por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay
La integración que le dio Villar al trabajo periodístico especializado con la propia gestión ministerial, llegaba a tal punto que por ejemplo, todos quienes quisieran cubrir cada uno de los eventos que se registrasen en cualquier punto del país, contaban con el apoyo del ministerio. Desde la locomoción (de acuerdo al número de periodistas se colocaba una unidad que podía ser la propia camioneta del organismo o algún micro u ómnibus contratado), a las comidas e inclusive el alojamiento cuando así lo requería la cobertura.
En cierta ocasión viajamos a Durazno y el encuentro (no recuerdo con exactitud el motivo) se llevó a cabo en la sede de la Junta Departamental y en la sala se encontraban los colegas que habían viajado desde Montevideo, autoridades y prensa locales y también, algunos directores de turismo de otros departamentos.
Como era casi habitual, Villar nos pidió que nos sentásemos a su derecha en la mesa principal, mientras que a su izquierda se ubicaba el Subsecretario de entonces, el Doctor Amadeo Otatti.
Nuestra ubicación en ese lugar no se limitaba a la mera presencia. Esos encuentros se desarrollaban en un clima muy coloquial, donde generalmente el ministro pronunciaba un discurso inicial y luego se llevaba a cabo un intercambio entre muchos de los presentes.
En determinado momento, en el uso de la palabra hice referencia al ncesario protagonismo que yo entendía debían tener los diferentes destinos turísticos del país y su presencia, en la promoción general del país.
En respuesta a ello, el gran poeta minuano Santos Inzaurralde (entre otros títulos exitosos, autor de "Minas y Abril") por entonces Director de Cultura del Departamento de Lavalleja y por ende -como se estilaba por entonces- también Director de Turismo, dijo, palabras más, palabras menos: "A nosotros no nos interesa mucho promover demasiado el turismo hacia nuestra región, queremos seguir pudiendo dormir la siesta".
Inzaurralde no había terminado de hablar cuando evidentemente yo estaría dando muestras de inquietud (por decirlo de un modo elegante) ante lo afirmado, cuando sentí que Villar me tomaba del brazo izquierdo suavemente y en el mismo tono me decía al oído: "No le conteste Herrera, déjelo pasar".
Y no le contesté. Me costó mucho, me mordí los labios y pensé muchas cosas, ninguna positiva respecto a lo sostenido por Don Santos.
Con el paso del tiempo, de cara a lo que pasa en lugares como Machu Picchu; Venecia; Barcelona; Palma de Mallorca; Ibiza y otros lugares por el estilo, cabe la reflexión y me permito traer la anécdota a este espacio de opinión en forma de interrogante.
El pensamiento de Inzaurralde en aquella época, ¿fue pronunciado por un conservador o por un adelantado?.
Y como yapa, el agradecimiento a Don José Villar Gómez, porque... además de todo lo que le brindó a la profesión y al turismo uruguayo, al hablarme al oído aquella vez, sugiriendo que no le respondiera a Inzaurralde, seguramente sin saberlo, marcó otro hito importante, posibilitando que en este momento, de alguna manera reconozcamos el valor de la reflexión del célebre poeta de las sierras.
Nos vemos.
Portal de América