por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Mientras miraba distraídamente la cantidad de personas que caminaban en uno y otro sentido por Florida no advertí la llegada de Juan, un ya viejo conocido con el que fui cimentando una sólida relación, sin llegar al nivel de una amistad, por nuestra común pasión por el mundo del transporte aéreo.

Con Juan, y el siempre recordado Ricardo Cogorno, abogado de  la Asociación de Personal Aeronáutico fallecido hace ya mas de treinta años veníamos  arreglando todas las mañanas los problemas del transporte aéreo argentino, por no decir Aerolíneas Argentinas, mientras tomábamos uno o mas cafés en un bar o “café” que estaba pegado a Garbarino, por la calle Uruguay frente al palacio de Tribunales.

Ese bar era atendido por un matrimonio yugoslavo que preparaba artesanalmente toda la exquisita pastelería que ofrecían diariamente a sus clientes.  Únicamente trabajaban ellos dos.
 
Este encuentro, por cierto casual, me trajo a la mente esa catarata de recuerdos que me hizo caer en ese lugar tan común y tan erróneo de pensar que todo tiempo pasado fue mejor sin poder evitar el recuerdo de Ricardo Cogorno a quien llamábamos “el poeta del derecho” por su calidad y calidez personal y profesional.

Como si este  casual encuentro fuera una continuidad de aquellos ocurridos hace tantos años, Juan en cuanto me vio, y antes de saludarnos me dijo: ¿Viste Luisito los kilombos que hay en Aerolíneas Argentinas…?”

Me paré y como es ahora usual nos dimos un beso. Hacia tiempo que no nos veíamos lo que se notaba en el peso y en las canas. Al unísono nos dijimos que estábamos iguales  sin hacer referencia a época alguna.

No  había terminado de sentarme cuando Juan arrasó con su vozarrón de relator de fútbol o hincha fanático de River como también lo soy yo.
 
“Viste lo de Aerolíneas, kilombo con los sobreprecios, lío con los mecánicos,  quizás paren los controladores, en fin todo junto y por el mismo precio, los únicos que deben estar felices son los Pascual y compañía que ahora la ven por TV…”

Vayamos por partes, le respondí mientras Luciana me saludaba desde el mostrador y Juan me preguntaba: “¿quien es esa divinidad?”.

Realmente es una linda chica y satisface la inquietud de Juan haciendo una rápida semblanza de esa “preciosura”  como la suelo llamar “la preciosura del Florida Garden” y  veces “…la principesa del Garden…”

Bueno, dije, respecto a la compra de los Embraer será suficiente para que la fábrica informe cual fue el precio de venta de los 20 aviones y se acaba la  causa. Se podrá discutir, agregué, si fue una buena o mala compra, si era el avión conveniente y todo lo que quieras, pero a esa causa no le veo futuro.

Juan se me quedó mirando y acotó “¡Pero es una cuestión gravísima….!”

Lo que quieras, respondí,  será delito para la prensa y para la gente pero para la justicia me veo venir un sobreseimiento.

¿Te hiciste oficialista…? me preguntó Juan con indisimulada decepción…

No, pero estoy convencido que ese juicio, como el del accidente de LAPA y ahora el  de austral  de Fray Bentos son un dispendio de actividad sin sentido…

“Bueno, comentó Juan, pero el avión no es para Austral, es un avión pensado para otro tipo de tráfico… imagínate no llega en vuelo directo a Calafate, la patria de nuestros presidentes… ”

Repetís el verso de Molina de anoche en “HORA CLAVE”, le dije, la verdad que seria mejor que también se llamen a silencio todos los “Marsans”  porque la verdad tienen tanto que explicar aun…

Es un avión que le va a permitir a Austral o Aerolíneas explotar  rutas en las que es necesario intensificar las frecuencias como son los casos de Córdoba, Mendoza, Comodoro Rivadavia, Neunquen con Aeroparque.

No confundas, agregué, la cuestión de la expropiación de las empresas con el avión. Fíjate lo de PLUNA con los CRJ, con ese avión parece que han logrado llegar a un equilibrio económico interesante, si fuera cierto que el ultimo balance resultó equilibrado, sin pérdidas.

El otro tema era el de los mecánicos o mejor dicho el de Cirielli, que ahora está contra todos, le pregunté  a Juan.

Sus denuncias son pesadas, le dije sin darle tiempo a su respuesta, ahora hay que ver si son ciertas, esa es una causa  razonable porque es necesario una investigación muy cuidadosa.

De todos modos, agregué: creo, que se trata mas bien de juzgar una gestión en cuanto a su calidad, tomar malas decisiones, no es delito.

“Estarás de acuerdo conmigo que Aerolíneas se volvió inmanejable” afirmó Juan.

Recuerda porque me rajaron, le comenté.

Aerolíneas es un negocio de y para gremialistas y así será por mucho tiempo. La cuestión pasa por incorporar de alguna manera a los gremios en la toma de las grandes decisiones empresarias. Esto no quiere decir ceder o no ceder, sino asumir una realidad para tratar de mejorarla. Sabes que siempre pensé eso, dije como epilogo a mi idea de cómo administrar a la empresa. Juan me miró con incredulidad. “¿Pero seguís siendo liberal?” me preguntó con curiosidad.

Por supuesto le respondí. Ser liberal significa fomentar la confianza entre nosotros y eso es lo que necesita Aerolíneas Argentinas y el país, agregué luego de una pausa.

“También esta la cuestión de los controladores” me dijo Juan.

“Sabias que están con Cirielli”

No, respondí.

“Cuando paren no volará nadie”

¿Pero cual es la discusión?, pregunté, ¿dinero?

“No. Es el Poder, Luis, es el Poder…”

Cuando miramos la hora eran casi las seis de la tarde y podríamos estar hablando hasta pasado mañana.

Quiero llegar al estudio para escribir una nota sobre nuestro encuentro.

“Estás loco” me dijo Juan.

Luego preguntó “¿Me vas a mencionar?”

Por supuesto, respondí con orgullosa suficiencia…

Portal de América