por Sergio Antonio Herrera, desde Salinas, Uruguay - @DelPDA

La justa

Personalmente, pude vestir ropa propia y de primera mano coincidiendo con mi primer trabajo, el que también sumado al de mi hermana mayor, nos permitió comprar la primera tele blanco y negro. Ya había vivido quince años sin ropa ni tele propia, pero cuando mi madre hacía milanesas la pila medía más de medio metro y cuando la mano venía de puchero o de guiso, la olla que se usaba no era precisamente de las chicas. Sentados a la mesa nunca éramos pocos. Siempre había un familiar que había venido "de afuera" a hacer trámites o por temas de salud; también algún vecino o amigo o simplemente, alquien que por equis causa andaba próximo y lo necesitaba porque..."un plato de comida no se le niega a nadie", noble premisa de aquellos tiempos.

El vino uruguayo era lija pura; escocés tomaban solo los ricos y para los demás la escala era: en un mismo nivel la caña, la grappa y la amarga. Si hacía mucho calor la cerveza era bien popular y como bebida fuerte, en los bailes, en las "boites" en los "cabarutes", caña añeja; caña añeja especial y como "finoli" la espinillar de ANCAP. Promediando el siglo XX ANCAP empezó a fabricar whisky y si bien personalmente nunca lo pude soportar, esa bebida, en un país "guisquero" por excelencia, llegó a desarrollarse mucho y alcanzar niveles de penetración en el mercado muy sostenidos. La duda al fumar era con o sin filtro o negros versus rubios, sólo esa.

Mi primer coche lo pude comprar a los treinta. Como no podía ser de otra manera, fue un "fusca" del 62. Y como en la familia nadie había tenido auto, para aprender a manejar tuve que pagar una academia, a la que terminé yendo a culminar el curso, sin licencia aún pero en mi fusca rojo.

Gracias a que trabajaba en turismo siempre pude viajar bastante más de lo que habría podido hacerlo.

Hablaba por teléfono en aquellos mamotretos negros enormes de varias líneas en la oficina; hacía las operaciones en las Facit de manija, escribía a máquina en aparatos de un carro que llegaban a superar un metro y una vez pude comprarme una portátil Olivetti verdecita.

Iba al Estadio sin dudarlo. Era de los que creía que si yo no iba, Peñarol no era el mismo. Muchos años fui a la Platea América porque mi viejo trabajaba en el club y yo lo ayudaba y tenía carnet.

Pero cuando esa época terminó seguí yendo, cuando podía a la platea o a la tribuna América pero si no, a la Olímpica sin drama, y cuando los precios eran muy caros como para la final de la Copa América del 67 con mi hermano, para ver el gol de Rocha a Roma, en el talud de la Amsterdam.

Los desaparecidos eran los infieles o los deudores, de ahí, no pasaba. Hoy mis nietos manejan las creaciones de Steve Jobs como nosotros a su edad el lápiz y el papel. Son pasajeros aéreos frecuentes y las pilchas...ya sabemos. Ponen Netflix o Youtube y se calientan si falla el Wifi. Si uno va a mediodía y se para en la puerta de una panadería ve a casi todo el mundo salir con la bolsita con bizcochos... El vino de hoy es joya, pero los jóvenes en la previa toman el tetra mezclado con Malibú y Martini Blanco, "porque es lo más parecido a la falopa" me dijo un chico cuando tuve un quiosco. La duda al fumar cambió entre lo enajenante y lo mortal y la baja en el consumo de alcohol se debe más a la UNASEV que a la mejora cultural. Hoy el celular es todo y para una muy importante faja de la sociedad actual acceder a uno bien vale matar a quien sea. Hoy me animo a ir al Campeón del Siglo de vez en cuando porque me queda relativamente cerca, porque es precioso y novedoso, pero cuando haya un clásico, si ven que no llegué, pueden empezar nomás...La vida no vale nada de verdad. Todos los días muere gente y muchos jóvenes por causas cada vez más absurdas e inexplicables.

Tiempos modernos

Con mucha lógica, llegó un día en que los que estaban fuera del mundo del placer, del glamour, del jet set, se cansaron de estar con la ñata contra el vidrio. Pero además, esa reivindicación empezó a coincidir fuertemente con el hambre, las enfermedades y la muerte precoz, por las grandes diferencias, groseras diferencias en el reparto de la riqueza y todo comenzó a cambiar.

Al menos en Uruguay, muchos vimos con simpatía las primeras acciones de los Tupamaros, "deschavando" a los delincuentes nacionales de cuello blanco de siempre, coincidentemenmte integrantes de la mayoría de esa minoría rica de la región.

Lamentablemente, cuando las cosas pasaron a la acción jodida, a las armas, ahí la cosa cambió de tenor.

Y como respuesta sobrevinieron las dictaduras y el Plan Cóndor y el brutal estropicio de milicos asesinos aliados con los mismos ricos de siempre  sin escrúpulos que lograron algo que parecía imposible, unificar a todos en su contra.

Y mientras algunos comenzábamos a entusiasmarnos con el canto popular; a "pasar de querusa" cassettes y fotocopias reveladoras, generalmente provenientes del exilio; pararnos en las sillas en los tablados y gritar fuerte por ejemplo ¡A redoblar!! o a ¡A desalambrar!! y emocionarnos con las tacuaras de La Falta o con las demandas en verso de La Bruta, otros comenzaron a solidificar la acción política que en los hechos, culminó vendiéndonos a todos aquellos despolitizados y no militantes, la idea que la izquierda era el camino.

A mi me pasó que mirando a algunos cajetillas blancos de Pocitos y Carrasco y algunos conservas colorados de todo el país, que eran los mismos (para mí) que habían constituído aquel statu quo egoísta que degeneró en la demanda y en la violencia, la muerte y el horror, que empecé a pensar que la izquierda tenía los cuadros suficientes en reserva como para hacer una patria nueva, la que todos queríamos y esos pocos insensibles políticos, oligarcas y milicos nos habían usurpado durante tanto tiempo.

Y a pesar que ni por asomo me hubiese tatuado la cara del Ché ni jamás haya aceptado la realidad de la isla de Cuba, contraponiendo lo que se venía con la negra historia de usurpación y de manejo simil títeres que provino siempre del Norte, me sumé a esa esperanza y me encontré, sin pisar jamás un comité de base ni participar nunca de una manifestación, entregándole a la izquierda durante muchos años lo más importante quizás que pude haberle entregado: mi voto. Hasta el del Pepe incluído.

Con el diario del lunes

Viendo muy de cerca el manejo, la soberbia y en algunos casos las más que sospechosas actitudes de varios integrantes del Poder Ejecutivo en los últimos dos períodos de gobierno y en el actual, en el que transcurre, soy uno más de los defraudados, sin dudas indignado, fundamentalmente con el señor Mujica en primer término; con el señor Vázquez luego, así como con los ministros de Economía Astori y Lorenzo y con casi todos los integrantes de los ministerios de Turismo y de Transporte desde el 2005 hasta estos días.

Además de hacer naufragar las dos actividades en las que trabajo, el Turismo y el Transporte, los gobiernos del Frente Amplio han improvisado; han mentido; han generado un estado de cosas que nos va a costar muchos años revertir y lo peor, es que la inmensa mayoría de los uruguayos, colegas de la prensa incluídos, ni siquiera se han dado cuenta y lo que es peor, hay muchos que por ignorarlo algunos y por conveniencia otros, creen o dejan que creamos que piensan que es verdad el relato del Frente Amplio en el Turismo y en el Transporte.

Pero lo que es mucho más grave aún es que la Justicia, esa Justicia que sigo escribiendo con mayúscula quizás remiso a aceptar que no es la que se muestra ahora, sino que sigue siendo la que yo siempre creí que era, hace más de dos años que fondeó el expediente del Caso Pluna justo cuando declaraciones de Calvo Sánchez involucraron directamente a López Mena y a muy buena parte del gobierno de Mujica.

En los últimos días por iniciativa de la defensa de Fernando Calloia, la jueza de Crimen Organizado Maynard envió un cuestionario a Mujica quien tuvo el tupé de negar por escrito lo que se cansó (y fundamenmtalmente nos cansó) de cacarear por todos los medios, ni más ni menos que él era el responsable del escandaloso otorgamiento del aval a Cosmo. Y lo peor es que hoy los medios anticipan que "no va a pasar nada" y que la Justicia archivaría la causa.

Basta dar una miradita por Argentina, Brasil y Venezuela y también por Ecuador y Bolivia para ir entendiendo lo que, como la moda europea, a nosotros nos va a llegar más tarde que a todos, pero que nos va a llegar, no hay dudas.

Nos vemos.

Portal de América