Comparaciones incomparables
Miércoles, 13 Septiembre 2017 21:46

Comparaciones incomparables

El Financiero encontró que el servicio de transporte que prestan desde y hacia los aeropuertos en México puede ser en algunos casos más costoso que el precio de un boleto de avión. Tras un sondeo, se halló que el traslado por ese medio -que parte de un aeropuerto al domicilio o lugar de trabajo de las personas, o viceversa- puede llegar a representar desde una tercera parte hasta 30 por ciento más de lo que vale el boleto de avión en aerolíneas de bajo costo. www.elfinanciero.com.mx, 13/09/2017.

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por Luis alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

 

No puedo negar que es útil comparar, pero el problema es saber cuál es la finalidad de la comparación. Puede ser para buscar relaciones o diferencias, o para obtener ciertas conclusiones.

 

Para establecer relaciones tengo que comparar objetos del mismo género. Ahora si pretendo encontrar diferencias  puedo comparar cualquier cosa con otra cualquiera.

 

Yendo al turismo, últimamente se puso de moda comparar el precio del billete aéreo con cualquier otro servicio, como en el caso del copete, que se compara con el costo de llegar o salir de un aeropuerto.

 

Sin embargo a veces se compara mal.

 

Por ejemplo, en el caso se distingue entre el costo de viajar entre CDMX a Cancún por una línea “low cost”, el billete cuesta pesos mexicanos 797,00 y el taxi para salir del aeropuerto puede costar  de la misma moneda 1040,00, un 30% más que el aéreo.

 

En Europa, en general el traslado en taxi desde cualquier aeropuerto a la ciudad de arribo, cuesta en promedio €35/40,00 y el promedio del precio del billete en Ryanair es del mismo monto.

 

Si nos preguntáramos por la utilidad que tiene esta comparación, sería difícil responder. A lo sumo tiene el valor de una relación de precios relativos. Nada más.

 

Lo mismo puede ocurrir si se comparara el precio del billete aéreo con una noche de alojamiento en un hotel, con una cena o con una visita a un cabaret, seguramente en este caso el precio será mucho mayor.

 

La comparación entre esos servicios puede ser útil para otros fines. Por ejemplo para advertir que en un lapso de 40 años, el transporte aéreo mantuvo y hasta disminuyó sus precios en los mismos valores nominales, mientras que los otros servicios variaron sustancialmente hacia el alza. Las diferencias se incrementaron.

 

Siempre busco un ejemplo real y personal. En 1975 un billete Buenos Aires-Madrid-Buenos Aires costaba en números redondos u$s 1500 y una noche de hotel 4/5 estrellas en Madrid orillaba en los u$s 35/40. Hoy el billete aéreo se puede conseguir en alrededor de u$s 1000 impuestos y tasas incluidas y un hotel de similar categoría oscila entre los u$s 250/330.

 

Esto pude tener varias explicaciones que poco o nada nos sirven a los fines prácticos de la gente que viaja, sea turista u hombre de negocios.

 

Una explicación puede ser en que la industria de la aviación logró un impresionante incremento de productividad que tiene diversas causas.

 

Una puede estar dada porque las fábricas producen aviones  más económicos.  Hoy  un Boeing 737-800 puede cruzar el Atlántico Norte, la mayoría de los aviones que se usan para el largo recorrido, tienen dos motores y el cockpit, solo necesita dos pilotos; la carga y descarga de equipaje es más sencilla y rápida y también los salarios del personal aeronáutico en términos reales han disminuido si tomamos un lapso de 45 años, al tiempo que también, tecnología mediante, las  empresas aéreas necesitan menos personal por cada 100 pasajeros transportados.

 

Si usáramos en términos comparativos el precio de las comunicaciones, también veríamos que  han disminuido de modo grosero, incluyendo los sistemas que permiten hablar gratuitamente entre lugares distantes. Recordemos que Michael O’Leary dice próximamente el billete aéreo será gratuito y algunos más osados dicen que las líneas aéreas le pagarían al pasajero por volar.

 

Días pasados, hablando con un viejo agente de viajes, me decía que un turista medio, de clase media, media tirando a alta, hace 40/50 años viajaba a Europa por lapsos nunca menores a 25 días y  su presupuesto de gastos diarios, excluidos el aéreo, era de alrededor de u$s 60/75, que incluía alojamiento, alquiler de auto o excursiones contratadas, y almuerzo liviano y cena. Hoy, el mismo segmento social, viaja quince días y su presupuesto es de u$s 350/500 diarios.

 

El gasto diario se incrementó un 300% mínimo y el precio del billete aéreo nominalmente es igual o menor.

 

La conclusión seria que antaño el gasto más importante y el que había que amortizar, valga la expresión, permaneciendo más tiempo en el destino, era el precio del billete aéreo. Hoy lo que cuenta es el costo diario de permanencia en el destino.

 

Una comparación valida, muy vigente en la Argentina, es el costo de hacer un viaje turístico por el interior del país  y compararlo con lo que gastaríamos en EEUU, ciertos lugares de Europa o países de la región. Por ahora da a favor de viajar al exterior, lo que explica el resultado negativo de la balanza turística.

 

Sin embargo en este caso, el nuestro, la explicación estaría dada por desajustes de nuestro sistema económico, que hace que tengamos un dólar "barato" y un inservible peso "caro".

 

Pero esto ya es otro tema.

 

Por ahora les dejo estas comparaciones que se están poniendo de moda, pero que honestamente pienso que carecen de toda utilidad práctica, como la que se copió en el copete.

 

Sin embargo, creo en la utilidad de las comparaciones, pero para otros fines.
 

Portal de América

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