por Damián Argul, desde Carrasco, Uruguay

Invitado por el presidente francés Emmanuel Macron, Donald Trump llegó al aeropuerto de Orly el pasado 13 de julio para participar de la celebración de la fecha nacional francesa- Día de la Bastilla- en la que, además, se celebraba el centenario de la entrada de los EEUU en la Primera Guerra Mundial.

En una ocasión llena de gestos y signos, fue clara la intención de Macron de deslumbrar a los Trump con los encantos de la capital francesa, especialmente debido a algunos comentarios negativos de Trump sobre París.

Emannuel y Brigitte  Macron recibieron a Donald y Melania  Trump con gran pompa en  los jardines del Hotel de Los Inválidos, el histórico complejo militar construido por Luis XIV como Hôtel Royal  des Invalides entre 1671 y 1676.

Los presidentes recorrieron las instalaciones que incluyen varios museos e iglesias.

El momento culminante fue  la  visita a la Iglesia de el Dôme, con las tumbas de Napoléon I y del Mariscal Foch, Comandante en jefe de las tropas aliadas en la Guerra del 14, y un homenaje al  Mariscal de lattre de Tassigny, combatiente y héroe de las dos guerras mundiales.

Posteriormente los dos mandatarios se trasladaron al Palacio del Eliseo para una conferencia de prensa y discutir temas de interés común.

Mientras tanto, las Primeras Damas hicieron un poco de turismo comenzando por la Catedral de Notre Dame, joya del gótico construida entre los siglos XII y XIV, que las recibió al son del himno de los Estados Unidos interpretado en el magnífico órgano de la catedral. La recorrida fue acompañada por Monseñor Patrick Chauvet rector de Notre Dame. Continuaron luego realizando un crucero por el Sena en el Liberté Seine, un barco privado con el que recorrieron el corazón de París por aproximadamente una hora.

Los deseos de Melania Trump de conocer el Museo de Orsay se vieron frustrados por consejo de los servicios de seguridad, por lo que su encuentro con Olympia de Manet o Los jugadores de cartas de Cézanne  quedará para una próxima oportunidad.

Siguiendo el protocolo, los presidentes y sus esposas se reencontraron en el piso 10 de la Torre Eiffel (iluminada bleu,blanc,rouge) para una ”cena de amigos” en el restaurant Jules Verne, donde los esperaba una cena preparada por el mismísimo Alain Ducasse. Con la incomparable vista de París a sus pies y lo mejor de la gastronomía francesa en su mesa, los Trump culminaban así esta primera jornada parisina.

Los detalles del menú y las bebidas no fueron dados a conocer, aunque se indicó que el servicio incluía productos seleccionados del “terroir” y culminó con un imperdible «soufflé au chocolat» y un brindis con champagne que Trump, por ser abstemio, hizo con té.

Al día siguiente, 14 de Julio, se encontraron en un palco en la Plaza de la Concorde, uno de los paisajes urbanos más hermosos del mundo.

 Con el Arco de Triunfo como fondo marcharon por los Campos Elíseos cuatro mil efectivos incluyendo caballería y 1500 soldados americanos, algunos luciendo uniformes de la Primera Guerra Mundial y los legendarios  “barbudos” de la Legión Extranjera.

También hubo exhibición aérea con helicópteros franceses y aviones de las dos naciones.

Se desfiló al compás de la Marsellesa, "The Star Spangled Banner", y un medley con canciones del dúo electrónico francés Daft Punk.

Terminado el desfile, los Trump se trasladaron al aeropuerto para emprender viaje de retorno en el Air Force One. Por su parte Macron partió rumbo a Niza para conmemorar el atentado terrorista perpetrado hace justo un año.
 

No estaríamos escribiendo esta nota si se tratara del viaje a París de los Kennedy o los Obama. Plumas o teclados más lúcidas ya lo habrían hecho y sabríamos hasta el último detalle de la misma, llenas de glamour y charme.  Esto no ha pasado y la presencia de los Trump en Paris no ha tenido la cobertura que esta ciudad se merece, especialmente después de tantas malas noticias a raíz de los atentados terroristas. Por el contrario un alto porcentaje de las noticias a las que accedimos incluían críticas de distinto calibre al mandatario estadounidense tan enfrentado con la prensa de su país y del mundo.
 

Por ejemplo, a su cumplido dirigido a Brigitte Macron: “Está en muy buena forma” recibió las más duras críticas, incluso una periodista norteamericana con fuerte acento “ochomarcista” afirmó que el piropo había avergonzado al pueblo americano. Por el contrario Karl Lagerfeld, se sintió complacido afirmando que la Señora Macron “tiene las piernas más lindas de París”, lo que no es poca cosa por provenir del zar de la casa Dior.

Ya en viaje Trump tuiteó: “quiero volver a París” un sentimiento que aún sus más acérrimos críticos compartirán.

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