por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires
Lo primero que se me ocurre es que todos estamos de acuerdo con que se disminuya el impuesto a las ganancias, pero también para ello es necesario bajar el gasto fiscal, ya que el déficit resulta insostenible, el que por otra parte se financia con el “impuesto inflacionario” que nos perjudica a todos, y en especial a la gente de bajos salarios y a los desempleados.
No es este el caso de la gran mayoría de los trabajadores de Aerolíneas Argentinas que paga buenas remuneraciones, y mucho menos de sus pilotos que deberían agradecernos que los contribuyentes financiamos su baja productividad y el exceso de la plantilla. Recordemos que vuelan menos de 50 horas en promedio y la media está en alrededor de 65 como piso.
Diría como ciudadano, que esperamos que los pilotos reviertan su intransigencia y desistan de un incremento salarial del 50% y miren a su alrededor, que hay un 10% de desempleados, y un 30 % de pobres y jubilados que perciben menos del salario vital, sin perjuicio de los trabajadores informales que están librados a la buena de Dios.
Dice Rawls en uno de sus principios liberales de la Justicia, que las desigualdades deben ordenarse de tal modo que beneficien a los más necesitados, no a los más favorecidos como pretenden los pilotos de Aerolíneas Argentinas.
La intransigencia tiene que ver con principios de justicia, pero lo que está en juego son posibilidades y va de suyo que una empresa que existe gracias a los subsidios, tienen mínimas posibilidades de conceder ese aumento. Existe el derecho a la retribución justa, pero también ese derecho tiene un costo, y en este caso un principio de justicia nos dice que la retribución justa es la que realmente se puede pagar con los propios recursos.
Lo cierto es que la gran mayoría de ellos comprenden esta realidad, pero la dirigencia de APLA está defendiendo posiciones personales ante su endeble sustentabilidad, y quizás se escondan otros propósitos. Recuerdo que estuve vinculado a esta entidad durante casi 10 años en épocas bastante complicadas, como cuando fue despedido por la dictadura militar un piloto, Hugo Sanchez, acusado de subversivo por usar pelo largo y barba. O cuando otros pretendían ser discriminados por sus condiciones personales, todos defendidos con éxito por el suscripto por mandato del gremio y por mis convicciones. Este gremio también aceptó pacíficamente un laudo dictado por el Ministro de Trabajo de la época, que estableció un incremento salarial simbólico de UN PESO, como prueba de un mejoramiento salarial futuro, cuando las condiciones de la empresa y del país lo posibilitaran.
Con esto quiero decir que los pilotos supieron poner el hombro cuando el país les reclamó un sacrificio, y supieron ser valientes en épocas realmente complicadas, hasta cuando subrepticiamente al termino de reuniones que curiosamente siempre eran fijadas a última hora del día, salíamos a primeras horas de la madrugada, del edificio de Paseo Colón con algunos acompañantes que circulaban a unos metros haciéndonos saber su presencia…
Pues bien también está, como presión gremial una suerte de “escrache”, materializado en la negativa de optar para cumplir funciones en el A330 recientemente incorporado a la flota, para sustituir a un avión comercialmente obsoleto que LAN en su momento vendió por un puñado de dólares, creo que fueron U$S 5 millones cada uno.
Con ese avión Aerolíneas Argentinas podría revertir las pérdidas que originan las rutas internacionales, hoy innecesariamente subsidiadas dado que el segmento internacional, al contrario del cabotaje, está totalmente desconcentrado.
También deben reducirse las estadías de los pilotos en las llamadas postas. Días pasados me contaba un piloto de una línea europea que a lo sumo ellos, los pilotos, y los TCPs, permanecían sólo una noche en Buenos Aires…., creo que Aerolíneas Argentinas tiene postas de hasta 5 días en el exterior, son ya verdaderas vacaciones que pagamos los contribuyentes.
Podría ser que haya segmentos laborales de Aerolíneas Argentinas que necesiten algún incremento, pero los pilotos deberían dar un ejemplo de solidaridad…pero con el ejemplo que dan los gremios docentes que les podemos pedir a los demás….pese a que éstos, los docentes, quizás tengan algo de razón, pero también ellos deberían pretender mejorar su actual pobre y mínimo nivel de idoneidad.
En fin, les dejo la pregunta a los lectores, quienes deben revertir su intransigencia, los pilotos o la empresa. Tal vez deberíamos pagar impuestos con la condición que no se deriven a Aerolíneas Argentinas y que el personal se banque sus salarios, haciendo rentable a la empresa. Y por favor, no me vengan más con la conectividad, porque hasta habría que analizar si la empresa es más el problema que la solución, y no se cual sería el resultado…
Resulta falaz plantear la cuestión de la devaluación, y creo que ese argumento no hace a la buena fe que debe imperar en toda negociación. Por último está la cuestión tarifaria, ignorando que las personas de mayores ingresos son las que más subsidiadas están. Los pilotos de Aerolíneas Argentinas no sólo están subsidiados en sus empleos, sino en parte de los servicios públicos que utilizan.
Por último, la empresa parecería que ha tomado una decisión que es la de mantener la ruta Ezeiza-Roma, para ello es necesario que los pilotos opten por volar el A330, y si no lo hacen serán ellos los que discontinúen esa ruta y muy probablemente haya que ajustar la dotación de pilotos y la magnitud de la flota hacia la baja.
Cada decisión tiene sus consecuencias y se deben asumir las responsabilidades.
Personalmente no dudo que Aerolíneas Argentinas puede ser una empresa sustentable, si todos se lo proponen…pero los gremios deben dejar de lado su levedad.
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