por Luis Alejandro Rizzi, desde Buenos Aires

Somos una sociedad complicada que nos negamos sistemáticamente a vivir nuestra realidad, una realidad consecuencia de nuestros sucesivos fracasos que nos lleva a situaciones difíciles de explicar, como que las tarifas de la energía deben aumentar un 500 o 600 por ciento y aun así se necesita seguir con subsidios,  se piden incrementos salariales del 45%, los precios de las locaciones aumentaron diez o quince puntos más que la inflación y nuestro peso por darle un nombre virtual perdió más del mil quinientos por cientos de su valor desde 2003 a la fecha.
Asi todo es imposible.
Si a ello le agregamos el grave problema fiscal, o mejor dicho de déficit fiscal, lo que significa que vivimos muy por arriba de nuestras posibilidades, la cosa es aun más imposible.
Aerolíneas Argentinas, fiel espejo de la “dekada ganada”, es una de las empresas que paga mejores salarios. No discuto la capacidad técnica de su gente ni sus derechos.
Lo que pretendo poner en tela de juicio es su sentido de la responsabilidad social y que los dirigentes gremiales no adviertan los esfuerzos del gobierno nacional para mantenerla en funcionamiento y el aporte fiscal que hacemos los contribuyentes.
Siempre se pide, con razón, que el esfuerzo lo hagan los que más ganan, y en este segmento incluyo a una parte importante del personal de Aerolíneas Argentinas y llama la atención que los dirigentes gremiales aeronáuticos  sustenten sus reclamos en las extraordinarias alteraciones de las variables económicas,  o de la altísima inflación o del aumento exagerado  de las tarifas de los servicios públicos.
Mas sorprende su queja y lamento porque el gobierno no actualizó las escalas del impuesto “al trabajo” (sic).
Una de las causas por las que no es posible, por ahora, adecuar las escalas, es precisamente por el gasto fiscal desmesurado,  del que forma parte los aportes de los contribuyentes a Aerolíneas Argentinas y Austral.
Es paradójico, Aerolíneas Argentinas existe porque los contribuyentes pagamos impuestos, entre otros el impuesto a las ganancias, en una escala del 35% de los ingresos, IVA en una escala del 21% sin contar todos los otros impuestos indirectos que se pagan inadvertidamente.. En cierto modo los dirigentes gremiales  aeronáuticos deberían advertir que gracias a que muchos pagamos, lo que llaman con hipocresía, “impuesto al trabajo”, Aerolíneas Argentinas y Austral pueden recibir aportes del estado.
Los dirigentes gremiales deberían darse cuenta que son parte del problema que debemos solucionar y que por lo tanto para que las actuales autoridades de la empresa puedan convertirla en una empresa rentable, sin despedir personal, es necesario un esfuerzo por parte de todos.
No pretendo que se rebajen sus salarios nominales, pero deben dar una muestra de moderación y abstenerse de pedir la reapertura de las paritarias, pensar más  en mejorar su productividad, modernizar las reglas laborales y comprometerse no solo con la empresa, sino con nosotros los contribuyentes, que también son ellos.
Es cierto la presión fiscal es insoportable, pero seguirá siendo insoportable si todos queremos tener tarifas de servicios públicos irrisorias, indexar los salarios incluso por arriba de la inflación, y además no pagar el “impuesto al trabajo”.
En Argentina hay un porcentaje alto de personas que no tienen agua corriente ni cloacas, que no tiene acceso a la salud, un 35% que no tiene empleo registrado,  65 por ciento de jubilados que ganan menos que el salario mínimo vital y que pagan impuestos a la par de los que llamaría pudientes, como es una gran parte del personal de Aerolíneas Argentinas y Austral; casi la mitad de la gente que vive en la ciudad de Buenos Aires, gana menos de  doce mil pesos por mes. Esa es nuestra realidad y no podemos hacernos los zonzos.
No descarto que quizás haya segmentos, en las escalas más bajas, que necesiten algún tipo de adecuación salarial, pero de ninguna manera los que ganan, como piso,   tres  o cuatro veces el salario mínimo.
Ante esa realidad me pregunto “por quienes deberían sonar las campanas…”
Días pasados me mostraban una encuesta y un eventual cierre de Aerolíneas Argentinos, no le interesa a  un porcentaje elevado de gente.
En Argentina vuela poca gente, y en general siempre es el mismo segmento, lo que significa que tenemos un transporte aéreo caro que no está al alcance de la mayoría de las personas.
Para poder vender billetes la empresa está haciendo campañas, ofreciendo pagarlos hasta en doce cuotas, incluso los internacionales regionales y de largo recorrido, con tipo de cambio congelado, al tiempo que se estima que el estado, nosotros los contribuyentes deberíamos como mínimo aportarle, el saldo de lo presupuestado por el congreso de la nación.
Las empresas del estado no pueden ser extractivas de recursos, por el contrario sus ganancias deben destinarse a la cobertura de las necesidades básicas insatisfechas de una parte de nosotros que somos bastante numerosos.
En fin, deberíamos esperar un gesto de responsabilidad social de las dirigencias, no solo las gremiales, las empresarias también incapaces de renunciar  a su afán de obtener ganancias desmesuradas.
Paradójicamente con estas políticas de planes financieros solo hemos favorecido al sector bancario y el Banco Central les permite a los bancos financiar  las compras en dólares con tasas que superan el 18% anual, como el HSBC, cuando las tasas en esa moneda en el mundo no llegan al 1% anual. La libertad del mercado cambiario no merece esa respuesta por parte de las entidades bancarias. Es una verdadera usura legalizada y consentida.
Es cierto, por ahora un solo gremio pidió reapertura de paritarias, `pero sabemos que son todos.
¿No tendríamos que poner todos las barbas en remojo…?

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