¿Llega el low cost a la Argentina?
Miércoles, 31 Mayo 2017 20:40

¿Llega el low cost a la Argentina?

Casualmente, en la Brioche Doree  de Florida al 600 me encontré con dos amigos que amigablemente me hacían bromas dado que Flybondi anunció que comenzaría a operar antes de fin de año bajo la modalidad low cost. Como lo saben muchos, no creo que el low cost constituya una categoría especial dentro del transporte aéreo, es un caso neto de marketing, por eso las bromas.

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por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

 

¿Qué es el low cost?

 

La pregunta puede parecer estúpida, cuando en la Unión Europea, Ryanair transporta 130 millones de pasajeros por año y acaba de firmar un convenio para vender billetes de Air Europa. No está claro si realmente alimentará los vuelos transcontinentales de Air Europa, ni si distribuirá por Europa a sus pasajeros. Parecería que operará como Ota (on line travel agency) ya que percibiría una comisión por cada venta, según lo hizo saber el portal preferente.

 

Pero ese convenio no explica que es una low cost y responderé, es nada más ni nada menos que una empresa de transporte aéreo como cualquier otra.

 

Una vez más creo necesario repetir que el transporte aéreo es un negocio, hoy día esencialmente privado, sustentando por aportes de capital hechos por inversores, que lo hacen para ganar dinero. Los inversores de Ryanair, para dar un ejemplo, no son ni franciscanos ni discípulos de algún lama o swami hindú, son gente de carne y hueso ambiciosa que mediante este sistema marketinero llamado low cost ganan mucho dinero.

 

El low cost consiste en desmenuzar el precio del billete, pero paradójicamente, encareciendo todo lo que exceda del mero acto de transportar.

 

Es cierto, te cobran una tarifa mínima, que en las promociones puede llegar a un euro, pero en cuanto se pretende alguna diferencia, el precio es en muchos casos abusivo. Por ejemplo, si un distraído, y hay muchos, no hacen el check in de modo on line, hacerlo en el aeropuerto puede salir entre 40 y 50 euros. Una maleta puede costar desde 20 euros para arriba según las circunstancias de cada vuelo, que en general se realizan con una ocupación mínima del 80%.

 

Es obvio que si una mayoría de pasajeros pagara la tarifa del mero transporte, el low cost quebraría, ya que la hora de vuelo tiene un costo mínimo que no les es regalado.

 

Tampoco es cierto como dicen algunos gremialistas argentinos cuyo negocio “lowwork” es vivir de la teta del estado, bajo el sofisma de la conectividad y la función social del estado, que las empresas que se hacen llamar low cost menoscaben la safety. Basta con tener un milímetro de dedo de frente, para saber que si viajar en una low cost fuera riesgoso, Ryanair no tendría los 130 millones de pasajeros que transporta por año.

 

En fin, toda empresa de aviación tiene sus costos fijos y variables, pagan impuestos y tasas, y penalizaciones si se producen demoras imputables. Y todas las empresas tienen una política de marketing para vender más que la competencia que hoy día es feroz, pero competencia al fin.

 

Hay empresas que lograron introducir en el mercado la idea que volar puede ser muy barato, y a alguien se le ocurrió crear la feliz expresión low cost encandilando al mercado con tarifas que lucen como irrisorias, porque el transporte propiamente dicho se vende a un precio menor al que lo hacen las que llamamos tradicionales.

 

La virtud de este sistema marketinero es que hay un estricto control de costos y un aprovechamiento máximo de las leyes laborales y de las que regulen los tiempos de vuelo del personal aeronáutico.

 

Como este tipo de empresas nacieron en los últimos años, crearon contratos de trabajo individuales y colectivos en los que se privilegia la productividad, que no significa explotación como se nos quiere hacer creer.

 

La OIT tiene dicho que “Las compañías aéreas de bajo costo también suelen tener una mayor productividad, lo cual se debe en parte a una reglamentación más flexible del trabajo que permite a un mismo trabajador desempeñar distintas funciones. En 2004, la capacidad de Southwest fue de 3,2 millones de asientos-millas disponibles y por empleado, en comparación con los 2,2 millones ofrecidos por American Airlines. Sin embargo, ello no significa necesariamente que las compañías aéreas de bajo costo no tengan sindicatos o paguen salarios inferiores a los de las aerolíneas tradicionales.”

 

Respondiendo a la pregunta del título. Si por lowcost entendemos racionalidad, productividad y negociación por empresa, la respuesta será afirmativa.

 

A propósito, un Juez del Trabajo ha reconocido la legitimidad y derechos de los gremios simplemente inscriptos, siguiendo en línea con dos fallos anteriores de la corte Suprema. Esto significa que en Argentina se podría ir ya al sindicato de empresa, única forma de terminar con el perjudicial unicato gremial de ARG/AU.

 

Si por low cost entendemos, subsidios del estado, rigideces laborales, privilegios abusivos, entonces la respuesta seria negativa.

 

La cuestión pasa por trabajar y esforzarse, sin esperar que este gobierno propicie cambios, los cambios deben ser generados por la sociedad, ya que con los políticos que tenemos se cambia para no cambiar.

 

Este es el desafío de la clase empresarial, si es que decide dejar de ser prebendaria y vivir del aislamiento comercial.

 

Portal de América

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