Aerolíneas Argentinas. ¿Por derecha o por izquierda…?
Sábado, 23 Abril 2011 12:44

Daniel Innerarity nació en Bilbao en 1959. Actualmente es catedrático de filosofía social y política en la Universidad de Zaragoza. Autor multipremiado. Miembro de la Academia de Ciencias y Artes con sede en Salzburgo. Daniel Innerarity nació en Bilbao en 1959. Actualmente es catedrático de filosofía social y política en la Universidad de Zaragoza. Autor multipremiado. Miembro de la Academia de Ciencias y Artes con sede en Salzburgo.

“…Parto del principio de que el mercado es una conquista de la izquierda y la competencia es un auténtico valor de la izquierda, frente a las lógicas de monopolio y los privilegios. Desde este punto de vista, las reformas para favorecer el mercado (para que funcione mejor, con más capacidad para crear puestos de trabajo, proporcionando oportunidades a más personas, mejorando las condiciones de acceso al mercado de trabajo...) no implican necesariamente más eficacia y menos justicia social. Todo lo contrario: pueden ser de izquierdas en la medida en que reduzcan los privilegios….”

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Daniel Innerarity, este hombre, especialista en Filosofía política y social de la Universidad del País Vasco, en el párrafo transcripto al inicio, supo sintetizar lo que considero la esencia del mercado que no es ni más ni menos que un generador de oportunidades.

El afán por garantizar el empleo de personal especializado, en el caso de AEROLÍNEAS ARGENTINAS y AUSTRAL, o bien la necesidad de mantener la conectividad del país como se ha invocado y se repite con incomprensible ligereza cuando simultáneamente se intenta incorporar aeronaves para vuelos de largo recorrido y reabrir escalas internacionales cuyo fracaso ya ha sido experimentado tiempo atrás, han hecho de AEROLÍNEAS ARGENTINAS y AUSTRAL un verdadero tesoro de privilegios, inadmisibles, en mi convicción, en el marco de un gobierno que se dice “progre” y en empresas prácticamente condicionadas por las apetencias de poder sin límite de dirigentes gremiales, que en algunos casos ni tuvieron la hombría de respetar el disenso con colegas, que no solo fueron excluidos de ARG sino que además se les impidió trabajar en LAN con la complacencia de la propia empresa y se intentó, por suerte sin éxito que lo hicieran en otras empresas de América Latina.

Será difícil encontrar tremendo oxímoron al que se destinan ingentes cantidades de dinero, mas de 800 millones de pesos provenientes del fondo de sustentabilidad del ANSES que cobijan a casi mil y pico de pilotos si contamos a los que están en proceso de incorporación que no alcanza a volar un promedio de 30 horas mensuales, cuando la media mundial oscila entre 70/75 horas como mínimo, pero que significan un importante aporte al gremio que recauda un porcentaje del salario.

El nivel de salarios que paga AEROLÍNEAS ARGENTINAS y AUSTRAL nada tiene que ver con su productividad ni con sus resultados, cuando en lo que va del año ARG habría necesitado más de $ 650 millones del Estado para cubrir sus gastos corrientes. Es decir poco mas de u$s 1,5 millones por día para poder subsistir.

Se miente atrozmente cuando se dice por parte de unos de sus CEOS que ARG fue víctima del gerenciamiento privado sin decir palabra alguna sobre todas las anomalías producidas durante la gestión MARSANS por parte del Poder Judicial que homologó una propuesta de pago fraudulentamente lograda; por el extraño comportamiento de las autoridades de aplicación de la entonces Subsecretaria de Transporte aéreo y la propia Secretaria de Transporte que mantuvieron desde 2002 a 2006 un sistema tarifario congelado para el cabotaje que gestión MARSANS aparte, ocasionó su quiebra; por haber declarado la emergencia del sector sin tomar medida alguna y por no haber transitado márgenes de negociación con la propia SEPI, el Estado español, para recuperar dineros desviados con su propio consentimiento o cuando menos conocimiento.

Recordemos que en el concurso de ARG se cerró una investigación sin ponderar pruebas presentadas y sin producir otras necesarias para esclarecer los hechos y poder llegar a la verdad.

Luego se sumó la presión gremial que habría tenido simpatías de la Secretaria de Transporte y una mirada maternal y muy comprensiva por parte del Ministerio de Trabajo.

Me hubiera gustado ver a ese CEO gestionando a ARG en esa época sin contar con los fondos que graciosa y generosamente le aporta ahora el Estado Nacional y sin haberse reglamentado la emergencia del sector dos veces declarada.

¿Está satisfecho ese CEO por usar fondos proveniente del ANSES para mantener los privilegios de sus 10 mil empleados…y para gastar con total liberalidad, sin confeccionar balances ni rendir cuentas, ni asistir al congreso para exponer los resultados (nefastos) de su gestión…?

¿Cuál es la solidaridad y el respeto gremial con los derechos de los que están afuera del sistema o con los jubilados de hoy y de mañana cuya gran mayoría, hoy, no supera un ingreso de $ 1, 200,00  y que quizás parecerá exorbitante para los jubilados de mañana…!? ¿Es esto justicia social? ¿Es esto un uso racional de los recursos?¿con que finalidad nos mienten? ¿Así se comporta la buena gente?.

“En ocasiones, garantizar a toda costa el empleo es un valor que debe ser contrapesado con los costes que esta protección representa respecto de aquellos a los que esa protección impide entrar en el mercado de trabajo, creando así una nueva desigualdad. Enmascarada tras la defensa de las conquistas sociales, la crítica social puede ser conservadora y desigualitaria, lo que explica que la izquierda está actualmente muy identificada con la conservación de un estatus…” reflexiona Innerarity en el articulo publicado en EL PAIS el pasado 22 de abril (pág. 23 y 24.). Parecería que ese párrafo fue escrito para el caso que estamos analizando.

Tenemos que renovar los contratos sociales como continúa exponiendo Innerarity “…Este sería el primer desafío de la nueva agenda socialdemócrata: los contratos sociales que tenemos que renovar no nos vinculan solamente a nosotros (a los de aquí, a nuestra generación, a los funcionarios, a los asalariados en general), sino a otros que están medio ausentes (a los de cualquier país de la zona euro, a los jóvenes que todavía no han podido trabajar, a nuestros hijos, a las generaciones futuras)….” Aunque yo preferiría decir debemos modificar la cultura imperante que nos hace creer que los derechos no tienen costo alguno. 


El abuso que es un mal uso, se ha convertido en uso normal, en costumbre, en buena costumbre, agregaría. Por tanto como lo explicaba Ortega, debemos cambiar nuestros usos que en cierta forma son espejo de nuestra cultura.

Los que viven y gozan del privilegio de AEROLÍNEAS ARGENTINAS  son aquellos que hipócritamente se oponen al mercado y se cobijan en las sábanas del Estado porque a su calor saben que siempre serán ganadores.

El aporte del Estado y de los jubilados de hoy y de mañana a AEROLíNEAS ARGENTINAS se lo presenta como el medio heroico para castigar la supuesta perversidad de los mercados ya que mientras se nos haga creer que el mercado fracasó los privilegiados conservarán sus privilegios, si se me permite la redundancia.

Tampoco nos advierten o advierten que lo gastado sin ton ni son hoy, fatalmente será pagado mañana por los “…ausentes…”  sin distinción de clases.

Innerarity finaliza así su nota cuya lectura recomiendo tanto a nuestra izquierda como a nuestra derecha “La confrontación entre la izquierda y la derecha no enfrenta ahora a los partidarios del Estado contra los del mercado, sino a quienes tienen más que perder con el fracaso del mercado frente a quienes pueden sobrevivir mejor cuando los mercados no aseguran la igualdad (porque tienen más recursos o porque se saben beneficiarios de una estructura política de privilegios). El mercado es, se mire por donde se mire, un invento de la izquierda…”.

Queda claro se nos dice que los mercados fracasan porque también queda clarísimo que los privilegiados  de siempre solo podrán vivir y existir mientras logren hacernos creer que todo se debe al “  fracaso de los mercados…,” fracaso que es provocado por una política que tiene esa finalidad. Insisto: la línea divisoria ya no pasa ni por la ideología ni por las ideas, ni por la izquierda ni por la derecha sino por ser o no buena gente… Esa es la cuestión…

Portal de América

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