cinco grandes empresarios que manejan más del 80% del mercado y entonces, la gran mayoría de agencias de viajes uruguayas se quedan con menos de la quinta parte de ese mercado y claro, no da, ¿ok?.
Un viaje grupal que se le confiaba a Volare desde hacía muchos años y representaba una importantísima inyección en su presupuesto, en 2017 no se concretó y ello fue el desencadenante de la quiebra.
La garantía ante el Ministerio de Turismo de Volare, venció el pasado 31 de mayo. La casi absoluta mayoría de las ventas de la agencia, que aún resta brindar los servicios, se dieron antes de esa fecha.
Entonces cabría preguntarse:
¿El Ministerio de Turismo se constituyó el 31 de mayo en el local de Volare y le pidió un balance informativo de los servicios vendidos y aún no brindados hasta esa fecha?
Tenemos entendido que la respuesta es negativa.
¿Esta omisión del Ministerio de Turismo no lo haría parte del problema?.
Si las ventas de Volare se produjeron mientras estaba vigente la garantía, ¿los pasajeros no deberían ser protegidos?.
Se nos podrá decir que no es habitual que esto que cuestionamos se cumpla pero, es nuestra obligación señalarlo y es lo que hacemos.
Hoy es Volare, lamentablemente no será el último trago amargo del sector, por ello, invitamos a todos los que puedan hacer algo por aliviar el impacto que lo hagan y que al menos intenten evitar que la sangre llegue al río.
Mientras tanto, tratemos de aprender a tener algo de mesura en el tratamiento de la comunicación, sobremanera cuando se trata de asuntos tan sensibles como el de esta caso y mucho más por parte de algunos actores que en temas similares o aún más complicados, se llaman regularmente a silencio.
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