por Damián Argul, desde Carrasco, Uruguay
La planta baja produce muy buen impacto: las obras de Silveyra y Abbondanza y un amplio espacio dedicado al video arte. No sé si vale la pena dejar de exhibir buena parte del acervo.
En planta alta una exposición que Cúneo no se merece.
Reina la obscuridad. Hay muchos cuadros de paleta muy baja que no se ven. Le pregunté a varias jóvenes si ellos veían bien o era un problema mío, pero ninguno veía nada. Personal técnico me informó que “la curadora hizo apagar las luces”. Creo que una curaduría en materia de arte lo primero que tiene que saber es de iluminación.
Las obras están muy mal expuestas. Ya de entrada parece una exposición de 1950.
Los cuadros en línea agrupados por tamaño, tema o técnica: retratos, paisajes de Punta del Este y Cagnes sur Mer, Lunas, acuarelas, Perinetti y un soberbio Lago de Garda. Sin sorpresas, sin diálogo entre las obras, sin destacar los puntos altos. No se puede confiar a que la gente tenga la suerte se escuchar la visita guiada.
Sé que yo no soy quien para opinar, lo hago porque quise mucho al “Viejo” Cúneo y creo que se merece una exposición en serio.
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