¿Se puede hablar de turismo religioso?
Lunes, 04 Octubre 2010 01:00

¿Se puede hablar de turismo religioso?

Son varias las definiciones que se han dado sobre el turismo pero para los fines de esta nota tomaré la adoptada por la OMT que dice que “El turismo comprende las actividades que realizan las personas durante sus viajes y estancias en lugares distintos al de su entorno habitual, por un periodo de tiempo consecutivo inferior a un año, con fines de ocio, por negocios y otros.”

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Personalmente excluirá de esa definición las expresiones “…por negocios…” y  “…otros…”, salvo que pensemos que en verdad la mayoría de los viajes “…por negocios…” son en realidad viajes de placer pagados por personas distintas a las que viajan, en general empresas.
En mi opinión el turismo tiene que ver exclusivamente con el “ocio”.
La Real Academia nos da varias acepciones de la palabra “ocio” pero trabajaré sobre las dos primeras; “cesación del trabajo, inacción o total omisión de la actividad” y la segunda que lo define como “tiempo libre de una persona”.

Como vemos no todo “ocio” significa “turismo” pero si el “turismo” para ser tal tiene que ver exclusivamente con el “ocio”.
En varias notas que he leído y releído nuestro distinguido amigo (creo que ya lo puedo llamar asi) MIGUEL ANGEL ACERENZA nos explicaba diversos tipos de turismo, pero creo que todos ellos tenían que ver con el “ocio”, es decir con el uso del “tiempo libre”.
Hecha esta síntesis intentaré responder a la pregunta si existe o se puede hablar de “turismo religioso”.

Se me ocurre que cuando hablamos de “turismo religioso” en verdad nos estamos refiriendo a los viajes de los “peregrinos” o las “peregrinaciones”
Peregrinar es una palabra que tiene dos acepciones principales, una de ellas se la utiliza como sinónimo de “turismo” que es la de “…andar por tierras extrañas…”.
En verdad “…andar por tierras extrañas…” tiene que ver con la definición de la OMT, andar por lugares distintos al entorno habitual.

La otra acepción diría que separa radicalmente hasta casi convertirlos en antónimos, los conceptos de “turismo” y “peregrinación”.
Esa segunda acepción dice que peregrinar “…es ir en romería a un santuario por devoción o por voto….”
La romería es un viaje o peregrinación, especialmente la que se hace por devoción a un santuario o ermita.

El peregrino viaja, se traslada pero no lo hace con un fin de “ocio” sino con un fin religioso, sale a buscar o a expresar algo que tiene que ver con su “fe” pero no cualquier “fe” sino su “fe religiosa”.
Dicen que un musulmán debe peregrinar al menos  una vez en la vida a la MECA y rezar.
Es sabido que se organizan viajes desde todo el mundo a la MECA para llevar y traer “peregrinos” que no son “turistas”.

Visto exteriormente las peregrinaciones a la MECA tienen toda la forma de un negocio turístico, para quienes los organizan y hasta los promueven y obviamente deben ganar muchísimo dinero gracias a la fe de los musulmanes, pero los musulmanes no viajan ni piensan que lo hacen por “turismo” al contrario lo hacen para cumplir con un deber u obligación de su religión.
La diferencia nos la da otra vez la teoría de la causa. La “causa eficiente” de  toda peregrinación tiene que ver con la “fe” no con el “ocio”.

Se muy poco de la religión musulmana pero las celebraciones de la peregrinación a la Meca se desarrollan durante quince días y la fiesta mas importante es la “fiesta del sacrificio”.
Los peregrinos a la Meca deben ademas prepararse para entrar en estado de consagración, por ultimo diremos que el musulmán que no “peregrinó” a la MECA muere en estado de pecado, hecho que le pesará el “dia del juicio final”.
Para los que somos católicos la “peregrinación” tiene que ver con la “búsqueda de lo sagrado” y la “búsqueda de la verdad”.

Al igual que los musulmanes lo sagrado tiene que ver con la “veneración”, expresión que a su vez, tiene que ver con el “respeto” a alguien” o a “algo”.
La peregrinación es también un testimonio de fe personal que convierte a los “peregrinos” en un “nosotros”, por eso comúnmente no decimos “peregrino” sino “peregrinamos”.
La “peregrinación” es una experiencia “nosística” que no solo se encuentra en los movimientos religiosos sino también en muchas otras  expresiones  de la persona que nos hacen ver que somos integrantes de una unidad mas vasta.
El turismo por el contrario es una actividad individual, aunque viaje una familia o un grupo en los llamados “paquetes” o “IT”.

En los viajes turísticos no vamos en busca de algo, no expresamos nada, el objetivo es hacer un uso provechoso del tiempo libre.
La diferencia entre un “turista” y un “peregrino” es abismal, como lo dije antes, son términos “antónimos”.
Me podrán objetar que a diario aparecen publicidades sobre la oferta de viajes a lugares sagrados sea al Vaticano, Jerusalén o a Luján para  visitar la Basílica o a San Nicolás para ver a la Virgen Maria del Rosario.

Estas ofertas aunque parezca paradójico son  netamente turísticas y las personas que las toman no van movidos por un afán religioso sino de uso del tiempo libre, sean católicos o musulmanes.
Es decir el objetivo es la visita de lugares sagrados o de alto significado religioso pero no para “buscar lo sagrado” sino por el mero afán de conocer como podría ser también la visita   al “museo del Louvre” o la torre “Eiffel” o la estatua de la Libertad.

Podría darse por una cuestión de oportunidad que uno o más “peregrinos” formen parte de un grupo turístico pero la diferencia en ese caso se dará en la intimidad de cada persona.
También están los católicos o musulmanes que decidan viajar como turistas para conocer lugares sagrados, pero está claro que si el viaje lo hacen por motivos “turísticos”, no están haciendo “turismo religioso” sino “turismo” a secas.

Es cierto lo religioso puede constituirse en un negocio para un operador turístico pero no olvidemos que la empresa de turismo es una actividad comercial como cualquier otra.
Los lugares religiosos son atractivos tanto para un creyente como para un no creyente pero lo que separa al peregrino del turista es que uno viaja para fortalecer su fe y el otro para conocer.
Como he tratado de demostrar en esta breve nota que da para mucho mas, el turismo religioso no existe.

Los viajes a lugares sacros que tienen como finalidad “el uso del tiempo libre” son viajes turísticos, pienso que hablar de “turismo religioso” hasta podría ofender a los creyentes de cualquier religión.
Las peregrinaciones aunque se organicen por empresas comerciales, tienen un fin religioso no turístico.
El peregrino no hace el viaje por una cuestión de “ocio”, de uso del “tiempo libre”, lo hace por una cuestión de “FE” aunque la peregrinación lo lleve a destinos desconocidos.

El tiempo que lleva cultivar y alimentar la fe, nada tiene que ver con el tiempo libre. Es “tiempo ocupado”, es ni más ni menos que un oficio, ajeno al descanso.
El piloto y el marino que viajan permanentemente no hacen turismo, no viajan para ocupar su tiempo libre, por el contrario viajando “ocupan su tiempo” en una palabra “están trabajando”.

La línea que separa al “turista” del “peregrino” es muy difusa e invisible porque la causa esta en la intimidad de cada persona.
Reitero no se puede ni debe hablar de “turismo religioso” es un oximoron.
Turismo o “peregrinación” pero “turismo de peregrinaciones o religioso es como decir que el caballo blanco de San Martin era un “alazán”.

Portal de América

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