El Estado visto de adentro y afuera
Jueves, 13 Mayo 2010 00:54

Por mis antecedentes y experiencia, los últimos dichos del Presidente uruguayo hacen que opinar haya pasado de una opción a una obligación.
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por Eliseo Sequeira desde Montevideo

Los sentimientos que despierta la burocracia estatal, es similar en todas partes del mundo. La forma en que se resuelven las fricciones no, pues está fuertemente influenciada por la idiosincracia de cada pueblo.

Lo primero que se debe entender, que los gobernantes de turno pueden tener muy buenas intenciones, considerando como tales a lograr un aparato estatal cuyo costo sea acorde a su eficiencia y eficacia, midiéndose esto a través del aporte al desarrollo socioeconómico del país.

El implementar dichas intenciones se basa en la tarea de los técnicos que hacen los instructivos y los mandos medios, normalmente de carrera, que los deberían ejecutar. Lo lamentable, es que lo sistemático ha sido que las buenas intenciones hayan quedado por el camino, sepultadas por los "no se puede", "es impracticable", "no entiendo lo que quieren hacer" y tantas otras excusas por el estilo. Llegué a escuchar a un viejo funcionario que toda reforma es "cambiar todo para no cambiar nada".

Por el camino quedaron varios que intentaron reformar el Estado, desde el que terminó haciendo la plancha, excusándose en que "ellos hacen que trabajan y yo hago que les pago", hasta el que prometió una reestructura que hiciera temblar hasta las raíces, y los únicos que temblamos fuimos los habitantes de este país con un aumento de la carga impositiva.

El Presidente Mujica fue muy duro en sus dichos, es el que más se ha atrevido a hacer frente al status quo que funcionarios, sindicatos, políticos y hasta los mismos habitantes hemos estado alimentando desde tiempos inmemoriales. El tema es qué tanto de sus dichos podrán ser traducidos en hechos por todos aquellos que tienen alguna responsabilidad política en este país, incluída la oposición y los gobiernos departamentales y municipales.

Y en ésto, nunca habremos dependido más de que se cumpla aquello de que "sean los orientales tan ilustrados como valientes".

Ilustrados para que quien tenga que hacer dichos instructivos y explicarlos, sepa lo que esté haciendo pues conjuga conocimiento teórico con esperiencia práctica. Y que los que tengan que implementarlos, cuenten con los controles y herramientas necesarios, que desde ya sugiero sean colocados y explicados en las páginas web de cada institución, así las habitantes podemos ayudar en un control ciudadano de cumplimiento de los objetivos y metas.

Valientes, para que todo aquel, dentro o fuera del aparato estatal, que entienda que hay un error, omisión, algo para arreglar o mejorar, haga oir su voz por los canales correspondientes, sin tener que preocuparse por represalias que lamentablemente, en forma explícita o implícita, han sido demasiado frecuentes en todo el sistema.

Ilustrados y valientes, para que todos los que tengan alguna cuota de poder en este proceso, puedan diferenciar entre las fallas reales, y aquellas provocadas por intereses personales, por más que estén disfrazadas con excusas técnicas, políticas, sindicales, de amistad, compañerismo o cualquier otra que puedan usar aquellos que piensan que son intocables y dueños de la función, y no entienden que no son dueños de sus puestos, sino que lo es la gente, y ésta se está rebelando.

Por último, no puedo dejar de vincular el notorio incremento de los votos blancos y nulos, la reforma del estado y el rebelarse de la gente. Para ello me tengo que referir a la legislación electoral brasileña, la cual establece que si la suma de los votos blancos más los nulos superan el 50% + 1 de los votos emitidos para cualquier cargo electivo, ésta elección automáticamente debe anularse. Prosigue indicando que debe repetirse la elección dentro de los 90 días siguientes, quedando inhabilitados de presentarse como candidatos quienes lo hicieron en la elección anulada. La historia electoral brasileña es prolífica en votaciones anuladas por este motivo, incluso a nivel de gobernadores de Estado.

Es una forma democrática de rebelarse. Creo que ha comenzado a pasar lo mismo en nuestro país.


Portal de América

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