El texto del mensaje es el siguiente: "Estimado Antonio: Estoy completamente en desacuerdo con la reglamentación de la actividad hotelera que propones. Nunca ha generado mejoras en el sector, pero sí corrupción. El Estado es (histórica y casi universalmente) mal hotelero, ¿cómo podría ser buen juez de calidad? Los temas siguientes de tu Editorial son la mejor demostración de que la regulación suele prestarse más para la defensa de intereses corporativos, oligopólicos y hasta empresariales individuales, que para el mejoramiento de las condiciones de los servicios. En los años que representé a Uruguay en la Reunión Especializada en Turismo del Mercosur, el peor enemigo del transporte específicamente turístico era el MTOP, que discriminaba estas empresas de las que denominaba "regulares", e impedía el transporte multimodal y la lanzadera. Por la épòca, PLUNA tenía derecho a veto en la Comisión de Política Aeronáutica, y con eso frenó el desarrollo del transporte aéreo por años. Desconozco si ambas cosas siguen siendo así, pero mi intención es demostrar que menos reglamentación es -en el caso- mejor. Y -a estar por las declaraciones del Ministro Pintado (oops, lo que yo llamo una coincidencia significativa) oportunamente comentadas- mucho mejor. Cordialmente, Carlos Santo.

Nuestra respuesta:

1 - Hay muchos ejemplos de lo que históricamente se hacía mal y cambiado, empezó a funcionar mejor, quizás haya que encontrar por allí la razón de la ratificación, por parte del electorado, a la fuerza política que ejerce el gobierno actualmente. Respetando todas las formas de pensar, sostenemos que muy triste sería para el país que, como históricamente (según el lector), el Estado ha sido mal hotelero y ha tolerado la corrupción, nos crucemos de brazos a observar como la desregulación hace su obra. De todos modos, si bien el Ministerio de Turismo es el ente que debe regular, controlar y administrar, lo que pedimos fue que tercerizara la evaluación y clasificación y eso si, por las dudas, que esta vez la consultora no fuese catalana(a pesar de la admiración que sabemos, siente el lector por los consultores de la tierra del Nano).

2 - En el transporte, la cuestión tampoco ha cambiado mucho. En lo terrestre, los transportadores turísticos (en un país pretendidamente turístico)no tienen una silla en el Consejo de Salarios y deben aceptar lo que por ellos, haga ANETRA, corporación que con toda lógica, defiende sus intereses y no los de otros. Ojalá algún día se aprueben libremente las lanzaderas pero, primero va a ser menester explicar de que se trata... En el transporte aéreo, al veto de Pluna lo han denominado "cañón antiaéreo" y es, entre otros temas, a ello que nos referimos cuando pedimos se discuta, se haga un congreso o una gran mesa redonda. En un mundo competitivo y dinámico como el actual, nadie debe ostentar ni disfrutar perennidad en sus concesiones, todos, deberían someterse a un simple test de efectividad periódica y si por ejemplo, una aerolínea no cumple a cabalidad con las reglas de determinada ruta, deberá aceptar que caduque su permiso y sea adjudicado a otra. Todos, quienes de una u otra manera están involucrados en el transporte aéreo, saben lo que hay que hacer y conocen que el mercado es muy estrecho y que si "abren el grifo", la lucha puede ser tan feroz que seguramente corra sangre verde y haya muertes empresariales. Por esos secretos públicos, por esa cola de paja, es que se comete la locura de certificar a BQB sin exigirle la aprobación de los requerimientos IOSA de IATA. "No te doy las rutas que me pedís pero, te autorizo a volar aún, si no me cumplís con lo que requiere la máxima autoridad universal del transporte aéreo" parecen decir.

Entonces, ¿regulamos o no?.

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