por Luis alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Días pasados, durante una reunión social estaba conversando con un empresario hotelero y me formulaba algunas críticas por algunas notas que escribí sobre la economía colaborativa.
Como ocurre en nuestro país es difícil dialogar y debatir, pero como mi interlocutor levantaba la voz, se acercó una mujer que con un buen sentido de la prudencia le dijo mas o menos: “no sé quién es Usted, pero yo vivo en un PH, sola, gano en la mano $ 18.000, (un mil dólares en números redondos), asi que alquilo la habitación principal en suite para dos personas, en general turistas extranjeros, ofreciéndola en dos plataformas electrónicas. Por medio de un bar que está en la esquina de mi casa les ofrezco el desayuno, y de ese modo me gano unos pesos más. Suelo tener ocupada la habitación 20 días al mes, asi que no admito que me diga que soy su competencia desleal…”
Mi conocido no pudo evitar la sorpresa que le produjo esta mujer y atinó a decirle “mire señora, no es Ud. sola son cientos de habitaciones que de ese modo generan un sistema de hotelería paralelo, y eso es competencia desleal porque además Usted como los demás trabajan en negro…son 65000 las plazas ilegales en la Capital”
Es obvio que la cosa se puso incómoda, y para hacer una pausa recordé que en España en los últimos diez años se podría decir que el alojamiento en hoteles, llamémoslos “formales” y en viviendas crecieron casi en la misma proporción, uno por ciento en los primeros y dos en los “informales”.
Nuestro hotelero, me respondió ya casi de mal humor y en cierto modo descalificándome, "mire, acá en la Argentina la cosa es distinta y además se que Usted es abogado, así que no se por qué se pone a opinar de lo que no sabe, yo hace 35 años que estoy en este negocio……". Me saludó fríamente y se perdió entre el resto de los invitados.
Según el INDEC, en julio de 2017 la hotelería, llamemos clásica, tuvo en todo el país una ocupación habitacional del 52% y la parahotelera del 38%. Esto significa que para el hospedaje de casas de familia y afín solo restaría un 10% del que habría que descontar el correspondiente a los no residentes familiares o llamado “turismo étnico”.
Por plazas disponibles la relación pasa del 44% al 33% para la parahotelería respectivamente lo que hace un total el 77%.
Lo cierto es que en general las legislaciones autorizan el alquiler temporario, que sería la figura legal del llamado “alquiler familiar”, sea compartiendo el alojamiento o bien por medio de unidades personales de renta.
En estos casos los propietarios deben pagar impuestos según su situación fiscal, si no lo hacen es otro tema, pero no se puede decir que se trata de un comercio “negro” o “informal”, ya que la mayoría de las transacciones se pagan por medios electrónicos. No hay posibilidad de evasión o elusión fiscal. Ahora bien, que los responsables no cumplan con sus obligaciones fiscales es como dije otra cosa.
Personalmente creo que debe admitirse que este tipo de alojamientos constituyen una competencia, lícita por cierto, para la hotelería, pero además es un modo de facilitar el crecimiento del turismo.
Pasa que en la medida que la tecnología avanza se generan nuevas posibilidades con nuevas modalidades de relaciones comerciales, civiles y diría hasta laborales.
Las líneas aéreas avanzan para facilitar e incrementar sus ventas directas para bajar los costos de comercialización que en una época eran un rubro importante y
hoy ha bajado sustancialmente.
Lo mismo está ocurriendo con el servicio de “taxi” y “remis”, es un negocio que en cierto modo ya cambió y en la medida que la gente se habitúe, las formas tradicionales irán desapareciendo simplemente por falta de demanda. El taxista tradicional es una especie en extinción.
Por último y volviendo a la hotelería, creo que es otro negocio llamado a cambiar ya que la mayoría del turismo, diría de clase media, solo ve en la hotelería un lugar para dormir y hoy esta posibilidad ofrece alternativas diferentes y más económicas.
Días pasado un conserje de un hotel 4 estrellas de la Patagonia, me decía que solo un 3 a 5% de los pasajeros utilizaban el gimnasio y me acotaba, si las pudiéramos convertir en habitaciones ganaríamos dinero…
En estos tiempos se da una paradoja, vivimos cambios inimaginables, sin embargo nos cuesta asimilarlos o habituarnos.
Me pasa con mi auto que tiene cámara delantera y trasera, y cuando estaciono no puedo evitar usar el espejo y girar mi cabeza…
La cuestión son los comportamientos…volveremos sobre esta apasionante cuestión que referida a la economía fue galardonada con el premio Nobel.
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