por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Es obvio también que cuando la gente cambia también exige respuestas diferentes para sus demandas y difícilmente las cosas vuelvan al estadio anterior.

Una de las consecuencias más palpables ha sido la disminución del gasto turístico lo que significa que la demanda turística  tendrá la característica del “mas por menos”.

Es decir será más exigente en cuanto a calidad y será más  retraída a la hora de tomar decisiones, por ejemplo, entre viajar o ahorrar o gastar en algo que se considere más valioso o útil que el descanso.

La primera cuestión que nos debemos plantear es si el turismo como actividad destinada al descanso y al ocio, es una actividad importante para la gente o es un gasto superfluo y evitable.

Lo que quiero poner en evidencia es que lo que debemos ponderar no es como vender mejor los servicios turísticos, reduciendo la cuestión a un tema de “marketing” sino demostrarle a la gente la importancia que tiene en la vida el descanso o el “ocio” como prefiero llamarlo.

El “ocio” es una actividad cuya finalidad es la recreación de la persona, el descanso implica para la gente la idea equivocada de “no hacer nada”  por eso muchas personas suelen regresar de sus vacaciones con esa misma sensación de fastidio o de fatiga con la que partieron.
Dicho de otro modo lo que debemos presentar a la gente no son programas de viaje todo incluido, sino el producto “descanso” como un bien atractivo para la “salud de la persona”.

La misión del “agente de viajes” no será solamente la de ofrecer un atractivo itinerario sino a partir  del concepto de “descanso” u “ocio”  ofrecerle al cliente un programa de actividades que lo ayudarán para recrearse  para aliviar las consecuencias de un periodo de trabajo y de las lógicas diarias preocupaciones.

Así como cuando una persona tiene una dolencia física necesita un tratamiento, las vacaciones y el turismo son el remedio  para el tratamiento de esas dolencias que no se pueden localizar  en ninguna parte del cuerpo porque afectan a nuestro espíritu.

Cuantas veces oímos decir “estoy cansado”, pues bien el cansancio es la enfermedad  que debe ser tratada por el turismo. Ese debe ser el objetivo del turismo del futuro. No olvidemos que el cansancio suele incidir negativamente en la salud.
La Real Academia nos da dos acepciones de la voz “cansancio”.

La primera la define como: “falta de fuerzas que resulta de haberse fatigado” y la restante como  “hastío, tedio, fastidio”.
Pues bien el objetivo de la actividad llamada “turismo” debe estar destinado a la recuperación de fuerzas y despejar esas sensaciones que van unidas al cansancio como son el hastío, el tedio o simplemente el fastidio.

Una vez que se tenga claro este objetivo el marketing turístico tendrá su importancia pero deberá apuntar  a dignificar, diría no se si es la palabra mas adecuada,  al turismo como actividad recreativa y me animaría a decir hasta imprescindible no solo para la salud sino también para conocer otras realidades, pero esta cuestión me llevaría a otros temas que posiblemente trataré en otra oportunidad como también el llamado “turismo de negocios” otro oximoron debido a los “marquetineros”. En un segundo plano estarán los medios que se ofrecerán y me refiero a destinos, itinerarios y servicios anexos. Esto ya es entrar en la cocina del negocio y no era el objeto de esta nota.

Les dejo la cuestión…pero más que reinventar el turismo creo que de lo que se trata es encontrar su verdadero significado.
El turismo en cierta forma nada tendría que ver con el consumismo que parece ser la confusión que invadió por lo menos a parte del sector que como lo dije reduce todo a una cuestión de “marketing”.

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