Una vez más tengo que volver sobre este tema de la “oferta ilegal” de habitaciones para turismo.

En nuestro país el art. 1199 del código civil y comercial, en su inciso b) se refiere a las habitaciones que se arrienden “con fines de turismo, descanso o similares”, y la única condición que les impone es la de que no deben superar tres meses.

A su vez la RG 3749 de la AFIP dispone que los “Sujetos que administren, gestionen, intermedien o actúen como oferentes de locación temporaria de inmuebles de terceros con fines turísticos, o titulares de inmuebles por la locación temporaria de dichos inmuebles con fines turísticos. Se entiende por locación temporaria de inmuebles con fines turísticos a las locaciones de inmuebles destinadas a brindar alojamiento a turistas en viviendas amuebladas, por un período no menor a UN (1) día ni mayor a los SEIS (6) meses.”

A los fines fiscales, el alquiler de habitaciones de particulares con fines de turismo, se pueden hacer por un plazo de hasta seis meses. Obvio que en caso de conflicto prevalece lo dispuesto en el código civil y comercial.

No queda duda que la locación de habitaciones particulares con fines turísticos es absolutamente legal, ni siquiera se puede hablar de competencia desleal.

Según consulté con un abogado radicado en Madrid, en España el contrato de arrendamiento, así se llama, no tiene plazo mínimo y es válido el destino (uso turístico) y el tiempo que convengan las partes, que puede ser desde un día a varios años. Además el arrendador está obligado a declarar al fisco la renta que percibe por arrendamiento.

Queda claro que tampoco en España sería ilegal el alquiler de habitaciones de particulares con fines de turismo.

El “low cost”, más allá de ser un negocio financiero muy rentable, se impuso como cultura turística, ya que al existir precios más bajos, el turismo se vuelve más accesible. Lo que llamaría el “nuevo turista” busca la contratación directa o recurre a las plataformas que intermedian en esta nueva modalidad, que para los servicios turísticos, excluidos el transporte, se dio en llamar “economía colaborativa”.

Es cierto que de “colaborativa” no tiene nada, porque el oferente de una habitación busca ganar dinero y el arrendatario o turista busca pagar menos, y es obvio que esta alternativa tienen un precio menor que el de un hotel. También es cierto que no tendrá los servicios que le ofrece el hotel y que seguramente tampoco usaría.

Cuando hice la excepción del transporte, me refería exclusivamente al aéreo ya que existe una oferta por parte de “particulares” que ofrecen servicios de transporte de corto y media distancia usando sus vehículos privados.

Hace pocos días un matrimonio de la tercera edad que viaja bastante, me  contaba que les habían recomendado una familia de Madrid que les ofrece un servicio de transporte en vehículo particular. Consiste en ir a buscarlos y llevarlos al aeropuerto de Barajas, y a su vez les ofrecen trayectos de cercanías para conocer  diferentes lugares que se ubican a un radio de 100 Km de Madrid. Me agregaban que tenían que hacer la reserva con tiempo porque ofrecían un servicio muy demandado.

No sé si hay plataformas que ofrezcan ese tipo de  servicios, pero si no las hay ya aparecerá algún emprendedor que ahora se verá beneficiado en nuestro país por la ley 27349, llamada precisamente “ley de emprendedores”.

El turismo evoluciona, y muchos creen que las nuevas tecnologías sólo sirven para facilitar lo que llamaría la administracion del negocio. Sirve para eso obviamente, pero también para crear nuevas formas de hacer turismo, y advertiremos que los hoteles seguirán existiendo, pero tendrán que cambiar no solo ediliciamente sino discriminar y tarifar los servicios que ofrecen, porque ya hay una mayoría que solo los usa para descansar.

Portal de América