por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Hay precios que cuando bajan incrementan la demanda y afectan negativamente a sus similares que son más caros.
Esto pasa con nuestro turismo.
Para los argentinos, es más barato comprar turismo emisivo que interno. Para los extranjeros hay destinos más económicos, por ese motivo el receptivo aumenta poco y nada.
Este es un síntoma de que Argentina es un país caro, para nosotros y para los ajenos. Un economista diría que no somos competitivos.
Argentina parece haber hecho un notable esfuerzo en la última Fitur realizada en Madrid que terminó el domingo pasado. Incluso varias provincias intentaron venderse como destinos atractivos, lo que por otra parte es cierto. Pero “vender turismo” no solo es una cuestión de marketing, sino también de calidad y precio de producto, y en este punto es donde tambaleamos.
No porque la hotelería o los servicios no estén a la altura de los de otros países, sino por dos razones. Una, los precios, comparen lo que cuesta alquilar un auto en Argentina con otros países, por dar un ejemplo. Incluso de la región.
Comparen la infraestructura de pésima calidad, me refiero a rutas, mala señalética, carencia de servicios ferroviarios y aún escasez de servicios aéreos.
¿Habrá que devaluar?, me preguntaban el otro día y respondí, es imposible con este sistema de flotación formalmente libre, aunque condicionada por la tasa de interés y la entrada de dólares financieros.
Nuestro país desde hace mas de 70 años tiene un enfermedad económica, correctamente diagnosticada, pero mientras vivamos de prestado y mal, no solo el turismo argentino será costoso sino también nuestro consumo.
Se estima que 700.000 personas viajaron a Uruguay en la primera quincena de enero y más de 400.000 a Brasil.
Según la CAME, el gasto para dormir, comer y cargar nafta es similar entre los países de la región. Lo decisivo parece ser el shopping, allí los turistas hacen diferencias.
Una semana en la costa argentina para una familia tipo proveniente de Buenos Aires o alrededores se estima en $ 38.000, poco mas de u$s 2 mil. Ahora bien, todo depende de donde se parta, desde el interior, sobre todo Cuyo o toda la franja Oeste, ganan en precio las costas chilenas, aunque el mar sea frio.
Por último ya se hizo uso, los viajes son cortos, una semana a lo máximo y el gasto medido en pesos apenas supero en unos puntos a la inflación del 24,8.
Lo cierto es que la gente cree que viajar al exterior, es más barato aunque no sea cierto en todos los casos.
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