Los viajes internacionales y el turismo II: Turismo Médico, ¿otra modalidad inexistente?
Martes, 06 Junio 2017 19:09

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Otro aspecto a comentar sobre los viajes internacionales es el que tiene que ver con la denominación de  “Turismo médico”  que se le ha dado a la afluencia de personas que llegan a un destino en búsqueda  de atención médica.   Modalidad de turismo que no existe en realidad, puesto que el turismo es una manifestación de la conducta social que tiene lugar en el tiempo libre de las personas y que como tal, constituye una de las denominadas actividades del ocio.  La atención médica  no tiene lugar en el tiempo libre ni forma parte de dichas actividades, sino que es una actividad que las personas tienen que realizar en el denominado “tiempo psicobiológico”, llamado también tiempo de vida o tiempo vital, por lo que no constituye una de las actividades del ocio.  Las personas que viajan por motivos de salud y atención médica por tanto no son turistas sino “pacientes”, como veremos en los breves antecedentes que se exponen a continuación.

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por Miguel Ángel Acerenza, desde Ciudad de México


Antecedentes

 

Los viajes por motivos de salud y atención médica existían ya mucho antes de que surgiera lo que hoy conocemos como turismo a mediados del siglo XVII.  La historia cuenta que en la antigüedad se registraban ya importantes desplazamientos de viajeros hacia los Santuarios de la Antigua Grecia para obtener los efectos benéficos de los baños termales, especialmente de aguas sulfurosas,  y mejorar así su salud.    El más grande e importante de estos santuarios era el de Epidauro, en el Peloponeso.

 

Cuenta también de la existencia de desplazamientos de personas hacia hospitales en búsqueda de diagnóstico y atención médica para la cura de sus enfermedades.  Y destaca los primeros hospitales creados con ese fin por el sentido social que los caracterizaba: el Adudi en Bagdad fundado en 981, Nuri en Damasco en 1154, y el Mansuri en 1284 en El Cairo, reconocido éste último como el hospital más grande y más completo creado para servir a todos los que necesitaban de cuidados médicos, desde el rey hasta los más pobres, sin excepción alguna. 

 

Contaba con salas separada para mujeres, quirófano, farmacias, biblioteca y varias salas para conferencias, y los servicios que ofrecían eran gratuitos.

 

Lógicamente en esa época a dichos viajeros no se les llamaba turistas, eran en realidad “peregrinos”, o en su caso “pacientes”.   El término turismo tal cual lo conocemos en la actualidad, aparece por primera vez en Inglaterra recién a mediados del el siglo XVII, y el motivo que da origen a esta actividad es de índole educacional, y no por razones de salud o de tratamiento médico.

 

El “turismo médico” es un concepto relativamente nuevo que comienza a desarrollarse alrededor de los años 80.  Se trata en realidad del turismo que la OMT   denomina “turismo de salud”, pero que la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OECD) decidió sustituir la palabra “salud” por la de “médico”, y lo definió como: “La práctica de viajar a un destino diferente al de residencia para obtener tratamiento médico, a la vez que se visita al destino y se realizan actividades más propias de un turista”.  Desde entonces se comenzó hablar a nivel internacional de un “turismo médico”.

 

Ahora bien, como el gasto que realizan quienes viajan con ese propósito en los servicios médicos que reciben y en el consumo que realizan en el lugar de destino genera importantes ingresos, desde una perspectiva económica personas y organizaciones no familiarizadas con el turismo lo asocian con éste y lo llaman “turismo médico”, y hasta hablan de una industria médica cuando es bien sabido que la atención médica forma parte del sector servicio en la economía.

 

Pero lo cierto es que el turismo médico, al igual que el turismo de negocios, carece   de fundamento científico, puesto que la atención de las enfermedades  es una actividad propia del denominado “tiempo vital” o de vida, que es el tiempo empleado por las personas para satisfacer sus necesidades psíquicas y biológicas básicas (sueño, higiene, nutrición, sexualidad, etc.), y para  la atención de enfermedades.    Como lo mencionáramos al inicio de este artículo, el turismo tiene lugar en el tiempo libre y como tal forma parte de las llamadas actividades del ocio, y la atención de enfermedades no tiene lugar en ese período de tiempo, ni  forma parte de dichas actividades.   Desde nuestro punto de vista por tanto,  no se puede hablar de un  “turismo médico” porque sencillamente no existe  tal modalidad de turismo.

 

Conclusión y reflexiones

 

Las personas cuyo principal motivo de viaje a un país distinto al de su residencia habitual es la atención y tratamiento médico son en realidad “pacientes”, aunque en el país visitado puedan realizar algunas actividades que son propias de los turistas.

 

La  razón por la cual a estos viajes, desde una perspectiva económica, se les ha llamado turismo médico radica en el hecho de que el gasto que realizan  en los servicios médicos que reciben y el consumo que realizan en el país visitado durante su estancia, al igual de lo que sucede con el gasto de los turistas, generan importantes ingresos para la economía del mismo.

 

Para que se pueda tener una idea al respecto basta decir que la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE), entidad que acuño el término de turismo médico con el cual se identifica a esta actividad, estima  que el misma genera ingresos que se sitúan entre los 40 mil y los 60 mil millones de dólares al año.

 

Lógicamente esto ha despertado el interés, no solo de los países sino también de los inversionistas  por la promoción de este lucrativo negocio.   México por ejemplo, favorecido por su cercanía a los Estados Unidos y Canadá, es el país líder en Latinoamérica que más  capta ingresos por este concepto. En 2016 reportó 3.277 millones de dólares, y estimaba que en 2017 dichos ingresos llegaran a la suma de 3.691 millones.   Con un crecimiento anual estimado de alrededor del 7.3 %.

 

Varios  países de la región entusiasmados por los beneficios económicos que brinda la prestación de servicios médicos, han encarado también acción para la promoción de esta actividad,  contemplando  incluso  el desarrollo  de “clusters médicos” con el propósito impulsar la inversión privada en la prestación de servicios médicos y poder sacar asi una tajada en este lucrativo negocio.

 

La verdad es que los Organismos Nacionales de Turismo carecen de facultad para aplicar sus actos de autoridad sobre los hospitales, clínicas y sanatorios que son los que brindan servicios médicos en sus países, ni para calificar  la competencia profesional o no del personal que brinda dichos servicios.   Aspectos estos de exclusiva competencia de las Autoridades de Salud Pública.

 

Las personas que llegan a los países por razones médicas lo hacen en realidad por dos motivos principales; el costo de los servicios, que es el caso de México, o por la calidad de los servicios que brindan las instituciones y el personal que en ellas se desempeñan, como sucede en Cuba, y no por la promoción que realizan los organismos de turismo.   Estos no pueden ni deben por tanto considerar la llegada de  viajeros en búsqueda de atención médica como éxito de su gestión, puesto que como se ha visto su motivo principal de viaje no es turístico. Tienen que considerarlos  visitantes, tal como lo indica las Naciones de Unidas en sus Recomendaciones Internacionales para  Estadísticas de Turismo, y no como turistas.

 

En el próximo artículo analizaremos la estructura del movimiento total de los viajes y turismo a nivel mundial, y haremos los comentarios que estimamos convenientes al respecto.

 

Portal de América

Comentarios  

Una vez mas concuerdo con Miguel. Creo que hay que ir separando el turismo, como tal, de otro tipo de viajes que poco o nada tienen que ver. La vez pasada un "comercial" de una empresa aérea hacia referenci al "turismo étnico" que según el lo constituirían los nativos de un país radicados en otro. Es obvio que esta gente, en general en sus tiempos de vacaciones o para fechas determinadas, Navidad y año Nuevo, en sus viajes a su país de origen lo hacen para estar con su familia, pero el objetivo nada tiene que ver con el "turismo". Si bien comparto con Juan Carlos de Pablo que un caso no hace ciencia, mi hijo y su familia viven en SCL , ellos toman sus vacaciones en Chile o en un tercer país y vienen dos veces al año a Argentina para estar con su familia, pero no vienen en función de "ocio" o de "tiempo libre". Este mismo caso me lo cuenta amigos cuyos hijos están radicados en otro país. Primera conclusión deberían depurarse los números cuando se anuncia cada año lo que la gente gasta en turismo, pienso que si desgajamos estos falsos agregados, el monto será menor. Las lineas aéreas deben aprovechar estos nichos con tarifas diferenciadas a quienes viajar realmente por turismo.

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