Las ventas directas y el turismo
Lunes, 31 Mayo 2010 00:00

El diario “La nación” nos informa que el volumen total de ventas del llamado “mercado de ventas directas” fue de $ 4075 millones durante 2009 (1,3% del PBI) y la tendencia viene en aumento ya que comparando 2009 contra 2008 el crecimiento fue del 14%.
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por Luis Alejandro Rizzi desde Buenos Aires
La Federación Mundial de Ventas directas nos dice que: “La venta directa se puede describir mejor como la comercialización de productos y servicios directamente al consumidor, cara a cara, generalmente en sus hogares o los hogares de otros, en el lugar de trabajo y otros lugares fuera de locales minoristas permanentes, normalmente mediante la explicación o demostración personal de un vendedor directo independiente. Los vendedores se conocen comúnmente como vendedores directos”.

Dicha Federación también nos ubica en el nicho en que se desarrolla hasta ahora esta modalidad de comercialización y nos explica que “Los productos que venden los vendedores directos son tan diversos como la gente misma e incluyen: cosméticos y productos de cuidado del cutis; artículos de tocador y de lavandería; aspiradoras y enseres domésticos; especialidades para el hogar; productos de limpieza para el hogar; productos alimentarios y de nutrición; juguetes, libros y productos educacionales, así como ropa, joyería y accesorios de moda, por mencionar algunos”.

Podemos apreciar que hasta ahora “la venta directa” solo abarca “productos o bienes” no se advierte que se comercialicen “servicios” por esta vía, pero el hecho que no haya ocurrido hasta ahora no quiere decir que no pudiera ocurrir en el futuro.
Llegué a este punto para plantear si los servicios turísticos o algunos de ellos podrían convertirse en “objeto” de las llamadas “ventas directas”.

Me pregunto la venta de un billete de transporte sea aéreo, terrestre o marítimo o fluvial, por mencionar los servicios  mas comunes, de una habitación de un hotel, del alquiler de un automóvil o moto, de una cena, del ingreso a un museo podrían ingresar a este mercado de “ventas directas”.
De hecho diría que la “venta directa” de servicios  se realiza por internet, es decir por medios electrónicos, pero se trata de otro modo de venta directa.

En las llamadas “ventas directas” tradicionales, para distinguirla de las electrónicas, hay contacto personal. Una persona nos llama por teléfono o nos manda un mail o un sms, sea porque integramos un grupo de amigos o conocidos, sea porque llamo al azar, sea porque alguien le suministró una nómina de posibles interesados o por lo que fuera.

En las electrónicas estamos mas cerca de un sistema de “múltiple choices”, ya que el interesado solo puede ejercer opciones no puede interaccionar, diría que aun “internet” no ha logrado personalizar la relación “empresa-cliente/usuario”.

En este aspecto son archi conocidas las imposibilidades que existen en la mayoría de los casos para poder dar con un ser humano para  poder entablar una conversación. La elusión de la “persona electrónica” es casi misión imposible. Uno esta condenado a vagar entre musiquitas insoportables e impersonales voces, hasta que se acaba la paciencia y se termina tirando por el aire al pobre e inocente aparato telefónico, mientras que del otro lado y como cruel ironía se escucha “gracias por haberse comunicado con nosotros”(sic).

El avance de las ventas directas tiene además otra connotación y es la confianza que se genera entre las partes aunque ello no quita que como en todos los ordenes haya empresas que luego no cumplan o cumplan a medias con lo convenido entre el “vendedor directo” y el cliente.
Estimo que podría darse una situación intermedia en la que el “vendedor directo” podría despertar en sus círculos de actuación  el entusiasmo o la inquietud para realizar un viaje.
En estas épocas de crisis creo que la gente gastara menos y para muchas personas ese recorte de gastos se traducirá en un menor “gasto turístico”.

Hay gente que piensa que viajar es muy caro o que el dinero que se pensaba afectar a un viaje  podría tener un mejor destino incluido el ahorro, es decir, diferir el gasto de hoy para el futuro.
En estos casos el “vendedor directo” podría desplegar un amplio abanico de opciones proponiendo no solo alternativas menos costosas a las pensadas sino ilustrando sobre la imprescindible necesidad del “ocio” o el descanso para la salud espiritual de la persona y de su núcleo familiar.

No cabe duda que las crisis suelen ser los mejores maestros.

Portal de América

 

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