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Pasó el paro de Aerolíneas Argentinas y Austral, el conflicto continúa
Miércoles, 01 Noviembre 2017 08:00

Pasó el paro de Aerolíneas Argentinas y Austral, el conflicto continúa

"El presidente de Aerolíneas Argentinas, Mario Dell'Aqua, aseguró hoy que "no se descarta alguna medida judicial" frente al paro que cinco de los seis gremios que nuclean a trabajadores de Aerolíneas y de Austral llevan adelante desde anoche -y por 24 horas- en reclamo de una recomposición salarial, medida de fuerza que ha provocado la cancelación de unos 400 vuelos y que ha afectado a unas 40.000 personas en la Argentina y en el exterior." www.lanacion.com 31/10/2017.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

 

Es cierto, llama la atención cómo un paro de 24 horas, se convirtió en cierto modo en uno de 48 horas o más para los vuelos internacionales y para el cabotaje ya desde las 18 horas del día 30 algunos vuelos tuvieron que ser cancelados.

 

También es cierto que en cualquier conflicto cada parte intenta asumir posiciones extremas. Pero también hay una regla ética en este tipo de conflictos, que dice que hay que morigerar el daño para perjudicar lo menos posible a los terceros ajenos.

 

Aerolíneas Argentinas ha tenido conflictos extremos, por ejemplo en 1986 hubo un paro por tiempo indeterminado dispuesto por APLA que se prolongó por alrededor de 25 días y recuerdo que el entonces Director Nacional de Transporte aéreo, Aldo Depetris, conocido  personal desde hacia varios años, me llamó, creo que fue un miércoles a media tarde, para ver si podía servir de puente para que APLA de por finalizado el paro. Tuve éxito en la gestión y si mal no recuerdo el paro se dio por finalizado al día siguiente en horas de la noche.

 

Siendo gerente general de Aerolíneas Argentinas, en una  época en que la inflación rondaba el 0,5/0,7% diario, me encontré un día con un paro sorpresivo realizado por uno de los gremios y reaccioné como lo hizo Dell Acqua, agraviando a los directivos de ese gremio y sintiéndome victima personal del conflicto.

 

Tuve la suerte que un amigo me hizo ver el error que había cometido y me enseñó que en un conflicto colectivo no se lo debe asumir como cuestión propia o personal ni recurrir al agravio, lo que no quiere decir que no se deban tomar las medidas disciplinarias que pudieran corresponder.

 

Los dirigentes tienen la obligación de resolver el conflicto y si no se sienten capaces o con las virtudes necesarias para ello deben renunciar. Esto vale tanto para los de uno como del otro bando.

 

Mañana o pasado este conflicto se resolverá de algún modo, pero quedarán sus rastros, no digo una grieta, pero si cierta antipatía que costará ser cicatrizada.

 

Me consta que una parte del personal aeronáutico no está de acuerdo con este paro, pero ello también demuestra en la reacción empresaria su falta de tacto.

 

Este conflicto demuestra que el estado no ha establecido un medio procesal idóneo para resolver conflictos en los servicios públicos, como podría ser un sistema de arbitraje obligatorio que necesariamente impactan en parte de la población, con mayor o menor intensidad según el tipo de servicio público del que se trate.

 

Pero la clave de este conflicto viene dado por la estructura de la empresa que pese a que cambio de formas a lo largo de su historia, pasó de ser entidad autárquica a empresa del estado, sociedad del estado a sociedad anónima privada, como lo sigue siendo, pero de propiedad del estado, pero no ha cambiado su modo de gestión.

 

Hoy la democracia política representativa es insuficiente para gobernar  una sociedad como lo explica Pierre Rosanvallon en su libro “La contrademocracia” que leí hace ya varios años, que dice que la soberanía efectiva del pueblo se afirma más en el rechazo que en la expresión de proyectos coherentes. Por eso digo que la representación política deber ser complementada con canales de participación de la gente para elaborar, tomar y ejecutar decisiones.

 

No debemos pensar en un acuerdo nacional o cosas por el estilo o pretender una reedición de los “Pactos de la Moncloa”.

 

Hoy debemos facilitar decenas de mini acuerdos en los que la gente o sus representantes más genuinos tengan la información necesaria para elaborar decisiones que se respeten.

 

No la llamaría representación corporativa, sino más bien participación social.

 

Hoy las sociedades han generalizado la comunicación horizontal donde todos nos sentimos protagonistas y contagiamos nuestras disconformidades, que es lo que se llama “soberanía negativa” y lo han demostrado las últimas elecciones, se votó mucho mas “en contra de” que a favor de.

 

Los gobiernos deben estar a la altura del tiempo, comprender este fenómeno y hoy la función de gobernar se asemeja más a  una cuestión de docencia política que de  mando y obediencia, como lo fue tradicionalmente.

 

Hoy solo se obedece por propia convicción y se desobedece por falta de convicción, por convicciones erradas o por ignorancia.

 

Después nos arrepentiremos, como los ingleses con el BREXIT o los catalanes con el papelón de la independencia o nosotros con los doce años “K”, pero lo hicimos posible…

 

En el caso del conflicto aeronáutico sería un buen ejemplo las mutuas renuncias, ya que estoy convencido que la cuestión personal, será el protagonista de aquí en más y esto llevará a una solución agonal que no es lo políticamente deseable.

 
Portal de América