por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Esta oferta era para dos personas, en auto que podría ser rentado por los viajeros o bien en el del propio del conductor. El alojamiento con desayuno incluido, rondaba en un promedio de € 40 por cada noche. La nafta, € 1,30 el litro, y peajes es a cargo del viajero y el servicio de “guía” es de € 35 por día. Si se utilizaba el auto del conductor-guía, el precio era de € 25 por día.
Ese recorrido estaba previsto para 10/11 días. Según el mail, el alojamiento equivalía a hoteles 2 estrellas.
Me quedé pensando sobre esta modalidad low cost para viajar y sobre la red de mini negocios que se van enlazando, ya que es obvio que para ese itinerario y otros de menos o más días, debe existir un mínimo de organización y alternativas posibles.
Una amiga personal, guía de turismo, está ofreciendo un servicio low cost para conocer lo imperdible de Roma, donde vive desde hace varios años y hasta ofrece una comida en su casa para que el turista sienta cómo se vive en otro país.
Cuento esto, por ahora como anécdota, pero creo que tiene el valor de un nuevo perfil de turista, en este caso parecería que el target apunta a personas de más de 60 años, de la llamada tercera edad, por eso los tramos de viaje en auto están pensados con un máximo de 500 Km promedio, por jornada.
Lo cierto es que hoy la gente viaja más, se incrementan las posibilidades de la gente de deciles más bajo de ingresos, y además el turista busca pagar estrictamente lo que usará y además, sabe que gracias a las redes sociales y la electrónica se pueden comparar precios.
Es obvio que poco a poco se va diseñando un nuevo tipo de “turista” que no encaja en el tradicional y que en poco tiempo será el “turista masivo”.
Otra particularidad es que la gente parecería que hoy busca recorrer países, salvo casos de turismo étnico, familiar o de negocios, que son mas localizados, el turista común es más inquieto y alterna lugares en plazos de 15 a 20 días.
Todas estas particularidades deben ser asimiladas por los países Latinoamericanos y teniendo en cuenta las distancias, mucho mayores que las europeas, es imprescindible ir a un cielo único Latinoamericano, facilitar al máximo la circulación estableciendo controles migratorios solo al ingreso y egreso del continente, eliminar o facilitar el reintegro de impuestos, como el IVA, impuestos a los combustibles, ingresos brutos, facilitar la contratación de servicios a través de plataformas, como los casos de “uber” o similares.
Días pasados me contaba un conserje de un hotel cinco estrellas que el 90% de los turistas extranjeros viajaban con Uber o Cabify, y en defecto pedían servicio de remis, nunca taxi común.
Asimismo se debe generalizar el uso electrónico para cualquier tipo de pago, incluidas las famosas “propinas”.
En fin, si se pretende incrementar el turismo en la región, Perú, Ecuador, Colombia, están haciendo esfuerzos para convertirse en destinos preferenciales. Chile hace tiempo que está en el mercado internacional, por ello lo ideal sería hacer un esfuerzo común ofreciendo como mínimo recorridos de tres países.
Nuestra región debe apuntar a este tipo de turismo que, solo para entendernos entre todos, llamo “low cost”.
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