El mismo día (27/4/16) que Isela Costantini decía en la sección “Conversaciones” del diario La Nación, que se conoció poco después de las 16.00 horas, que Aerolíneas Argentinas y Austral necesitarían un subsidio de U$S 420 millones, dando a entender que el Poder Ejecutivo estaría de acuerdo con concederlo. Parecía que se había tomado una decisión al respecto que en mi opinión era razonable. Pero rato más tarde, me llama un amigo alrededor de las 19:00 y me dice que el subsidio por el año 2016 había sido reducido a U$S 260 millones, habiendo recibido hasta fines de abril casi el equivalente a U$S 150 millones.

Virtualmente esto significa ahogar a las empresas justo en un momento en que se había insinuado -tardíamente es cierto-  un programa muy razonable para intentar  hacerlas sustentables y volver a empezar ya con un desgaste importante y una eventual desautorización a su máxima dirigente para adecuarse a esta inoportuna limitación.

Nosotros decíamos en diciembre pasado: “Por vigencia de la ley 26412 Aerolíneas Argentinas debe permanecer en la órbita del estado, por lo tanto al estado le caben dos caminos su liquidación por inviabilidad o su optimización. Descarto la primera hipótesis y pensando en su optimización el primer objetivo de la nueva dirección debería ser el de trabajar sobre la cultura de su personal, ya que para saber si la empresa tendrá futuro será esencial saber hasta que punto su personal estará dispuesto a emprender la tarea que significará un cambio de actitud, sacrificar beneficios  hasta que estos sean consecuencias de los resultados de la empresa y estudiar nuevas formas de trabajo ya vigentes en el medio aeronáutico. Es obvio que Aerolíneas Argentinas y Austral necesitan “cambios”, pero no cualquier cambio.

En nuestra opinión el mismo día en que asumieron las nuevas autoridades de la empresa se debió haber planteado al personal y a la sociedad la situación de la empresa, y la imperiosa necesidad del estado y del gobierno de reducir sustancialmente los subsidios a montos compatibles con las posibilidades financieras, ya que también era imprescindible y prioritario reducir un déficit fiscal primario de más del 5% del PBI.

Era obvio que el personal de Aerolíneas Argentinas y Austral debería  hacer un esfuerzo para aceptar la cruda realidad, reitero, disimulada por los subsidios que aportábamos todos los contribuyentes.

También se sabia, y nosotros lo expusimos en "El dilema de Aerolíneas Argentinas y Austral" que: “…Aerolíneas Argentinas y Austral son un problema. Tenía una ficha archivada, tomada del diario electrónico Infobae.com del año pasado, en la que se podía leer “Por cada 100 pesos de ingresos, la empresa gastó 158 pesos para el año 2011; y de cada 100 pesos de ingresos para el primer semestre de 2012, gastó 149 pesos", calculó la AGN. Y luego agregaba con toda razón: "En cualquier empresa donde se pierden casi 1.000 millones de dólares en un año y medio, los accionistas no perderían ni un segundo en echar a los responsables". El titulo de la nota a la que hago referencia era: “Aerolíneas Argentina perdió 984 millones de dólares en 18 meses”. Es mucho dinero….”.

Es obvio que el gobierno de Mauricio Macri no tenía preparada una política para el transporte y tampoco tenía definidas prioridades parta destinar los muy escasos recursos disponibles.

Personalmente no creo que el transporte aéreo servido por el estado hubiera sido prioritario en ese eventual programa.
La conectividad internacional, tanto regional como de largo recorrido está garantizada por diversos servicios prestados por las principales aerolíneas del mundo.

En cuanto al cabotaje lo necesario es facilitar la conectividad regional mediante servicios feeder, que sería el nicho que comenzará a explotar la nueva Macair comandada por Germán Efromovich con sus ATR para 60 pasajeros.

Es necesario promover un cambio de nuestra legislación aérea,  modernizándola para ponerla a la altura del nuestro tiempo.

Claro, lo esencial es que de una buena vez haya transparencia institucional y políticas económicas coherentes y previsibles.

Es indudable que en transporte aéreo el gobierno en este primer cuatrimestre, se lleva un aplazo difícil de levantar con el ahogo de Aerolíneas Argentinas justo en un momento de reacción gremial en el que se pretende duplicar las indemnizaciones por despido injustificado como defensa de las fuentes de trabajo existentes, por un plazo de seis meses.

Es cierto, solo han pasado poco mas de 120 días de gobierno, pero eso no impide decir que en materia de transporte aéreo, todo se sigue haciendo mal.

Y esto no es bueno para nadie.

Portal de América