por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Las “low cost” apostaron esencialmente a los flujos de pasajeros para llenar sus aviones pensando que esos flujos serian generadores de nuevos negocios. Tuvieron en cuenta la atracción especial que siente la gente por los viajes aéreos y que una vez ubicados en el avión sería más fácil vender un menú muy amplio de bienes y servicios.
Esta modalidad especial del “low cost aéreo”, en extensión hacia otras actividades comerciales, convirtió al flujo financiero de dinero en un negocio económico llevando la rentabilidad del transporte aéreo a los niveles propios de otros negocios.
Eso explica que en apariencia los precios de los billetes resulten bajos o las liquidaciones que ofrece por ejemplo Ryanair cuando pone a la venta durante un lapso de pocos días una cantidad determinada de billetes, a un precio que oscila entre los diez y veinte euros.
Es cierto que es el precio del billete totalmente “pelado”, todo lo demás se paga como adicional o “ancillarys”, y en ese punto veremos que en verdad nadie regala nada, y menos las llamadas “low cost”.
Algunos por ahora han fantaseado con tintes de realidad que en un futuro no tan lejano se podría viajar gratis o incluso recibiendo un pago por parte del transportador.
Esta introducción viene a cuento ya que el grupo Globalia como reza en el copete, por boca de Javier Hidalgo, declaró no hace mucho al diario El País que “el modelo de agencia de viajes convencional tiene los días contados a medio plazo” y por lo tanto se hace necesario ampliar lo que se llamaría el rubro de servicios turísticos incluyendo la comercialización de nuevos servicios, como seguros, telefonía, entradas de eventos artísticos y deportivos, etc…, con todos los etc que usted imagine….
El objetivo es ofrecer nuevos productos para aprovechar al máximo no solo las redes de comercialización de servicios turísticos que ya poseen, sino también aprovechar la potencialidad de los flujos de clientes tradicionales y de los nuevos que se incorporen. Es como vender servicios en red y que uno atrae al otro.
La otra novedad que traen estas nuevas modalidades es la diversificación del negocio financiero que hasta hace poco tiempo parecería ser una exclusividad de la actividad bancaria y afín.
El soporte de estos nuevos negocios es el negocio financiero o la administracion de sus flujos, lo que es posible dado el desarrollo extraordinario que ha tenido la informática en los últimos años y en particular la aplicación o implementación práctica de los algoritmos.
Otra particularidad es que este nuevo tipo de negocios sustentados en la administracion de flujos financieros no tienen-por el momento al menos- control como el de los bancos centrales sobre la banca institucional.
El límite parecería ser los códigos penales o las reglamentaciones que regulan el tráfico de dinero.
Las autoridades probablemente deberán tomar algunas medidas para que el usuario pueda al menos tener acceso a información básica sobre estos nuevos agentes comerciales ya que en general se paga antes de usar los servicios aunque los pagos sean financiados mediante acceso a créditos, de donde el riesgo es asumido íntegramente por el usuario.
Lo cierto es que no solo el negocio de los agentes de viaje tradicionales está en épocas de cambios sino que ingresamos en una época en que la intermediación comercial será totalmente distinta a lo conocido.
Por lo pronto cuando uno ingrese a una agencia del grupo Globalia, podría comprar una estadía en un hotel, un viaje aéreo, contratar un seguro para su auto, un seguro de salud, la entrada para ver al Barcelona o Real de Madrid, un teléfono celular o solo la línea telefónica, una sesión de masajes y quizás hasta comprar un automóvil o una campera.
Hasta los shopping que conocemos hoy podrían entrar en la volteada.
¿Son nuevo tiempos?
Respondería: no. En todo caso diría: “son otros tiempos”
Portal de América