En Argentina, el turismo importador supera al exportador
Domingo, 17 Septiembre 2017 21:00

En Argentina, el turismo importador supera al exportador

Entre julio de 2016 y 2017 el turismo emisivo, equivalente a  importaciones, superó al receptivo, que equivale a exportaciones, en 1.076.800 personas. Medido por estadía promedio, el turista proveniente de Europa permanece 26,7 noches, resto de America 20,1, EEUU 16,6, Chile y Brasil 6,6 y Uruguay 4,1. (Indec, EZE y AEP).

Arapey 1250x115
Mintur verano 1250x115
TSTT-1250x115
Fiexpo 2024 1250x115

 

 

 

por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

 

Otro dato interesante es que el movimiento de pasajeros argentinos supera al de extranjeros.

 

En el año 2016 por el aeropuerto Internacional de Ezeiza salieron del país 2.838.808 turistas argentinos y  1.747.842 extranjeros, e ingresaron 2.867.532 y 1.663.772 respectivamente.

 

Si nos vamos a Aeroparque, donde operan hasta 2018 vuelos regionales que en muchos casos conectan con vuelos de largo recorrido, también el movimiento de pasajeros argentinos supera al de extranjeros.

 

En el año 2016 el balance de divisas en el turismo medido por el consumo con y pago con tarjetas de crédito fue negativo en 8.538 millones de dólares.

 

La cuestión que plantean estos pocos números serían dos: la primera, que los argentinos consideramos mas económico hacer turismo en el exterior, y la segunda, que de ese modo se desalienta el turismo no solo interno sino también el receptivo, ya que hacer turismo en la Argentina es más caro para argentinos y extranjeros.

 

La primera causa de este desbalance se debe a que tenemos un dólar considerado “barato”, que vino para quedarse por lo menos hasta que se cumplan otras dos condiciones: que el déficit fiscal baje a un porcentaje razonable del PBI y que se pueda financiar internamente.

 

Tener un dólar barato significa que en términos relativos nuestro peso es caro.

 

Las anécdotas personales no sirven para generalizar, pero pueden ser útiles. Días pasados recorría Galerías Pacifico y había un grupo de turistas extranjeros a los que escuché reiteradamente con relación a algunos precios  decir “it’ s very expensive”, lo que me pareció cierto, más teniendo en cuenta el menor precio a que cosas similares se podrían comprar en el exterior.

 

Esta cuestión de lo caro que resulta la Argentina, plantea otra, si es posible desalentar el turismo emisivo y facilitar el receptivo.

 

Ya está en vigencia la devolución del IVA a los extranjeros, pero parecería ser insuficiente ya que haciendo la cuenta y restando la incidencia de ese impuesto, la oferta de bienes sigue siendo cara, “very expensive” como decía el grupo al que me referí antes.

 

Otra alternativa era la de hacer un reintegro cambiario cuando el nivel de gasto del turista superara un límite.  Es decir,  establecer un tipo de cambio más favorable y al mismo tiempo imponer un recargo al gasto de argentinos hechos en el exterior, para desalentar las salidas.

 

El gobierno anterior había impuesto una suerte de recargo fiscal del 35% a la compra de divisas, que luego se podía imputar al pago de impuesto a las ganancias o bienes personales.

 

De todos modos, este tipo de medidas serian distorsivas y solo servirían como paliativos circunstanciales, justo en épocas que es necesario comenzar a terminar con una serie de impuestos y beneficios fiscales totalmente distorsivos y perjudiciales.

 

Lo reitero, si esas medidas fueran idóneas, no tendríamos hoy un 30 y pico por  ciento de pobreza, más del 10% de desocupación y un 35% de economía informal.

 

La Argentina hoy día es un país caro, y ello es consecuencia de vivir por sobre el nivel de riqueza que generamos como sociedad y pretender mantener derechos que mas allá de su justicia o legitimidad, no se pueden financiar. Mantener un derecho costoso beneficia a unos pocos y simétricamente genera pobreza o indigencia a muchos más.

 

Una legislación laboral de avanzada pero extremadamente costosa, un gasto público no solo excesivo sino de muy baja calidad, genera una presión fiscal que ya es insoportable y además acerca el famoso índice de Gini a 1, es decir nivel de máxima desigualdad en el ingreso. En Argentina oscila en el 0, 55.

 

Si pensamos en sentar las bases de un sistema económico racional, las cosas no se irán arreglando por añadidura. Parece prevalecer la puja distributiva, caiga quien caiga y se beneficie, como siempre ocurre, la minoría prebendaria.

 

Portal de América

Escribir un comentario

Promovemos la comunicación responsable. No publicamos comentarios de usuarios anónimos ni aquellos que contengan términos soeces o descalificaciones a personas, empresas o servicios.