Conceptualización del turismo III
Lunes, 18 Marzo 2013 00:09

Conceptualización del turismo III
Tiempo libre, ocio y turismo

En el artículo anterior definimos el tiempo libre, por lo que en este   artículo en particular definiremos el ocio como tal, en cuyo contexto se da el turismo, y explicaremos el porque el turismo no cubre todas las formas de uso que las personas pueden hacer de su tiempo libre, ni todas las formas posibles de recreación.  A continuación entonces, los comentarios al respecto.
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por Miguel Ángel Acerenza, desde México

DEFINICIÓN DEL OCIO

Como lo mencionáramos, sobre la definición del ocio existen grandes divergencias entre las concepciones “burguesa” y la “marxista”, por lo que éste tiene en realidad dos acepciones, una que considera al ocio sinónimo del tiempo libre, y otra que lo considera como algo distinto debido a sus concepciones ideológicas.

Como nuestro propósito no es tampoco polemizar en torno al ocio, y sí tratar de aclarar la relación existente entre éste y el turismo, nos remitiremos a la acepción más amplia del ocio, en la cual el mismo es considerado como sinónimo del tiempo libre.   Empleando para ello la definición funcional que da J. Dumazedier, reconocida autoridad europea en el tema, quien dice que: “el ocio es un conjunto de ocupaciones a las que el individuo puede entregarse con pleno consentimiento, ya sea para descansar o para convertirse, o para desarrollar su información o su formación desinteresada, su voluntaria participación social o su capacidad creadora, cuando se ha liberado de (todas) sus obligaciones profesionales, familiares y sociales”.

El conjunto de ocupaciones a las que se refiere Dumazedier en su definición son conocidas como las actividades del ocio, entre las que se encuentran: el descanso, el desarrollo personal, la diversión, el deporte, la recreación y el turismo.

El turismo por tanto, se da en el tiempo libre como una de las actividades del ocio, pero como se puede apreciar, no cubre todas las formas  que las personas pueden hacer uso de su tiempo libre, ni tampoco puede darse en todos los tipos de tiempo libre de que  estas pueden disponer, como veremos enseguida.

EL TURISMO COMO UNA FORMA DE USO DEL TIEMPO LIBRE

El tiempo libre del cual pueden disponer las personas se clasifica de la siguiente manera: el tiempo libre de fin de jornada, el tiempo libre de fin de semana, y el tiempo libre de vacaciones.  Como se puede comprender, es difícil que una persona pueda dedicar su tiempo libre de fin de jornada para hacer turismo, cuando éste exige un desplazamiento y una permanencia fuera de su lugar habitual de residencia.  Pero nada impide que esta misma persona pueda disfrutar de su tiempo de fin de jornada mediante la distracción y el entretenimiento que puede ofrecer el teatro, el cine o la televisión e, incluso, la práctica de algún tipo de deporte.   En el caso del tiempo libre de fin de semana, pueda optar entre la recreación o el turismo y, por último, el tiempo libre de vacaciones dedicarlo a la práctica del turismo.

Lo anterior explica entonces, el por qué el turismo no puede darse en todos los períodos de tiempo libre de que las personas pueden disponer    Pero tampoco puede darse en todas las formas de la recreación, como explicamos a continuación.

EL TURISMO COMO UNA FORMA DE RECREACIÓN

Existen pocos trabajos en la sociología donde se trate a fondo el estudio de las actividades recreativas en el contexto del tiempo libre.  Un buen aporte en ese sentido es el de los sociólogos Norbert Elias y Eric Dunning, quienes efectúan una clasificación de las actividades del tiempo libre  en lo que denominaron  “el espectro del tiempo libre” donde las clasifican  en tres categorías: rutinarias del tiempo libre, las intermedias del tiempo libre, y las actividades recreativas.   Incluyendo en las actividades recreativas las actividades pura o principalmente sociales, las actividades miméticas o de juego, y las actividades que consideran de agradable índole desrutinizadora y con frecuencia multifuncionales,  mencionando entre ellas el viajar en vacaciones, tomar sol o paseando.  El análisis que hacen estos sociólogos de las actividades del tiempo libre por tanto, confirma que el turismo, además de tener lugar en el tiempo libre, constituye una forma de recreación  desrutinizadora y  multifuncional, por cuanto  se caracteriza precisamente por ser una actividad turística y recreativa a la vez.

Ahora bien, la psicología no ha definido conceptualmente al turismo como tal, pero ha contribuido enormemente a dar respuesta a otra de las grandes interrogantes que es “por qué viaja la gente por razones distintas a la de los viajes de negocios, o por motivos no relacionados con aspectos culturales, el descanso, el placer, o la recreación, propios de los viajes vacacionales”, al explicar los factores psicológicos y sociales que influyen en las motivaciones y las decisiones de viajes, así como en el comportamiento de los turistas.

En efecto, Edward J. Mayo, director del Instituto para Estudios del Turismo de la Universidad del Centro de la Florida, en Estados Unidos, y su director adjunto Lancer P. Jarvis, en su obra “La Psicología de los Viajes de Placer”, obra de consulta obligada de todos  aquellos que están  directamente involucrados en el marketing de los destinos y de las empresas de servicios turísticos, así como de profesionales, estudiantes de las carreras de turismo en los centros educativos y, en general, de quienes están interesados en el tema,  responden a esa interrogante. Dando más luz al conocimiento del turismo y contribuyendo con ello  a su conceptualización.

CONCEPTUALIZACIÓN DEL TURISMO

Como se habrá podido observar,  los estudios efectuados tanto por los científicos como por los empíricos de reconocido prestigio sobre el tema, indican que el turismo tiene lugar en el tiempo libre, que forma parte de las actividades del ocio, y como tal contribuye al mejoramiento de la calidad de vida de la población, entendiendo como tal no sólo las condiciones de vida sino también el bienestar, que es precisamente a lo que contribuye el turismo.

El mismo resulta de las motivaciones de los individuos, y cuando la suma de las conductas individuales en un conjunto de personas se interfiere e influyen, se convierte en una conducta colectiva, en otras palabras, en una manifestación social de la conducta humana.    En suma, en un fenómeno social.


Como al inicio de esta nueva serie mencionamos que el propósito era demostrar los fundamentos en los cuales sustentamos el planteamiento que efectuáramos en los artículos relacionados con la dificultad existente para determinar el tamaño y medición de los mercados turísticos, no me extenderé más sobre los aspectos conceptuales  del turismo.  Por lo que quienes estén interesados en este tema pueden consultar mi obra Conceptualización, Orígenes y Evolución del Turismo.

Definido el turismo desde la óptica social entonces, estamos en condiciones ya de precisar quienes son turista y quienes nó.  Que es de lo que nos ocuparemos en el próximo y último artículo.

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